Ojalá que no se me note la mueca de asco, piensa la candidata a la vez que reparte sonrisa y besos entre las piltrafas humanas que levantan las manos y corean un bello himno a la paz, al amor, a la bondad, la democracia y al emprendimiento. Dicen que si uno mira atentamente los ojos felinos de la candidata (que piensa, ¡Dios mío que no se me note la mueca de asco!) uno puede quedar ciego. Dicen. Ella, eclipsada por tanta alabanza, se pregunta: ¿Qué es eso que viene dirigido hacia mí y cuyo brillo me hace recordar un escaparate en vísperas de Navidad? ¿Será agua bendita? ¿Será agua de rosas? ¿Será…? De momento la candidata no puede seguir pensando respecto a todas estas disquisiciones vinculadas a eso que va dirigido hacia ella, porque eso que va dirigido hacia ella finalmente le cae en plena cara, arruinando de un plumazo los logros de la industria cosmética. Así es como una verdosa y muy otoñal flema le ha dado en pleno rostro. ¡Uy que feo! Al menos no fue una meada…
…piensa el comité de asesoramiento de la imagen, que saca lápiz y papel con el fin de crear un hermoso texto democrático que se irá repartiendo entre los micrófonos de los canales de televisión y cuyo contenido saldrá de la boca de la afectada, para que todo parezca su propia ira plasmada en un elegante y sonoro manifiesto. Así es como luego de la habitual paliza, al mozalbete del gargajo se le ningunea: él no entiende de qué va la democracia. ¿Qué es eso de escupir a la candidata a la presidencia? ¿A ver? La cuestión se discute con mucha pasión en las redes sociales, donde varios defienden a la candidata desde la perspectiva del Manual de Carreño. ¿Es que alguien ha oído hablar de un país más limpio, aromático y pacífico, cuya bandera flamea al viento con Cordillera de fondo? Aquí no hay lugar para la falta de respeto como ir a echarle flemas en la cara a una mujer que encima es señora con pinta de madrina de confirmación. Otro dice: a mí no me gusta la vieja esa, viva Pinochet, pero una cosa es mi odio y mi derechismo recalcitrante y otra muy distinta es que yo comulgue con las guarradas del tipo ese que escupió a la candidata mierdosa. Así todos y todas han llegado al consenso: mala educación. Desde luego que en un país acostumbrado al humor francés, a la colonia, a los buenos modales, al flirt y a las finuras del macramé, único legado de CEMA Chile, un escupitajo es inadmisible, impensable. ¡Todo nuestro odio para el del escupitajo! ¡A la guillotina!
Es increíble que la candidata continúe con su carrera presidencial luego de tan vergonzoso evento, que desde luego se seguirá discutiendo a perpetuidad (vale decir, dos semanas) en sitios de comunión intelectual tales como facebook, Twitter, ¡Facebook! ¡Twitter! No olvidar a El Mercurio, que ya publicó fotos muy coloristas de la candidata limpiándose el menjunje del estudiante. Sí, a no olvidar a El Mercurio, cuyos comentaristas a menudo tratan a la candidata como si estuviera hecha de mierda. ¡Todo nuestro odio para la candidata! Pero nuevamente declaran: una cosa es eso y otra muy distinta es consentir un acto de tamaña ordinariez, como es escupir en el rostro de una Dama, como si esta fuera bacinica. Ella no es ni bacinica ni meadero. ¿En qué estaba pensando el muchacho aquel, el del escupo? ¿En las responsabilidades que conlleva un cargo público como es el de presidenta de la República más desarrollada de la Región? ¿Vale la pena un escupo a cambio de tanto policía apaleando manifestantes, bomba lacrimógena, bosques intervenidos, etcétera? ¿Ah? ¡Por supuesto que no! Si esto no es la política del ojo por ojo y diente por diente. Ya, ¿Entonces qué es?
Pero un momento. Nada se ha dicho respecto al odio de la candidata, porque desde luego, siendo humana, en estos precisos momentos ella debería odiar a quien la denostó abiertamente y sin reservas. Ella debería querer coger un destornillador (¡miren si será retorcida la vieja!) y clavarlo en la amapuchada cara del estudiante, así como también destruir sus huesos y huesecillos. Sí, eso sería un castigo ejemplar, lástima que como candidata a la presidencia de la república una debe apretar los dientes y aguantar mucho, muchísimo. ¡Ni siquiera tuvo la oportunidad de emitir aullidos de chacal en el instante preciso en que el grandioso pollo le rozó la empolvada mejilla! Cuando llegue el día, el tan anhelado día, en que nuevamente esté sentada en el trono del poder, podré desprenderme de toda esta rabia y toda esta vergüenza. Una sale de gira con la mejor de las intenciones, con comité de expertos, con comité de socialistas dominicales, con comité de construcción de casuchas de calidad ínfima, con ganas de besuquear a cuanta vieja hedionda se atraviese en el camino a cambio del voto ¿y qué recibe? ¡Una colosal flema! No hay derecho para tanto abuso, falta de respeto y violación de los Derechos Humanos, en un país digno, democrático y que se pavonea de sus buenos modales ante el despiadado examen del inversionista extranjero. Todo el mundo (en Chile) ha oído hablar de lo bien que se tasa a los compatriotas en tierras afuerinas; siempre se ha dicho que “allí donde hay chileno la pujanza se multiplica como una mata de cardenales”. Y qué decir de la bendita solidaridad del roto, que una vez al año se plasma en las horas del amor, cuando uno debe ir corriendo al supermercado que le costea la silla de ruedas al niñito lisiado cuya vida se expone a vista y paciencia del mundo entero. Pujanza y Solidaridad: un dualismo que impulsa a la candidata a seguir adelante, si un escupo no es nada, se quita con una gotita de colonia coral, si un escupo no es nada…
…a cambio de toda la belleza que se obtiene cuando una está muy cuca arrellanándose en el trono de palacio. ¿O acaso la Presi recordará el escarnio público cuando Mario Testino le haga fotos junto a otros mandatarios de naciones importantes, democráticas y anti-democráticas? Nada de eso. Todo pasará a formar parte de las anécdotas de la campaña, que de vez en cuando se exhibirán en el matinal. Una tal Lulú se sentará en frente del televisor con la respectiva jarra de café en una mano y lápiz y papel en la otra. Esto último porque a veces la muy socarrona cambia de estación y se pasa por el canal de las recetas desde donde una saca múltiples e innovadoras ideas para confirmaciones, banquetes y fiestas de toda índole, ojalá en una cocina tan clara y amplia como la que aparece en el programa. Con ese público cualquiera está capacitado para ser escupido, al fin y al cabo se gobernará un país de escasa memoria. ¡Pero de cualquier modo es injusto! ¿Por qué no escupieron a Allamand o a Longueira, que en último caso constituyen auténticas abominaciones? Ellos desde luego merecen un escupo y una patada en el trasero, pero esa última se las dará la candidata de la flema el día en que ella gane (nuevamente) y uno, solo uno (porque al otro le toca antes) se vaya a su casa con parque trasero y delantero habiendo perdido la campaña. Hay que ver cuán digna es la candidata. ¡Ni siquiera un escupitajo de desprecio y odio la hace retroceder ante sus anhelos y caprichos políticos!