Diego José Vela, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), dice que los ciudadanos tienen el poder de definir el futuro del país y que no están predestinados fatalmente a aceptar un sistema político, social y económico que le fue impuesto a Chile por la fuerza. Agrega que ahora la ciudadanía está más consciente de lo que quiere, que ha perdido el temor y la ingenuidad y que, si algo cambió en el país, es la tendencia a la indiferencia.
Pronostica que los movimientos sociales no descansarán hasta que el sistema político comience a responder a la ciudadanía, porque la gente ha comprendido que la democracia no se agota en el acto de votar cada cuatro años. Constata que las personas están ahora más dispuestas a convertirse en activos protagonistas de las transformaciones que se necesitan para hacer de Chile un país más igualitario. “Seguiremos marchando en las calles, porque entendemos que con la movilización y acción cotidiana vamos generar los cambios que necesitamos”, dice.
Diego Vela Grau (25) es ingeniero comercial con mención en economía y administración en la Universidad Católica de Santiago (UC) y desde enero, está haciendo un magister en economía. Amante de la naturaleza y del deporte, Vela se interesa sobre todo en los temas de pobreza y desigualdad. Trabajó en una iniciativa de Naciones Unidas contra el hambre, propiciada por la FAO, y ha apoyado a pobladores sin casa para obtener viviendas definitivas.
Pertenece a Nueva Acción Universitaria (NAU), movimiento político de centroizquierda que sólo existe en la UC y que gobierna la Federación de Estudiantes desde 2008. Su objetivo es apoyar la democratización de la vida universitaria y materializar una reforma educacional profunda. Fuera de la universidad, los ex militantes de la NAU han ingresado a diversos partidos, buscando cambiar sus prácticas o creado nuevos referentes, como Revolución Democrática, que encabeza Giorgio Jackson, ex presidente de la Feuc. “Nuestro norte es democratizar la universidad, para que deje de estar encerrada en sí misma; contribuyendo a los cambios estructurales que necesita el país, como por ejemplo la construcción de un nuevo modelo económico, social y político en sintonía con el medioambiente, con una mayor igualdad y con el reconocimiento de la diversidad en la sociedad chilena”, dice Vela.
Ingresó a la UC porque le atrae lo interdisciplinario. Le interesaba por igual la sociología y la economía. Finalmente se quedó con esta última, porque la carrera permite comprender mejor las razones de la segregación social. “Estudiando nos damos cuenta que no hay evidencia empírica que justifique las desigualdades existentes. Al comprender como se mueve la economía uno puede entender mejor el impacto que ésta genera en la política y en la sociedad. Dentro de la carrera logramos crear un grupo que entiende lo económico como una herramienta al servicio de los seres humanos, tal como la sociología, el derecho o la filosofía (…) Todo lo que se hace está mediado por la subjetividad humana. Te ayuda a avanzar, pero sus logros no son verdades inamovibles. En el caso chileno, la economía nos da claramente la razón cuando planteamos que la educación con financiamiento compartido entre el Estado y los privados aumenta la segregación y que esa desigualdad desaparecería si tuviéramos gratuidad. Los cálculos económicos demuestran también que la gratuidad es posible con los ingresos que tiene el país”, señala.
UNA ECONOMIA HUMANA
A los economistas no les ha ido muy bien en Europa con sus predicciones…
“Eso sucede cuando la economía se asume como una verdad irrefutable y no como un insumo más dentro de un conjunto de apreciaciones. Nosotros tenemos el poder de definir el futuro que queremos, no estamos predestinados fatalmente a aceptar un modelo impuesto. El sistema debe responder a nosotros y no nosotros al sistema. Detrás de las cifras hay seres humanos que están regidos por intereses, subjetividades y sentimientos. Las crisis son el resultado de no entender en buena forma nuestra humanidad y nuestra condición de personas insertas en una sociedad.
No todos los europeos están en esa lógica. En Islandia, los ciudadanos dijeron hasta cuándo seguimos tolerando que los empresarios privaticen las ganancias y socialicen sus pérdidas, porqué permitimos que algunos políticos pasen sobre la ley contra el interés de todos… Islandia salió a la calle y terminaron en una Asamblea Constituyente que redefinió los principios que deben orientar a esa sociedad”.
NUEVA MINISTRA DE EDUCACION
¿Qué emplazamiento hace a la nueva ministra de Educación?
“Vemos una maniobra que busca presentar a la ministra Carolina Schmidt como muy distinta a sus antecesores. No es política como Lavín y Bulnes, ni tecnócrata como Beyer. Tuvo alta aprobación en su antiguo cargo y, al parecer, posee voluntad de diálogo. Hay que ver cómo trabaja; no podemos cerrarle la puerta antes que empiece; pero cuesta imaginarse cómo ejercerá algún liderazgo teniendo detrás al mismo subsecretario (Fernando Rojas) que tuvieron Lavín, Bulnes y Beyer, y que ha frenado todas las reformas de fondo que se han planteado.
También cuesta pensar cómo ella trabajará con un presidente de la República sobre-ideologizado, que ha llegado a mentir diciendo que terminar con el lucro sería terminar con los colegios particulares subvencionados. El presidente Piñera entiende la libertad de enseñanza restringida a los beneficios que reciben los empresarios, planteando una y otra vez la prevalencia de la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación.
Queremos instituciones de educación iguales para todos, en las que no se seleccione a los alumnos -como vemos en muchos colegios particulares subvencionados- por sus creencias religiosas o por el nivel social o cultural de su familia. En Chile el Estado establece discriminatoriamente quiénes merecen una educación mejor. A cuarenta años del golpe de Estado, tenemos un modelo económico social y político que no mira a las personas como iguales en el acceso a sus derechos”.
