Diciembre 27, 2024

Más senadores para las cutufas

En una de las tantas reuniones de las dos ramas de la familia “Corleone” se decidió que los 38 senadores dejaban fuera a muchos de sus parientes y, para resolver este problema, nada más fácil que aumentar su número a 48 padres conscriptos; así, repúblicos honestos – Camilo Escalona, José Miguel Insulza, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Gutenberg Martínez, Enrique Correa, entre otros prohombres – tendrían asegurado su escaño sin tener que sufrir humillaciones, como las primarias, o perder en alguna circunscripción añorada.

 

Para engañar a los “carneros”, a estos diez nuevos senadores de la “familia” hay que darles un nombre elegante, como “senadores nacionales”, título rimbombante, que suena bien y, además, se emplea en algunos países desarrollados, y que también ha sido parte de propuestas de reformas electorales en Chile. Los senadores nacionales serían aquellos miembros de “la familia”, que aspiran a la presidencia de la república, o son beneméritos “estadistas” retirados, gerontes, como el profesor Ricardo Lagos y Patricio Aylwin.

 

En los encuentros “familiares” nunca falta un “desatinado” que recuerde que tal propuesta elimina la representación de las regiones en tan “egregia corporación”. ¿Qué importan las regiones? – dijo don Vito – si Chile es un país centralizado, gracias a don Diego Portales, además, cada vez que un miembro de “la familia” visita a los provincianos es para que le pidan dinero o que les regalen peinetas.

 

En las democracias civilizadas, el senado representa a las regiones y a las provincias – la mayoría de estos países son federales – por consiguiente, esta corporación representa los cincuenta Estados, en el caso de Norteamérica – dos por cada uno de ellos -; en México, Argentina y Colombia se repite la fórmula, con diferentes denominaciones – gobernaciones, provincias, estados -; sólo en el país dominado por las “cutufas” ambas Cámaras tienen la misma función, salvo el detalle, que nunca se respeta, que la Cámara de Diputados fiscaliza.

 

Para tener satisfechos a los electores, ambas ramas de la “cutufa” – oposición-RN y gobierno-UDI – que, en el caso de la primera, propusieron una especie de sistema proporcional sui generis, que consistiría en reducir los distritos de 60 a 29 y, en el caso de la segunda, de 60 a 30; según la primera versión, se elegirían 3, 4, 6 u 8 diputados en cada distrino; en la segunda, 2, 4, 6, que, en apariencia, darían mayor proporcionalidad al sistema.

 

Las matemáticas en el país de las “cutufas” son muy extrañas: por el sistema binominal, el que llega tercero ocupa el escaño del segundo – antiguamente ocurrió que un regidor fue elegido con cero votos, ni siquiera el aludido, señora e hijos votaron por el susodicho -, en consecuencia, a nadie le extraña que para “los cabezas de huevo” de los cientistas políticos, el binominal sea de la familia de los sistemas proporcionales.

 

El senado con ambas propuestas jugará el papel del ya abolido “cinturón de castidad” – usado por las reinas y doncellas del Medioevo – pues por mucho que se use el alicate, los ciudadanos de a pie jamás podrá penetrarlo. Parece que “don Vito” se inspiró en el “gatopardismo” – que todo cambie para que todo quede igual -.

 

Esta ridícula reforma al sistema binominal, según la confesión de Patricio Walker, fue acordada para evitar que avanzara la idea de llamar a una Asamblea Constituyente – que este petimetre reaccionario la ve como el acabo del mundo -. Según el presidente de la república, el proyecto de ley sobre reforma al binominal, presentado durante esta semana, de ser aprobado comenzaría a regir a partir de 2017, con otro Presidente y nuevo parlamento que, posiblemente, ambos, de común acuerdo, derogarían.

 

Es cierto que más que las técnicas electorales, que la mayoría de la gente desconoce, lo que está en juego dice relación con cambios en la ubicación política de dos partidos políticos en fase de descomposición: Renovación Nacional y Democracia Cristiana, ambos muy mal casados y con maridos que los maltratan cotidianamente – la UDI y el PS -; es evidente que, en este caso, sería mucho mejor que adoptaran el lesbianismo y, aunque “beatos de cuna”, don Carlos y don Ignacio se desposaran, una vez aprobado el matrimonio igualitario.

 

Es tan ridícula la actuación de las “cutufas” que lo único que atinan a hacer es profundizar el desprecio ciudadano y forzar, como un imperativo categórico, la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que refunde la república.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

14/07/2013

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