Diciembre 26, 2024

La estrepitosa quiebra del multimillonario brasileño Eike Batista

El magnate brasileño Eike Batista, el segundo hombre más rico de América Latina, quien alguna vez sugirió a Carlos Slim limpiar los retrovisores de su automóvil porque lo rebasaría por cualquier lado, se declaró en bancarrota, en lo que la agencia Moody’s consideró la mayor quiebra en la región.

Batista, de 56 años, se acogió a una ley de quiebras, abrumado por conflictos financieros en su petrolera OGX y en una abultada deuda en su constructora de barcos OSX.

 

Hace pocos años el extravagante magnate alardeaba que pronto sería el hombre más rico del mundo. Le encantaba mostrar a sus visitantes su Mercedes-Benz McLaren en la sala de estar de su mansión. Su caída fue rápida y estrepitosa.

 

Hoy se dice que su fortuna sólo llega al uno por ciento de los 34 mil 500 millones de dólares con los que la revista Forbes lo incluye en su lista anual de supermillonarios globales. Él mismo dispuso que su yate de lujo fuese desmantelado y vendido como chatarra.

 

Moody’s recortó el jueves la calificación de OGX a C, después de que la petrolera pidió la protección por bancarrota frente a sus acreedores. Más tarde Fitch tomó la misma decisión y rebajó la calificación de la empresa a D desde C.

 

La de OGX es la mayor bancarrota corporativa de América Latina. Fitch añadió que el futuro de la calificación de la petrolera dependerá de la capacidad de la firma para mantener sus activos y cumplir sus obligaciones de deuda.

 

Las acciones de OGX cayeron 23.5 por ciento a 0.13 reales (unos 0.05 dólares). BM&F Bovespa, operador de la bolsa de Sao Paulo, informó el miércoles que removería a la compañía de varios de sus índices accionarios, entre ellos el Bovespa, a partir del viernes.

 

Una caída estrepitosa

La caída de Eike Batista fue rápida y estrepitosa. Nacido en una familia de recursos, su padre fue ministro de Minas y Energía y dirigió la empresa minera estatal Vale, que posteriormente fue privatizada.

 

Hizo su fortuna muy joven, comprando oro en la Amazonia y revendiéndolo en las ciudades grandes de Brasil y en Europa. Terminó creando un conglomerado de empresas petrolíferas, mineras, de infraestructura y bienes raíces, todas las cuales se encuentran también en problemas.

 

Casado desde hace más de una década con Luma de Oliveira, una ex modelo y una de las reinas del carnaval más populares de Brasil, con la que tuvo dos hijos, la vida de Eike se veía reflejada no sólo en las secciones de economía de los diarios, sino también en las revistas de chismes.

 

Sus problemas abarcan también su vida personal. En junio su hijo Thor, de 21 años, fue hallado culpable de homicidio involuntario por atropellar a un ciclista mientras manejaba el mismo modelo de Mercedes-Benz que su padre tiene junto a un sillón de su sala.

 

Los detractores de Batista dicen que engañó a sus inversores en torno al tamaño de los campos petrolíferos que OGX descubrió en los últimos años y que sus problemas son un indicio de que el deterioro económico de Brasil se prolongará más tiempo.

 

La economía brasileña creció 7.5 por ciento en el 2010, pero el año pasado su crecimiento fue de apenas 0.9 debido a la baja de los precios internacionales de las materias primas y del consumo interno.

 

Nadie se imaginó que la estrella de Batista se diluyese tan pronto. Hace escasos 18 meses la presidenta Dilma Rousseff asistió a una ceremonia para festejar la inauguración del primer pozo marino de OGX y dijo que la empresa estatal Petrobras se asociaría con la firma de Batista. Eike es nuestro modelo, nuestra expectativa y, sobre todo, el orgullo de Brasil, manifestó Rousseff a los presentes.

 

Algunos dicen que Batista no pudo producir el petróleo que esperaba y tampoco obtener más créditos, como consecuencia del deterioro de la economía en general y de la debilidad subyacente de su empresa.

 

¿Cómo es el dicho? Cuando se aleja la marea, puedes ver quiénes no tienen traje de baño, comentó Jefferson Finch, analista sobre América Latina de la consultora Eurasia Group, de Nueva York. Eso fue lo que le pasó a Eike.

 

Finch dijo que hacia 2011 comenzó a ceder el entusiasmo de los inversionistas con Brasil luego de cinco años en los que pareció que el país finalmente se encaminaba a ser una potencia económica mundial.

 

Si uno observa el panorama general, Brasil nunca prometió tanto como decía la gente en el 2006, cuando muchos comentaristas se mostraban tan entusiasmados con el país, ignorando los desafíos estructurales que enfrentaba, indicó. Ahora, las cosas no están tampoco tan mal como dicen algunos.

 

Otros creen que la caída de Batista empaña la reputación de todo el país. Todo esto ha tenido un impacto muy negativo en la imagen de Brasil y refuerza la necesidad de mejorar el manejo de las corporaciones en este país, manifestó Cassia Pontes, analista de la industria del petróleo de la consultora de Río Lopes Filho. La realidad no estuvo a la altura de las exageradas expectativas generadas por Batista.

 

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