Michelle Bachelet inició su campaña electoral con un discurso muy tibio que en el fondo da cuenta de las contradicciones de quienes la van a apoyar en su campaña. Es difícil hablar para la izquierda, para el centro y cierta derecha.
Todos sabemos que los discursos políticos se analizan no solamente por lo que dicen, sino también por lo que no dicen. Michelle Bachelet no habló en su discurso inicial una sola palabra de los cambios políticos, en un país en el cual acaba de votar solo el 39% de la población, donde todas las encuestas marcan un pronunciado rechazo a la “clase política”, donde se mantiene un oprobioso sistema electoral binominal herencia de la dictadura, donde aún nos regimos por la constitución pinochetista reformada, donde está instalada en la agenda pública, desde importantes movimientos sociales, la necesidad de superar la actual crisis de representación del sistema político por una Asamblea Nacional Constituyente, la omisión de la flamante candidata no es casual.
Michelle Bachelet en su discurso expresó lo siguiente: “Hemos sido capaces de construir una democracia estable –con insuficiencias que reclaman nuestra atención, pero estable – con mejoras sociales y con crecimiento económico.” Es decir que la ex presidenta confunde dominio, sumisión, imposición, desmovilización, hegemonía de la derecha con estabilidad. La prolongación del modelo neoliberal dejado por la dictadura y la prolongación del régimen político modificado parcialmente, a la ex presidenta le parece un logro. La construcción de una “democracia estable”,sobre la base de la exclusión de la ciudadanía ¿Es democrático el sistema binominal? ¿Es democrático un sistema que no tiene la participación ciudadana? El 61% de los ciudadanos decidió no participar en las últimas elecciones municipales entre otras cosas porque se siente excluido del sistema político.
En el discurso inicial no hubo ningún compromiso de la ex mandataria con la demanda mayoritaria y profunda del pueblo chileno por la educación gratuita. ¿Cuál es la razón de esta otra omisión? La candidata que tiene un alto apoyo en las encuestas esquiva un pronunciamiento claro al respecto porque entre quienes la apoyan hay gente que tiene intereses en los negocios de la educación y consideran legítimo lucrar con ella.
La ex mandataria centró su campaña en la lucha contra la desigualdad que ha generado una dictadura y una “democracia estable”, “democracia” que ella ha contribuido a construir. Y en realidad si nos fijamos bien lo que ella llamó desigualdad en rigor son algunas de las estructuras de abusos que el sistema neoliberal ha construido desde el ámbito político. Veamos lo que la ex presidenta Bachelet entiende por desigualdad:
“¿Y de qué hablamos cuando decimos desigualdad?
Hablamos de las brechas salariales, por cierto, pero también del abuso de empresas que estafan a sus clientes. Hablamos de la letra chica que afecta a millones de consumidores endeudados. De los cambios unilaterales de planes de salud. De las regiones, postergadas por el centralismo.”
Así Michelle Bachelet mencionó algunos abusos más. Combatir los abusos neoliberales ¿Es realmente combatir la desigualdad? En rigor no se está abordando el problema de fondo de la desigualdad ya que esto es un problema estructural, no un asunto de excesos. ¿O lo que se está pensado es re-maquillar el mismo modelo con tales o cuales reformas al aparato jurídico existente? Proponer cambios para no cambiar nada esencial.
Al referirse al modelo económico la ex presidenta señaló: “Debemos re-pensar las bases de nuestro modelo de desarrollo. Debemos pasar de un modelo basado casi exclusivamente en la exportación de materias primas, a uno que también se sustente en el conocimiento, el emprendimiento, en la iniciativa y la creatividad.” Esto no significa para nada romper con el actual modelo neoliberal. Más bien se observa la intención de realizar algunos ajustes al actual modelo que paradojalmente es el que provoca tanta desigualdad y tanto abuso.
Me imagino que para aquellos estudiantes o miembros de los movimientos sociales que esperan cambios más profundos, este discurso conservador y de medias tintas ha de resultar decepcionante. Pero aún queda la inagotable esperanza de que más adelante y una vez compenetrada de la realidad la ex presidenta cambie, al fin de cuentas recién viene llegando, pero va a ser difícil por la forma en que se está construyendo la nueva mayoría. Desde sectores de derecha “progresista” hasta el Partido Comunista, eso puede servir para ganar elecciones, pero difícilmente para gobernar. Valdría recordar las declaraciones del ex líder estudiantil y ahora candidato a diputado por el Partido Comunista, Camilo Ballesteros: “Supongo que no habrá pinochetistas y comunistas al mismo tiempo apoyando a Bachelet”
Es difícil entonces articular un discurso en el cual se sientan identificados la izquierda, el centro y cierta derecha y por lo tanto este siempre va a ser un discurso que se maneje en el extraño equilibrio que deje a todos la sensación de que están siendo incluidos; en el pasado este tipo de discurso le dió resultados, hoy todo el mundo repite que Chile ha cambiado, veremos qué tanto.
Si aplicamos ese principio de que: “el ser determina la conciencia” y nos preguntamos que ser está determinando la conciencia de la ex mandataria parece ser que todavía está primando la realidad del Olimpo de la ONU.
-Leonardo Ogaz A. es docente universitario.