Diciembre 27, 2024

Los candidatos y la asamblea constituyente

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Con motivo de las elecciones presidenciales anteriores, escribí un artículo con el título “Programa de Gobierno = Delator de la Incoherencia”, publicado en este medio con fecha 25 de mayo de 2009. Por estar en medio de una nueva campaña electoral, deseo transcribir un párrafo de ese artículo:

Además, no hay sinceridad en el contenido del programa de Gobierno, ya que éste se asume como mera herramienta electoral; generalmente los dirigentes no quieren desviar su atención de la campaña electoral hacia cuestiones que ellos estiman pueden estudiarse y decidirse más adelante. No se trata de ganar las elecciones con un programa de Gobierno, sino utilizar el programa para ganar las elecciones”.

 

Es un hecho que todos los candidatos, para bien o para mal, se están refiriendo al tema de la Asamblea Constituyente. El análisis de los calificativos de la derecha y sus voceros, incluidos sus precandidatos, sobre la mentada Asamblea Constituyente los dejaré para un próximo artículo, pues no es el objetivo de esta nota, que está dedicada a los que sí la han hecho suya como su “caballito de batalla” en su campaña electoral.

 

Ahora bien, que se haya logrado instalar el tema de la Asamblea Constituyente en la campaña electoral que se lleva adelante en estos días, con miras a las elecciones del 17 de noviembre próximo, se debe, sin lugar a dudas, a la tenacidad del Movimiento por la Asamblea Constituyente que, desde hace ya varios años, ha venido bregando para que el tan anhelado cambio del Bando Militar llamado “Constitución Política de la República de Chile”, pueda ser reemplazado por una Constitución democrática a través de una Asamblea Constituyente.

 

Con el objetivo de instalar y profundizar la campaña por una Asamblea Constituyente, este Movimiento decidió que la mejor manera de hacerlo, no sólo en los candidatos -y , obligarlos también a pronunciarse sobre ella- sino además como una labor casi pedagógica hacia la ciudadanía, era contar con candidato propio. Obviamente, el nombramiento recayó en el sociólogo Gustavo Ruz, coordinador nacional del Movimiento por una Asamblea Constituyente quien, por lo demás, ha sido el que con más tesón y constancia, durante años, ha venido promoviendo la idea de la Asamblea Constituyente. Quiero dejar muy en claro, que destaco a Gustavo Ruz, porque es el candidato nominado por el Movimiento, pues son muchas y destacadas personalidades de los ámbitos de la jurisprudencia, de la cultura, de las comunicaciones, de las organizaciones sociales, de la academia, etcétera, que han contribuido a construir este movimiento y a crear conciencia de la necesidad de cambiar la actual así llamada Constitución, a través de una Asamblea Constituyente.

 

En este sentido, se podría decir que Gustavo Ruz ha ganado una primaria entre los candidatos que destacan en sus programas la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Y esto por una razón muy sencilla: como lo ha expresado él personalmente, el objetivo de su campaña no es contar lo votos que pueda obtener en la elección del 17 de noviembre, sino contar las personas y organizaciones que se sumen a esta tarea y persistan después de la elección. Y éste se transforma, según mi parecer, en un gran desafío para los candidatos que ahora postulan en sus campañas la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

 

He explicitado lo anterior, con el objeto de llamar a las cosas por su nombre y poner las mismas en su lugar. Sin embargo, esta descripción no podría estar completa sin mencionar a Roxana Miranda, cuya candidatura surge desde las bases que han venido luchando en el seno del movimiento de pobladores y que ahora se manifiesta en la legalización del partido Igualdad. Roxana Miranda ha insistido en la unidad de los movimientos de la izquierda para llegar fortalecidos a las elecciones de noviembre próximo. La idea, al igual que la candidatura de Gustavo Ruz es, sin embargo, que el movimiento trascienda las elecciones, pues ahí es cuando comienza el verdadero batallar pedagógico para que el ciudadano común pueda empoderarse de su derecho soberano. En todo caso está claro que ya bastante se ha avanzado.

 

En este sentido es menester aclarar que ninguno de los otros candidatos tiene mucho camino recorrido en esto de la Asamblea Constituyente. Michelle Bachelet hace muy poco que instaló una comisión que estudiara el tema y, que a pesar del apoyo que ha expresado Atria en sus declaraciones, la ex presidenta no está muy convencida y no ha tomado decisión alguna.

 

Marco Enríquez-Ominami, sólo ahora y después de mucho pensarlo, la ha incluido en su campaña. (Recordemos que en la elección pasada, el único candidato que osó plantear la idea de una Asamblea Constituyente fue Jorge Arrate). José Antonio Gómez la integró, eso sí con mucho ahínco y persistencia, a partir de septiembre del año pasado. Por su parte, Marcel Claude, como es obvio, recién hace unos pocos meses, a partir del lanzamiento de su candidatura, y su incorporación a la contienda política, ha incorporado la Asamblea Constituyente como eje de su propaganda de campaña.

 

No quiero finalizar esta nota sin antes referirme a las últimas declaraciones de Roxana Miranda: “si alguien se quiere pasar de listo y bajar la candidatura de esta pobladora no lo va a lograr”. Roxana ha dicho que no corresponde que alguna candidatura de este “bloque” (Marcel, Gustavo y ella misma) se tenga que bajar: “yo sólo pido que nos midamos”. Ésta es una de las respuestas que entrega a la aseveración del periodista de The Clinic de que, después de las conversaciones con miras a la unidad que habían tenido los partidos Igualdad y Humanista (que apoya a Marcel Claude), se daba por hecho que sería ella la que “se quedaría en el camino”.

 

Tiene razón la candidata del partido Igualdad de mostrarse molesta ante la situación descrita. Ahora, cabe la pregunta: ¿estaría dispuesto Marcel Claude a medirse en una consulta popular para dirimir el candidato único de este “bloque”?. Si la respuesta es sí, en la eventualidad que no triunfara en esa elección, ¿estaría dispuesto a acatar el resultado y apoyar al que resultara vencedor? Estas preguntas no nacen de la nada: le recuerdo a los apreciados lectores que en la elección presidencial pasada, el día que se tenía que dirimir quien sería el candidato del Juntos Podemos, el presidente del partido Humanista y precandidato, Tomás Hirsch exigió que hubiera votación. Como se sabe, el triunfo recayó en Jorge Arrate. A poco andar, el partido Humanista se retira del pacto y decide su apoyo a Marco Enríquez-Ominami.

 

Así están las cosas en las candidaturas de izquierda.

 

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