Diciembre 27, 2024

La voltereta como técnica de la política

A la mentira y la manipulación, los sostenedores y usuarios del sistema político vienen sumando otras medidas para mejor posicionarse en la lotería electoral.

A las faramallas y pantomimas recurrentes, se agrega una técnica utilizada en el pasado, pero que ahora reviste caracteres de epidemia: la voltereta.

 

Saltimbanquis de todos los pelajes, linajes y orígenes vienen dando un espectáculo que será recordado sin dudas como el más completo de cuántos se recuerden en la historia circense.

 

El otrora modesto gesto de darse vuelta la chaqueta, que en Chile tiene una larga tradición, ha reverdecido con nuevos bríos por los políticos que hacen de sus principios y promesas pavesas volátiles que desaparecerán reemplazadas por algún sucedáneo útil, no más sea necesario.

 

Si el carril por el que venía ya no sirve para sus objetivos, entonces es posible recurrir a la vuelta de carnero y dejar las cosas según se quiere.

 

Dirigentes otrora preguntones y encaradores, derivaron en funcionarios ministeriales felices y contentos. Aguerridos dirigentes estudiantiles, mutaron en guatones candidatos a lo que venga, convencidos que sus gracias en el mundo de las movilizaciones eran endosables al de la política añeja y percudida.

 

Notable fue el paso del más importante ícono de las movilizaciones estudiantiles que se tenga memoria. Camila se transformó en la cara más visible y querida de todas las movilizaciones estudiantiles, lo que le valió el reconocimiento del mundo entero. Esta heroína de los estudiantes no vaciló en entregar su opinión enfrentada al entonces posible apoyo de su partido a Michelle Bachelet.

 

Jamás estaría dispuesta a hacer campaña por Bachelet ni a llamar a los jóvenes a votar por ella. Nadie me asegura que su programa sea representativo de las ideas que el movimiento estudiantil ha planteado. Y yo no recibo órdenes del partido. Todo pasa, finalmente, por una decisión personal. A mí nadie me va a obligar”, dijo el domingo 15 de enero de 2012 al diario El País.

 

Luego, haciendo gala de una elasticidad envidiable, en el diario La Segunda del 14 de Junio de 2013, declaraba que “La candidatura de la ex Presidenta es hasta el momento la única que puede generar las condiciones para desplazar a la derecha del gobierno”.

 

Entre una y otra fecha y declaración, debió ocurrir el milagro que la hizo dar esa voltereta espectacular.

 

El pre candidato perdedor de la primaria ultra derechista, dice que no será candidato, y pocos días más tarde desplaza sin asco a una correligionaria y le quita el cupo sin mayores remilgos. El poco agraciado senador Escalona, en la otra esquina, avisa su retiro de la justa parlamentaria, pero se va a Concepción a tantear qué tanto sería ir de candidato por esa zona.

 

La vuelta de chaqueta necesita de ciertas condiciones para que permita lograr los objetivos propuestos. En primer lugar requiere ser oportuna. Advertir el momento justo la necesidad de la pirueta, es la clave. Cambiarse de carril cuando sale más cara la vaina que el sable, es la suma de la torpeza.

 

Por eso resulta extraña la cabriola del PC que decide arrimarse a lo más desprestigiado de la política en los últimos veinticinco años, la misma que es denunciada a voz en cuello como la que traicionó a los estudiantes, la misma responsable de a lo menos cuatro mapuches asesinados por Carabineros; la misma que les ofreció una agenda de cinco puntos que olvidó no más se terció la banda. La misma coalición que salió del gobierno entre los vítores de los empresarios.

 

En toda decisión política hay una incertidumbre que expone a lo que no se puede advertir, un punto ciego ante el cual no queda sino rendirse.

 

Para disminuir esos efectos azarosos se viene perfeccionando la técnica saltarina de los acróbatas y gimnastas. Esta técnica de bandera reversible permite mantener abiertas opciones de emergencia mediante medios diversos e imaginativos. O a lo bruto, si no se tiene nada a la mano.

 

Es lo que utiliza la ex presidenta Bachelet que no ha perdido oportunidad para demostrar sus dotes de contorsionista, diciendo una cosa, para después decir otra.

 

Sin ir más lejos, en entrevista en radio ADN se anotó una nueva marca: “Nunca dije que yo estaba por la Asamblea Constituyente” dijo, y ni se despeinó.

 

Por menos, algunos deportistas reciben medallas montados sobre un podio.

 

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