El COPEI fue el segundo partido más importante de América Latina; su líder, Rafael Caldera, perteneció a la generación de Eduardo Frei Montalva, con quien viajó a Europa, en los años 30, ambos jóvenes, representantes del socialcristianismo latinoamericano. Asistieron a las clases de Jacques Maritain, en el Colegio de Francia y, además se entrevistaron con José María Gil Robles, el líder de las derechas autónomas españolas, (CEDA). Es falso – como algunos creen – que los falangistas chilenos hayan tenido algún contacto con sus émulos españoles que, en ese entonces, estaban dirigidos por el fascista José Antonio Primo de Rivera: Gil Robles no participó en la guerra civil española, más escribió un libro sobre conflicto, No fue posible la paz.
Rafael Caldera fue el segundo presidente democratacristiano en América Latina, después de Eduardo Frei. En Venezuela, el COPEI y Acción Democrática, (socialdemócrata), se repartieron el poder a partir de la caída del dictador Marco Pérez Jiménez – “el Sapo con Banda” – y, en la repartija del poder, en la cual pasaron dos Presidentes democratacristianos, Rafael Caldera y Luis Herrera Campins, y otros tantos de Acción Democrática, entre quienes se cuenta a Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez. Estos Presidentes se farrearon la riqueza petrolera de Venezuela, manteniendo al país con grandes desigualdades sociales y altísimos grados de corrupción – el récord de robo al Estado lo ostentó el desastroso Presidente de Acción Democrática, Lusinchi.
Rafael Caldera, bien entrado años, rompió con su Partido, (COPEI), y aliado al MAS, de Teodoro Petkoff, uno de los seudo-izquierdistas, que luego se pasó a la derecha – hoy, uno de los grandes enemigos de la Revolución Bolivariana -. Dentro de las medidas tomadas por Caldera, se contó la amnistía a Hugo Chávez – estaba en la cárcel a causa del fallido golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez -.
Nada más parecido a la Concertación que la alianza COPEI-ADECO, cuyo símil sería el eje socialista-democratacristiano. No debemos olvidar que, durante el gobierno de Ricardo Lagos, Chile reconoció, en un principio, el golpe de Estado contra Chávez, en 2002, lo que demuestra la calaña moral de algunos socialistas chilenos, convertidos en neoliberales, razón por la cual no nos debe extrañar que, por ejemplo, el senador Fulvio Rossi esté feliz de recibir al ex COPEI, Henrique Capriles, uno de los promotores del golpe de Estado contra Chávez, dirigido por el “patrón de patrones” venezolano, “el amo” Pedro Carmona.
Aun cuando en decadencia, las Democracias Cristianas latinoamericanas continúan agrupadas en la ODCA, (Organización Democratacristiana de América), cuyo nuevo presidente posiblemente será Eduardo Frei Ruiz-Tagle, ante la inminente jubilación como senador “designado”. Es lógico que la Democracia Cristiana chilena en pleno, acoja con cariño a su camarada Henrique Capriles y que, además lo apoye en sus intentos de desconocer el legítimo triunfo de Nicolás Maduro.
Los diarios de derecha han querido resaltar, con bombos y platillos, la entrevista de Capriles con los ex Presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei, que habrían hecho mejor quedándose callados y no aplaudiendo y aleonando aventuras golpistas de su camarada venezolano. Igualmente ridículo fue la entrevista del Presidente de la república con Capriles, en la casa del senador fascista Jovino Novoa.
Como siempre, Michelle Bachelet salió por la “puerta de la epístola”, haciéndose la de las chacras, como ya nos tiene acostumbrados.
Rafael Luis Gumucio Rivas
20/07/2013