Noviembre 24, 2024

Kast debería ser enjuiciado

jose-antonio-kast

La ultra derecha está viviendo días de gloria. Será que los estudiantes le detonan su furia acunada en siglos de dominación al ver la alegría libertaria de quienes salen a la calle y desafían el statu quo.

Las imágenes de la policía apaleando sin misericordia les estimulan sus sentidos y recuerdan con nostalgia aquellos dorados días de matar y torturar al amparo de la impunidad y el toque de queda

 

La ultra derecha se anotó un encomiable poroto cuando diseño la mejor manera no sólo de sobrevivir, sino que mantenerse con sus pendones y consignas en ristre.

 

La ultra derecha, cuya chapa contemporánea legitimada por el sistema político, es centro derecha, siente que algo fuera de su control se está moviendo bajo sus pies. Cada días más opiniones van dando forma a un sentimiento que da por cierta la ilegitimidad de todo lo construido, tanto durante los diecisiete años de la dictadura, como en el cuarto de siglo que le siguió.

 

Lento pero seguro, viene instalándose en el sentido común, que es necesario cambiarlo todo. Muchas voces, en tonos distintos, vienen proponiendo vías distintas para sacudirse de la actual constitución, para reemplazarlas por otra. Da la impresión que el sistema ya no se las trae tranquilo, y eso se nota entre los más extremos de los fascistas que hasta ahora se habían mantenido en un silencio grato, viendo como todo se hacía como lo habían soñado.

 

En efecto, en Chile se están extremando las posiciones una vez que los actores que han dominado la política durante casi cuarenta años ya no están en condiciones de llevársela tan pelada como hasta ahora. Han tenido que aceptar que les ha salido gente, y por centenares de miles, al camino y ya no parece fácil hacer y deshacer.

 

Sienten que la obra de la dictadura esté siendo jaqueada. No son pocas ni aisladas las referencias a la intervención de los militares, y a las amenazas del caos, esta última, precursora y justificadora de las matanzas que en el mundo ha habido.

 

La ultra derecha aprendió que la fórmula final para poner las cosas en el lugar que los poderosos quieren, es siempre por la vía de la violencia

 

Por eso Kast, nieto de sangre del dictador, sale con su propuesta de impugnar la verdadera ocurrencia de la historia. Se ha sabido en lugares en que sucedieron genocidios que muchas personas niegan esos hechos como una manera de protegerse de aquellos recuerdos que le fustigan la conciencia.

 

Este no es el caso. Más bien es una manera en que se manifiesta en esa semilla de criminal el odio más profundo no sólo a esas víctimas, ni a quienes le sobrevivieron, sino, por sobre todo, a las ideas por las cuales esas personas fueron asesinadas.

 

Kast intenta por la vía de poner en duda algo que él sabe muy bien que fue tal y como se sabe, provocar a la izquierda de una manera brutal y cobarde. Habrá concluido que no hay suficiente bronca en toda la gama de posibles ofensas orales propias de nuestro idioma. Acude entonces a ofender aquello que para sus enemigos, es algo sagrado por representar las ideas por las cuales fueron sacrificados.

 

En otras palabras, es un ejercicio de odio que le permite en su fantasía desbordada de facho consumado, volver a matar a Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino.

 

El asesinato de nuestros compañeros fue un acto de terrorismo de Estado. Las declaraciones del Kast son la reivindicación de ese crimen y debería ser enjuiciado por eso.

 

En muchas partes del mundo es un delito poner en duda el holocausto judío. Hace unos años se supo que un tribunal alemán impuso una multa de 10.000 euros al obispo Richard Williamson, por negarlo.

 

En esas sociedades la negación de esas matanzas es una manera de incurrir en un delito que debe ser castigado. Sin embargo aquí, un sujeto puede darse el lujo de negar lo que demostraron los Tribunales de Justicia ante un crimen de los más horrorosos, y seguir impune por la vida.

 

Ojo. El ejercicio de Kast no es sólo para poner en duda lo que resolvieron los Tribunales y las Comisiones especiales para esos crímenes. También es para decir que lo volvería a hacer.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *