Las FARC sorprendieron a los colombianos el año pasado con la declaratoria de una tregua unilateral de sus acciones terroristas, entre el 15 de diciembre y el 15 de enero de este año. El Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), bajo la dirección del doctor en Economía de la Universidad de Londres –Royal Holloway, Jorge Restrepo, entrega hoy el análisis de ese cese de hostilidades. Semana.com tuvo acceso al informe, que muestra una reducción del 65 por ciento de las acciones de las FARC, comparadas con las que esa guerrilla hace en promedio cada mes.
Para Restrepo, una conclusión importante del reporte es que “el Gobierno está hablando en La Habana con una organización que está bastante cohesionada, que puede comprometer la reducción de la violencia como parte de la negociación e incluso el desarme y la desmovilización”.
Semana.com: ¿Para qué sirve analizar la tregua de las FARC?
JORGE RESTREPO: Sirve para conocer el estado de la guerrilla. También permite enviar información que es clave para el proceso de negociación, y sirve además para conocer el eventual tamaño del dividendo de paz de lograr un acuerdo. Es la manera de saber si se está negociando con un grupo cohesionado, con comando y control y que puede comprometerse en cesar la violencia.
Semana.com: Si las FARC no hubieran decretado ese cese unilateral, ¿sería imposible medir esos factores?
J.R.: Así es. Sería posible saber con quién se está negociando, sobre todo desde el punto de vista militar, si esas dos treguas no hubieran existido. La gran noticia de la tregua es que por segunda vez las FARC demuestran que tienen una capacidad casi completa de reducir a sus frentes. Eso es lo que nos están dando a cambio a nosotros en la sociedad colombiana.
Semana.com: ¿Es la sociedad consciente de eso?
J..R.: No creo porque la sociedad colombiana sigue viendo a las FARC como una fuerza principalmente terrorista, muy degradada, muy comprometida con el narcotráfico y con muy pocos valores políticos. Y las FARC, si bien tienen un aparato terrorista, están en un proceso de construcción de sus valores políticos, y si bien tienen elementos que se han degradado, no es principalmente una fuerza degradada ni una fuerza terrorista.
Semana.com: En qué basa esa afirmación…
J..R.: Primero, las FARC cometen de manera aislada atentados terroristas, no es el día a día de ese grupo guerrillero. En términos de narcotráfico, si bien financian su operación militar y guerrillera con eso, no son un cartel internacional del narcotráfico que sirva para enriquecer a sus miembros. Y es una organización que tiene unas conexiones con lo local, principalmente en lo rural, que son muy sólidas.
Semana.com: Pienso que si las FARC quieren repetir un hecho como el de El Nogal, están en capacidad de hacerlo. Que no quieran hacerlo no les quita el rótulo de terroristas.
J..R.: Claro, porque en el pasado han cometido actos terroristas y deben ser responsables de eso. Ojalá que lo reconozcan, pidan perdón y se comprometan a no repetirlo. Sí tienen una capacidad latente pero en las dos treguas las FARC han demostrado control de su aparato terrorista.
Semana.com: Sobre el narcotráfico, que para usted las FARC no sean reconocidas como un cartel internacional, ¿los exime de ser llamados narcotraficantes?
J..R.: Yo creo que sí y es lo que están negociando en La Habana. La persecución de las FARC como una organización criminal dedicada al narcotráfico, es algo a lo que debe renunciar el Estado colombiano en el marco de la negociación.
Semana.com: Y eso va a significar un lío enorme. Pero es que esa guerrilla no puede subsistir sin el narcotráfico.
J..R.: Sí podrían subsistir porque tienen una multiplicidad de fuentes de recursos. La extorsión, explotación de recursos minerales ilegales, el secuestro, la explotación de maderas finas, entre otros.
Semana.com: Pero hay frentes menos comprometidos con el proceso de La Habana que ya están negociando la venta del negocio con las Bacrim. Hay información de inteligencia sólida sobre el tema, y eso me lleva a pensar que el narcotráfico sí es la fuente principal de recursos.
