La intervención en Libia muestra de nuevo qué países mandan y cuáles obedecen pese a sus manifestaciones de individualidad soberana. El plan inexorable de dominación y petróleo se ejecuta.
El método imperialista en el mundo es el de siempre, presión, humillación, soborno, castigo, información de propaganda, uso de la ONU; y en el país elegido como blanco, envío de ejércitos, soborno, infiltración.
El nazismo inteligente primero pagó a personas que hoy está en la dirección de los rebeldes libios, entre otros el líder del Consejo Nacional de transición es un oficial entrenado en Estados Unidos. Luego aprovechando el estallido popular del mundo árabe ataca con el pretexto de imponer un cese del fuego como protección a los civiles. A los pocos días destruyen fuerzas militares del gobierno en la estratégica ciudad de Ajdabiya para ayudar a los combatientes de la oposición. Ahora pasan a la invasión por tierra y el Pentágono está enviando tropas de desembarco.
Paralelamente se ha producido un desorden secundario de contradicciones, discusiones, retrocesos, enemistades, cobardías, simulaciones de independencia.
Hubo un gran debate sobre si la dirección de la guerra la mantenía EEUU o la entregaba a la OTAN/EEUU. Francia se oponía temiendo, decía, un rechazo de los países árabes a la organización que ataca Afganistán. No se supo de un pronunciamiento de los gobiernos árabes y Francia acató que la dirigiera EEUU a través de la OTAN.
Lanzaron un misil a la residencia de Kadafi. El ministro británico Fox estima válido matarlo. Gates, secretario de Defensa de EEUU contestó que sería insensato.
La ONU declara que la operación es para proteger a los civiles. Robert Gates menciona la partición de Libia como fórmula para poner fin al conflicto.
China y Rusia apoyaron la Resolución 1973 mediante su abstención en el Consejo de Seguridad. Iniciados los bombardeos China lamentó la intervención. El primer ministro Putin advirtió que la resolución de Naciones Unidas “permite una intervención en un país soberano, y esto recuerda las apelaciones medievales a los cruzados”; confirma la necesidad de Moscú de “reforzar su capacidad defensiva”.
Brasil no se opuso a la intervención militar en Libia. La presidenta horas después que Obama dejó su país sin comprometerse a apoyar su deseo de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad, se mostró molesta porque declaró la guerra durante la visita, expresó que no le gusta ninguna guerra y demandó el cese de los ataques. Días después dio su voto a la política de EEUU de nombrar un relator especial para los derechos humanos en Irán cuando antes siempre se abstuvo.
La Liga Árabe condenó los ataques aéreos, su secretario general dijo estar “sorprendido” por la intensidad de los bombardeos, afirmó que “exceden el mandato aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU para mantener una zona de exclusión aérea y proteger a los civiles”. Delante suyo el secretario general de la ONU afirmó que sin el aval de la comunidad árabe hubiera sido imposible la operación contra Libia.
El primer ministro británico, David Cameron, afirmó que la coalición internacional carece de mandato para derrocar a Kadafi. EEUU expresa que debe ser derrocado, que es su objetivo final.
El Comité de la Unión Africana ha objetado en varias ocasiones toda intervención militar, cualquiera que sea su modalidad, contra territorio libio. Gabón y Sudáfrica aprobaron el ataque en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Alemania temía que un ataque en Libia excediera la Resolución de la ONU, pero no se opuso y le deseó éxito. Luego de los bombardeos insiste en lo que había previsto. Francia indignada porque no entrega tropas a la operación la amenaza con no apoyarla para alcanzar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad.
Turquía que se oponía a que se empleara la fuerza en Libia ayuda al bloqueo marítimo y se hace parte de la guerra, igual que Alemania, como miembro de la OTAN.
Italia declara que quiere comprobar si las acciones en Libia son conformes a la Resolución 1973. Aviones que bombardean salen de su territorio.
Cuando la ONU habla de un alto al fuego, Egipto con la anuencia de Washington entrega armas a los rebeldes. La IV Internacional hace una declaración en que pide a los gobiernos árabes y principalmente los generales egipcios y tunecinos de Mubarak y de Ben Alí que entreguen ayuda militar a los rebeldes.
Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, se han pronunciado contra la decisión del Consejo de Seguridad. Chávez ha analizado públicamente la crisis, Raúl Castro no. Quizás para no tener problemas con Brasil, China y Rusia el rechazo de los gobiernos antiimperialista latinoamericanos no se ha hecho con la fuerza esperable.
El nazismo de hoy es tan inteligente y dosificado que cuesta que incluso personas de izquierda acepten el empleo del término que mejor expresa la voluntad de una cúpula inescrupulosa de lograr la conquista de pueblos y recursos mediante crímenes. Hubo un nazismo burdo; ahora es refinado, hipócrita.
El drama de hoy es que Libia está siendo atacada sola y puede ser subyugada, que luego siguen otros. No cabe sino oponerse.
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