El lunes 29 de Julio, la Comisión de Agricultura del Senado votará en general el proyecto de ley de Obtentores Vegetales, una iniciativa que despoja a los campesinos e indígenas de su patrimonio genético y entrega innecesarias garantías a los obtentores, principalmente MONSANTO, Pioneer/Dupont, y sus socios nacionales como von Baer y otros.
Para que no ocurra tal situación de despojo, organizaciones sociales que han desplegado la campaña Yo no quiero transgénicos han llamado a una protesta frente al ex senado de Chile, Morandé 444, Santiago, este lunes 29 a las 14:40 hrs. A esa hora sesiona alli, en Santiago, la Comisión de Agricultura del Senado, que luego de escuchar a la FAO, entidad a la que invitó a exponer sobre el tema del proyecto obtentores, procederá a votar la ley en general. En la comisión están los senadores Carlos Larraín (pdte), Juan A. Coloma, José García Ruminot, Ximena Rincon que remplaza a Mariano Ruiz Esquide y JP Letelier quien ha estado remplazando a Jaime Quintana.
Este es un proyecto discriminatorio, innecesario porque estas empresas ya cuentan con todas las garantías dadas por la actual ley de semillas. El proyecto no ha sido consultado con los pueblos indígenas según dispone el Convenio 169.
Los chilenos y chilenas nos alimentamos con frutas y verduras que en su mayoría provienen de la pequeña y mediana agricultura campesina, que sufrirá un golpe de gracia si este proyecto se aprueba, porque quedará sometida al monopolio de los nuevos dueños de la semilla, que son los que producen híbridos y transgénicos.
A las grandes empresas les estorba la agricultura familiar. Pretenden en realidad expandir su frontera agrícola despejando los territorios que hoy ocupa ese tipo de agricultura, para plantar pinos y raps o maíz transgénico; no les interesa que tengamos alimentos sanos, sólo buscan aumentar sus ganancias y exportaciones.
Perderemos como país el patrimonio genético que no está defendido en Chile por ninguna ley interna ni convenio internacional, ni el Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos (de FAO) ni el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad de la Tecnología, ni el Protocolo de Nagoya. Este proyecto pavimenta el camino a la ley de Bioseguridad que impulsa el uso de todo el territorio para la transgenia.
Por eso, sólo el pueblo organizado puede defender la semilla, patrimonio de los pueblos indígenas y campesinos.