J.R.: Sí, es la principal. Pero yo apostaría a que en un escenario que no quisiera ver, la ruptura de las negociaciones, las FARC podrían continuar sin narcotráfico en una escala muy pequeña. Ese delito le cuesta mucho a las FARC. El negocio de esa organización no es el narcotráfico, es la política con armas y con violencia.
Semana.com: Entonces hablemos del poder local al que se refirió antes. ¿Qué tan válido es hablar de dominio político en lugares donde la gente no es libre para decidir otra cosa?
J.R.: Igual es dominio y poder político. Me atrevería a decir que será más difícil para las FARC abandonar la coacción y la violencia contra la población, que el narcotráfico.
Semana.com: Volvamos a los factores que se pueden medir con el análisis de la tregua. ¿Qué encontraron?
J..R.: Encontramos que no hay una división de carácter estratégico en las FARC. El Gobierno está hablando en La Habana con una organización que está bastante cohesionada, que puede comprometer la reducción de la violencia como parte de la negociación e incluso el desarme y la desmovilización. Yo no creo que estemos negociando con una guerrilla que tenga una disidencia que pueda poner en riesgo la negociación, a menos que veamos un gran atentado terrorista o un magnicidio.
Semana.com: ¿Encontraron una variación de los tipos de delitos?
J..R.: Encontramos desplazamiento forzado masivo, que no se presentaba hace tiempo, y encontramos un aumento en las amenazas. Es algo parecido a lo que ocurrió cuando se negoció con los grupos de autodefensa.
Semana.com: Medido en porcentaje, ¿cuánto se redujo o aumentó la violencia producida por las FARC?
J..R.: Medido el promedio de lo que hacen las FARC en un mes, hubo una reducción del 65 por ciento de las acciones violentas que fue la misma que se presentó durante la primera tregua. Es importante, pero claramente no se cumplió de manera completa.
Semana.com: ¿Cuántas víctimas hubo?
J.R.: Hubo dos muertes a manos de las FARC. En un caso fue un militar y en el otro un civil. Esa muerte no ocurrió en medio de un combate sino de una acción unilateral de las FARC. Hubo también 11 heridos entre civiles y militares. Hubo también 12 acciones unilaterales.
Semana.com: ¿El helicóptero que fue derribado en Anorí, Antioquia, no cuenta?
J..R.: Es imposible saber de dónde salió el disparo que derribó esa aeronave. Para saberlo con certeza tendría que haber un estudio forense de investigación criminal que estamos lejos de tener. Si incluimos ese evento dentro de la tregua, claramente las cifras serían distintas.
Semana.com: ¿Hay departamentos de mayor actividad militar de las FARC y de combates con la Fuerza Pública?
J..R.: Sí, Antioquia, Caquetá, Valle del Cauca, Putumayo, y Chocó.
Semana.com: ¿El 2014 será el año de la paz?
J.R.: Creo que los aspectos complejos ya fueron acordados, y aunque falta uno complicado, la parte constitucional que incluye el sistema económico, tributación y el balance de poderes, apuesto a que llegaremos a un acuerdo este año.
Semana.com: ¿Cómo interpreta el traslado de Venezuela a La Habana, de alias Julián Conrado?
J..R.: Creo que es un gesto menor y valioso y así lo han visto las FARC. Ese guerrillero está muy enfermo. No creo que él tenga mucha importancia en términos militares ni políticos. Claro que se pagó un costo político, pero vamos a tener que hacer concesiones a personajes mucho peores.
Semana.com: El año pasado el alcalde Petro dijo que la revocatoria de su mandato dañaría las negociaciones del Gobierno con las FARC. ¿Cree que algo afectó la decisión del Procurador lo que pasa en Cuba?
J..R.: No veo ningún efecto negativo, creo que es parte de la megalomanía de Petro. El proceso de paz no pasa por la decisión de la Procuraduría.
Semana.com: El Gobierno ha decidido manejar con mucho sigilo y silencio lo que pasa en Cuba. ¿Eso le molesta o le gusta?
J..R.: Es la estrategia correcta. No creo que se logre un acuerdo de paz con la participación de más que el Gobierno y la guerrilla. Pienso también que a la que le ha costado más vociferar es a la guerrilla, de hecho la veo ahora más prudente. Y prefiero que anden calumniando y no que amenacen con una reforma constitucional antidemocrática.