Diciembre 26, 2024

Ignacio Agüero, director de El diario de Agustín, arremete contra Daniel Fernández, ex director de TVN, aliado a El Mercurio y principal censor de su documental

El Mercurio, fundado en 1827, es el buque insignia del multimedios de la familia Edwards, o de la dinastía de los Agustines, propietaria también de los diarios nacionales La Segunda y Las Ultimas Noticias, veinte periódicos regionales y radio FM digital. Agustín Edwards Eastman era hasta 1980 uno de los hombres más ricos de Chile, pero su fortuna y empresas han quedado reducidas al grupo periodístico. Su nombre de pila no de causalidad se incluye en el documental de Ignacio Agüero: El diario de Agustín.

 

El Mercurio miente” fue una frase que acuñó el movimiento estudiantil en 1967 –que exigía una reforma de los centros de estudios– y tomó nuevos bríos durante los 17 años de dictadura de Pinochet y el retorno de la democracia, cuando los archivos desclasificados de la CIA confirmaron el apoyo de Estados Unidos al golpe del Estado contra Salvador Allende y al periódico que promovió su derrocamiento y defendió las violaciones a los derechos humanos.

 

Exterminados como ratones”, tituló La Segunda el 24 de julio de 1975 la noticia de que 59 militantes de la guerrilla MIR, “caen en un operativo militar en Argentina”. En realidad, el medio ocultó de esta forma que se trataba de la Operación Colombo, el asesinato y desaparición de 119 personas. El hijo de una de las víctimas, Juan Carlos Chávez Pilquil, presentó el pasado 11 de septiembre la primera querella en contra del dueño del consorcio El Mercurio, en el marco de una causa que investiga a los instigadores del golpe de 1973.

 

Este caso de montaje periodístico aparece en el documental El diario de Agustín, que realizó el cineasta Ignacio Agüero en 2008 a partir de la investigación de seis jóvenes de la Universidad de Chile, en la que se devela la historia no contada del principal medio escrito del país trasandino. Agüero, que pertenece a la escuela de documentalistas de Patricio Guzmán, estuvo en Buenos Aires con motivo de la nueva exhibición de su film en el IUNA (se había estrenado en la Sala Lugones del Teatro San Martín). El drama que vivió su hermano gemelo lo motivó a realizar el documental, afirma Agüero. “Felipe fue detenido en el Estadio Nacional en el ’73, cuando teníamos 21 años. Militaba en el Mapu y, como todos los que pasaron por el Estadio Nacional, fue torturado. Uno de sus torturadores era un señor Meneses (Emilio Meneses), que pertenecía a la Armada, doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica. Mi hermano también era cientista político y después de muchos años se encontró en congresos en distintos países con su torturador. Y éste lo demandó por calumnias, aunque la causa no prosperó.”

 

Daniel Fernández, que era director cuando la película fue comprada por el canal, se las arregló para que el medio la adquiriera sin su firma. El no firmó y eso fue una señal para Agustín Edwards, lo que le permitió acceder a su nuevo trabajo: como director de Hidroaysén, donde pasó a ganar mucho más. No lo podemos aceptar, porque la televisión nacional no cumple su rol.

 

En 2004, el informe Valech sobre Prisión Política y Tortura reconoce que los medios estuvieron bajo control estricto del pinochetismo y que varios apoyaron activamente a la dictadura. La película de Agüero abunda en ejemplos de tergiversación del relato, incluidos en dicho informe. “Estrangulan a hermosa joven”, titulaba Las Ultimas Noticias, el 14 de septiembre de 1976. En el interior del diario, el cronista Pablo Honorato informaba que en la playa La Ballena se encontró el cuerpo de una “hermosa muchacha de 23 años”, estrangulada con un alambre y un pañuelo y que presentaba fracturas en ambas muñecas y la mandíbula, además de heridas punzantes. El feroz crimen, dijo el diario, probablemente fue cometido por “un maniático sexual”. Pero en realidad la mujer muerta era la dirigente comunista Marta Ugarte, que había sido detenida y asesinada por la DINA, la policía secreta de Pinochet, en Villa Grimaldi, y luego lanzada al mar para borrar las huellas del crimen.

 

El Mercurio miente” es una frase que quedó como famosa de aquella época. ¿Cree que sigue mintiendo?

Sí, todos los días, en página por medio. Hay páginas en las que no miente, por ejemplo, en los avisos económicos. Miente mucho, de una manera distinta del período de la dictadura, porque ahí se trataba de muertos y crímenes. Ahora manipula la información según sus intereses económicos. En el caso de El Mercurio es muy claro, en el de La Tercera también. Sobre temas como el movimiento estudiantil, los problemas con los mapuches, la política energética, El Mercurio no informa, hace campaña a favor de los intereses que representa.

 

Impacta la historia de Marta Ugarte, el único cuerpo que apareció a orillas del mar, y fue hecho pasar como delito de violencia de género.

 

Es muy grave. Era un interés de la DINA que no se supiera que ella era una asesinada política, una de las miles de personas muertas lanzadas al mar, porque era el único cuerpo que apareció en la playa. El Mercurio y los diarios del mismo grupo son cómplices de ese engaño. Lo que publicaron lo hicieron en alianza con la policía secreta, pero sí sabían quién era Marta Ugarte.

Otro caso que visibiliza Agüero en su película es la tapa de El Mercurio del 9 de abril de 1987, seis días después de los desórdenes en el Parque O’Higgins, durante la visita de Juan Pablo II. El diario tituló “Identificados violentistas del PC en el parque” y señalaba a Iván Enrique Barra Stuckrath y Jorge Ernesto Jaña Obregón como los responsables de los desmanes durante el discurso del pontífice. Ese mismo día, los dos estudiantes y militantes comunistas fueron detenidos. Los torturaron durante diez días. Luego de ser liberados, se comprobó que no habían estado en el parque ese día y ambos interpusieron una demanda por injurias y calumnias contra El Mercurio.

 

¿El Mercurio y los diarios regionales que posee marcan la agenda hoy día?

Los diarios regionales no, pero El Mercurio sí, porque es mucho más que un diario. Es una escuela de información, de generación de ideas, de discusión de política. El Mercurio ha generado cuadros dirigentes de la derecha, los ministros de Pinochet salieron de El Mercurio, y cuando se iban del gobierno volvían al periódico, como Joaquín Lavín. El mismo golpe se discutió en El Mercurio.

El realizador se refiere a Joaquín Lavín, líder de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI, hoy en alianza de gobierno con el partido Renovación Nacional), que durante la dictadura se desempeñó como editor de la sección Economía y Negocios de El Mercurio, y trabajó para el Ministerio de Hacienda implantando el modelo neoliberal de los Chicago Boys.

La Alianza de la derecha –UDI-RN– postula a las presidenciales del 17 de noviembre a Evelyn Matthei, pinochetista confesa, quien compite con la favorita a regresar a La Moneda, Michelle Bachelet.

 

¿Cuánto influye El Mercurio en esta campaña?

Ha ido perdiendo peso, con el desarrollo de las redes sociales. Está económicamente más débil. Curiosamente sigue provocando temor: no puedes estar en contra de El Mercurio si quieres ser político o empresario exitoso, o postular a un cargo dirigente. Esa es la razón por la cual esta película ha sido censurada por Televisión Nacional de Chile. No sólo el canal público no la exhibió en el período que tenía que hacerlo, sino que antes de que venciera el contrato, lo anuló porque un socio de la película, Fernando Villarán, dijo que el director de la televisión nacional le tenía miedo a Agustín Edwards. Y eso salió publicado en The Clinic, en grande. Daniel Fernández, que era director cuando la película fue comprada por el canal, se las arregló para que el medio la adquiriera sin su firma. El no firmó y eso fue una señal para Agustín Edwards, lo que le permitió acceder a su nuevo trabajo: como director de Hidroaysén, donde pasó a ganar mucho más. No lo podemos aceptar, porque la televisión nacional no cumple su rol.

 

¿Existe un debate sobre una ley de medios?

Es muy pobre la discusión sobre el tema. No se ve en las candidaturas presidenciales una propuesta ni una política al respecto. La única política es la reproducción del sistema. Un modelo es mejor que otro, pero no son antagónicos. No hay una política clara de avanzar en la democratización de la prensa. Cualquiera que gane, se prevé un gobierno difícil, porque están divorciados de los movimientos sociales. El movimiento estudiantil es la cabeza de algo más amplio, de una fuerza emergente.

El grupo Globo en Brasil hizo un mea culpa por haber apoyado el golpe militar de 1964 que derrocó a Joao Goulart. El Mercurio no. En su edición del día 11, el diario publicó una sola página conmemorativa, que contenía una entrevista al ex ministro Enrique Krauss, el anticipo de la liturgia que iba a encabezar Sebastián Piñera y la visita de Bachelet al ex centro de detención Villa Grimaldi. Esa publicación contrastó con el continuo de programas especiales que emitió la televisión.

 

¿Los medios gráficos están demorados en la discusión sobre el pasado?

Van atrasados, porque ellos fueron parte y cómplices, o autores de los crímenes. Hablar de eso significa para ellos que tienen que hablar de sí mismos. No lo hablan, e informan de una manera muy distanciada, casi irónica. Un mea culpa es impensable para El Mercurio porque es evidente que ellos no creen que tienen que pedir perdón porque siguen pensando que estuvieron bien.

 

Con el 40° aniversario del golpe, ¿cree que El Mercurio lavó el discurso?

No. Lo que hacen es esconderse detrás de la catarsis colectiva. Es muy importante lo que ha pasado. Hay un avance grande en el juicio colectivo de los hechos, eso hace que aparezcan más datos, como una caja sin fondo. El Mercurio, el día 19 de septiembre, el desfile de las FF. AA., siempre publica una página espantosa en la que titula “Gallardía militar”, un gran elogio a los militares. Este último 19 de septiembre publicó solo una foto. Ya no puede alabar a los militares, están muy desprestigiados. Agustín Edwards por primera vez ha sido demandado judicialmente por un familiar de detenido desaparecido.}

 

Fue novedoso que Clarín, un diario que apoyaba a Allende, clausurado por Pinochet, y que volvió a editarse en versión web a partir de 2005, publicó un único número especial en papel por el 11 de septiembre.

Toda la historia hubiera sido muy distinta si ese diario hubiera seguido saliendo. La concentración de la prensa es potestad de la derecha. No fue fácil que saliera esta edición única de Clarín, tuvo que ser impreso en Talca, no se pudo imprimir en Copesa, que ofrece papel a La Tercera. Se imprimieron 50 mil ejemplares en vez de cien mil. Por eso no fue masivo. El poder monopólico sigue operando.

 

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