La derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) decidió bajar a su ahora ex candidato, Laurence Golborne, y nombrar en su reemplazo a Pablo Longueira para intentar derrotar a Andrés Allamand, el abanderado de su aliado, RN. Así, el partido fundado por Jaime Guzmán, principal ideólogo de la dictadura militar de Pinochet, pretende revertir la repentina caída de Golborne y robustecer sus filas con la llegada del que algunos consideran “el mejor hombre del gremialismo”.
El brusco giro de la UDI amenaza con una guerra fratricida con RN en los próximos meses, cuyas consecuencias podrían, incluso, marginar a ambas tiendas de una eventual segunda vuelta y arrastrarlas hacia su virtual desaparición. El pequeño núcleo que gobierna a la UDI consideró inaceptable la actitud del candidato presidencial de RN, Andrés Allamand, a quien acusaron de ser el principal responsable de la estrepitosa debacle de Laurence Golborne, el ex postulante de la UDI a La Moneda, luego de conocerse una polémica actuación suya en 2006 como gerente del holding Cencosud, la principal cadena de supermercados del país; y descubrirse, además, que como ministro del actual gobierno ocultó la propiedad de una sociedad en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas.
Laurence Golborne era el hombre que parecía el símbolo del éxito profesional en el modelo económico imperante. Era, en resumen, el talentoso joven que supo salir de Maipú, estudiar en el Instituto Nacional, lograr una beca para un doctorado en Estados Unidos, transformarse en un eficiente y ambicioso gestor financiero, servir sin condiciones a dos de los principales magnates del país -Horst Paulmann y Sebastián Piñera- y convertirse en el candidato presidencial de la UDI. Las señoras ya maduras lo perseguían en las poblaciones para darle besos y más de algún agarroncito; las más jóvenes soñaban con tener una pareja como él; tocaba guitarra, cantaba y tenía una linda sonrisa. Qué más pedir. Ni Jaime Guzmán se lo hubiera imaginado.
TODO SE HIZO TRIZAS
EN CUATRO DIAS
El miércoles 24 de abril, un falló de la Corte Suprema que condenó a Cencosud al pago de 74 millones de dólares a 608 mil clientes por cláusulas abusivas fijadas en su tarjeta Jumbo Más en 2006, dejó en evidencia que la operación la había hecho el gerente corporativo del holding en ese momento, el mismo primoroso Laurence Golborne. Cuatro días después, el domingo 28, se supo que el candidato mantenía una sociedad anónima en las Islas Vírgenes Británicas, un paraíso fiscal que sirve para todo tipo de maniobras financieras.
En el primer caso, Golborne dijo que él sólo se había limitado a acatar las instrucciones dadas por el directorio de Cencosud, explicación inaceptable para cualquier conocedor de las gestiones empresariales y menos para una persona que aspiraba a ser presidente de la nación. Más tarde, intentó corregir lo afirmado, explicando que él sí era responsable de la iniciativa de subir los cobros de la tarjeta Jumbo Más, pero que lo había hecho de acuerdo a la “legalidad vigente” y a los “usos habituales” de ese momento. En el segundo caso, el candidato sostuvo que la “legalidad vigente” no le obligaba a declarar en su patrimonio como ministro su participación mayoritaria en la sociedad Sunford Management Corp., en las Islas Vírgenes.
OTRAS RAZONES
Junto a estas dos bochornosas situaciones, que le cayeron encima como un golpe en la mandíbula, la candidatura de Golborne mostraba claros indicios de que se estaba desinflando rápidamente frente al creciente empuje de Andrés Allamand, su adversario de RN y, sobre todo, ante la popularidad que mantiene en las encuestas Michelle Bachelet, la líder de la opositora Concertación de Partidos por la Democracia. En ese escenario, tanto en La Moneda como en la UDI creció la inquietud por una posible y aplastante derrota de los candidatos oficialistas en los comicios parlamentarios que deberán realizarse junto a las elecciones presidenciales. De ocurrir aquello, podría derrumbarse todo el tinglado institucional que mantiene vigente el modelo político y económico impuesto por la dictadura en la década de los 80 y mantenido -con algunos escasos maquillajes- por los gobiernos tanto de la Concertación como de Piñera en los últimos 23 años.