¿Si se reuniera con la ministra, qué temas le plantearía?
“Necesitamos garantías de que exista un espacio real de trabajo y que no sea un lavado de imagen del gobierno, con una agenda en el Congreso que busca profundizar este sistema privatizador. Lo primero es modificar proyectos como el que crea la Superintendencia de Educación Superior, pues no termina con el lucro y la discriminación, sino que los legitima”.
LAS MANIOBRAS DEL GOBIERNO
El gobierno culpó a la Concertación y a Bachelet de la caída del ex ministro Harald Beyer. ¿Qué opina?
“Esas afirmaciones reflejan la desesperación de un gobierno que no repunta en las encuestas. Cuando uno examina su política económica descubre que esta administración está sobrecalentando la economía, para que en los próximos cuatro años todos los índices macroeconómicos vayan a la baja y los indicadores positivos sean perjudicados por esta ambición del gobierno de terminar bien evaluado.
El ministro Beyer salió de su cargo porque pasó por sobre la ley y porque existe una ciudadanía activa que se ha movilizado durante estos años para impedir que se vulneren sus derechos. También es una señal para que los parlamentarios de todas las bancadas dejen de priorizar intereses personales o de partido por sobre los de la ciudadanía.
El presidente de Renovación Nacional, senador Carlos Larraín, también se desenfoca al declarar una guerra. Demuestra lo perdida que está la derecha al intentar resolver los problemas con una lógica de fuerza, porque la razón está de nuestro lado. Estamos demostrando que somos personas responsables, que no agitamos consignas baratas, sino propuestas que tienen verdadero contenido”.
LA ELECCION PRESIDENCIAL
Viene la elección presidencial, ¿cómo debería enfrentar el próximo gobierno la crisis de la educación?
“Hay que ser muy realistas. En cuatro años no se pueden realizaron todos los cambios que queremos para el país. Pero estamos convencidos de que al menos en educación podemos descerrajar los candados que impiden una reforma profunda. Las distintas personas que aspiran a gobernar deben plantear con sinceridad y transparencia sus posturas sobre educación, diciendo qué entienden por gratuidad o por lucro. Eso dejaría en evidencia que algunos candidatos no están en sintonía con lo que plantea la mayoría de la ciudadanía.
Estamos más conscientes de lo que queremos y hemos perdido la ingenuidad. Ya no es posible decir que en la elección del próximo 17 de noviembre entregaremos un cheque en blanco. Si algo cambió en el país, es que el ciudadano no volverá a ser indiferente. Sabe que los cambios dependen de sus propias acciones destinadas a lograrlos. Esto supone que los movimientos sociales no descansen hasta que rompan esta lógica de delegación de poder, para que el sistema político comience a responder a los intereses de la nación. La democracia no termina en una elección; ahora sabemos que convertidos en activos protagonistas poseemos la capacidad de generar cambios”.
LAS DEMANDAS POPULARES
¿Se podrán hacer cambios profundos en lo educacional sin tocar también el sistema político o la economía?
“La educación es prioritaria, porque en ella se expresan de manera extrema las desigualdades. Constituye el principal vehículo de desarrollo del país y el factor primordial de integración y comprensión de la sociedad que necesitamos. En educación se reflejan con particular crudeza problemas que también se repiten en áreas tan importantes como la salud o la vivienda y el entorno urbano, donde también quedan de manifiesto los abusos de quienes más tienen.
Estas realidades responden a la arquitectura institucional diseñada en 1980, que fue instaurada contra la voluntad del país. Los cambios en la educación no se pueden separar de la realidad que vivimos y de esta institucionalidad que impide avanzar. Esa situación obliga a asumir un cambio constitucional y una redistribución de recursos por la vía impositiva. El 1% de la población concentra el 31% del ingreso y siete familias deciden en gran medida lo que se hace en este país”.
¿Se expresará en la elección presidencial el 80% de personas que han apoyado al movimiento estudiantil?
“Estamos inscritos de manera automática en el registro electoral, existe un poder ciudadano potente y tres millones de votos de jóvenes pueden determinar la suerte de la elección presidencial. Es muy importante que sepamos cómo utilizar ese poder para definir el futuro. Por otro lado, es necesario generar proyectos que realmente convoquen a la mayoría. Si vemos que los que intentan acceder al poder representarán las mismas lógicas e intereses de siempre, eso se verá reflejado en una muy baja participación en la elección presidencial y parlamentaria.
Es de esperar que cuando se acerque el 17 de noviembre exista más claridad. Cuando llegue el momento, yo estaré ahí; espero no tener que votar nulo porque no exista un proyecto que me interprete. Los candidatos o candidatas presidenciales deberán considerar lo que los movimientos sociales están planteando. Si insisten en negar la realidad, lo único que van a lograr es que la ciudadanía se exprese con más fuerza en las calles. La movilización social es como una bola de nieve, no se va a detener hasta que logre resultados. El sistema político tiene ahora la oportunidad de responder a un pueblo que quiere ser escuchado. Hay regiones enteras en que sus habitantes no pueden acceder al agua, porque se prioriza a ciertas empresas mineras y a sus ganancias por sobre las necesidades de los seres humanos.
Ahora hay más conciencia sobre los asuntos que nos afectan como sociedad y cada vez comprendemos mejor que no vamos a resolver nuestros problemas de modo individual. Esa realidad se está manifestando en las marchas por el agua, contra la central Barrancones, HidroAysén o Freirina; en la actividad del pueblo mapuche, o en las movilizaciones de los trabajadores portuarios y del cobre. Nos estamos organizando para afrontar en conjunto esas manifestaciones porque todavía falta una mayor articulación”
RUBEN ANDINO MALDONADO
Entrevista publicada en Punto Final