Coincidentemente o no, la caída de Golborne y la reaparición de Pablo Longueira como líder indiscutido de la UDI, con poderes casi absolutos para reordenar la plantilla de candidatos al Parlamento, parece más que una aspiración de llegar a La Moneda un desesperado intento por evitar que se modifique la Constitución, el sistema binominal de elecciones y las trabas que ahora impiden una mayor participación del Estado en la gestión pública, entre otros numerosos diques institucionales. Longueira reapareció en la sede de su partido con un discurso fervoroso y el rostro iluminado, e invitó a los dirigentes y militantes a “volver a las raíces” de la UDI, en una evidente crítica a la conducción de la tienda gremialista en el último tiempo. Trascendió que la UDI ofrecería una candidatura a senador a Golborne. De igual modo, Longueira inició una drástica adecuación de la plantilla de candidatos a diputados de la UDI.
Algunos analistas consideran que, enfrentados a una cerrada disputa, tanto la UDI como RN corren el riesgo de que un tercer postulante al sillón presidencial -eventualmente Marco Enríquez-Ominami- les gane la primera vuelta por pocos votos, marcando una especie de muerte fáctica de la derecha en el país.
EL PARAISO DE LAS
ISLAS VIRGENES
Las radios Bío-Bío y Cooperativa informaron el domingo 28 sobre la existencia de la sociedad Sunford Management Corp. en las Islas Vírgenes Británicas, que hasta diciembre de 2012 participaba con el 10% de la propiedad de otra sociedad del ex ministro: Rentas Santa Gabriela Ltda., por un monto cercano a los 1.400 millones de pesos.
Ambos medios habrían sido alertados por un tweet del periodista chileno John Müller, radicado hace años en España donde trabaja en el diario El Mundo. Müller, a su vez, habría tenido acceso a parte de una pesquisa que hace unos 18 meses inició un grupo de periodistas reunidos en el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), y cuyo resultado se empezó a difundir a comienzos de abril. La tarea consistió en que durante quince meses, 86 periodistas de 46 países examinaron detenidamente 2,5 millones de archivos digitales de las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Cook y otros paraísos fiscales. Los periodistas indagaron en los movimientos financieros de unas 120 mil empresas y fideicomisos extraterritoriales y de cerca de 130 mil personas, entre ellas multimillonarios, traficantes de armas, de drogas y miembros de organizaciones criminales de todos los continentes.
Los archivos filtrados han proporcionado datos y pruebas que ilustran meridianamente cómo el secreto financiero internacional se ha ido extendido progresivamente a lo largo y ancho del planeta, permitiendo que personas ricas e influyentes evadan impuestos. La investigación revela los intereses que se esconden en paraísos fiscales de personas y compañías a lo largo de más de 170 países y territorios. En el adelanto de la investigación publicado por el ICIJ aparecen nombres como los de Jean-Jacques Augier, tesorero del presidente francés François Hollande durante la campaña electoral de 2012; el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alijev, y miembros directos de su familia implicados en millonarios negocios inmobiliarios y de petróleo de ese país; la esposa del viceprimer ministro ruso, Igor Shuvalov, y empresas controladas por el gobierno de Rusia, entre muchos otros.
El tamaño total de los archivos filtrados y examinados por los periodistas del ICIJ es 160 veces más grande que aquellos a que tuvo acceso WikiLeaks en 2010, vinculados al Departamento de Estado de Estados Unidos, según informó la propia organización. Para analizar toda la información se ha contado con la colaboración de medios como los británicos The Guardian y la BBC, el diario francés Le Monde y el estadounidense The Washington Post.
Las Islas Vírgenes Británicas son un territorio de ultramar dependiente del Reino Unido. Se ubican en el Canal de Francis Drake, al este de Puerto Rico, en las aguas del Mar Caribe. Comprenden una extensión de 153 km² y tienen poco más de 22 mil habitantes. Su capital es Road Town, en la isla Tórtola y su moneda es el dólar estadounidense.
La norma básica que regula las compañías offshore es la ordenanza de 1984 que autorizó la creación de las International Business Company (IBC). Las acciones pueden ser al portador y el capital inicial suele ser de 50 mil dólares como mínimo. Debe haber por lo menos un director, que puede ser un individuo o una corporación. Y no es preciso que sea residente de las Islas Vírgenes.
En la ICIJ participan dos periodistas chilenas: Mónica González y Francisca Skoknic, ambas de Ciper Chile, centro de investigación periodística que derribó al director del Instituto Nacional de Estadísticas, Francisco Labbé, por falsear el censo 2012.
MANUEL SALAZAR SALVO
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 780, 3 de mayo, 2013