Nada más falso que el mito neoliberal de una persona de clase media o proletaria, que por su esfuerzo y méritos se convierte en un gerente de Cencosud e, incluso, en candidato presidencial. Es cierto que en la historia, en los distintos países, algunos han logrado esta hazaña, y también es posible que un maipusino pueda ganar el Loto, el Kino o cualquier otro juego de azar.
La literatura chilena, de comienzos del siglo XX, está plagada de personajes no muy diferentes de la biografía del actual candidato de la UDI. En la novela El roto, de Edwards Bello, uno de los personajes proletarios está al servicio de un mafioso parlamentario conservador.
En otra novela de esa época, la familia Ulloa es, por generaciones ininterrumpidas, la más fiel y leal sirviente de su amo – hasta hace poco tiempo, sus “nanas” eran enterradas en los mausoleos de los aristócratas –. Si el lector desea profundizar sobre este tema, me permito remitirlo al libro de Sergio Contardo, Siúticos, o al Modo de ser Aristocrático, de Luis Barros y Ximena Vergara. Sin ir más lejos, los Alessandri constituyen una familia “asimilada” por la aristocracia que, en el segundo gobierno de don Arturo, sirvió tanto a conservadores, como a liberales; su hijo, Jorge, hizo otro tanto, por consiguiente personajes como Laurence Golborne tiene muchos precedentes en la historia de la derecha chilena.
Nada más falso que el mito neoliberal de una persona de clase media o proletaria, que por su esfuerzo y méritos se convierte en un gerente de Cencosud e, incluso, en candidato presidencial. Es cierto que en la historia, en los distintos países, algunos han logrado esta hazaña, también es posible que un maipusino pueda ganar el Loto, el Kino o cualquier otro juego de azar. En “la república plutocrática” no es muy difícil comprarse una candidatura presidencial. Los descendientes de almaceneros, como los Matte, no tendrían ninguna dificultad en asimilarlo a sus filas – no hay mucha diferencia entre ferretero, almacenero o vendedor de tocuyo-.
Es triste que en este país lo único que interesa sean las biografías, sin importar para nada los proyectos-país y los programas de gobierno. El pésimo video de presentación del candidato Golborne, tal vez ideado por los publicistas de la UDI, nos presenta una persona cuyo único interés es encantar a los incautos, con una permanente falsa sonrisa y una gran fatuidad. Se presenta como un alumno del Instituto Nacional y no discípulo del colegio Tabancura, de los Jesuitas o de los Sagrados Corazones. El Instituto Nacional selecciona a la clase alta laica, tal como lo hacen los colegios de curas con los “pechoños”. Ya en 1910, el Profesor Alejandro Venegas – un connotado “comecuras” – denunció esta situación, en Sinceridad, Chile íntimo 1910, y hoy lo hace un estudiante destacado, recién egresado de Cuarto Medio.
El mito de los 33 mineros “Estamos bien en el refugio los 33” – que fue usado hasta el cansancio por el Presidente Piñera que se memorizó un diccionario de sinónimos, ocultando, como lo recordó la Canciller alemana Angela Merkel, las precarias condiciones de los trabajadores, especialmente de los mineros, en un país que pretende ser desarrollado -, es la “hazaña” del rescate de los mineros que le sirvió a la UDI para incorporar al más locuaz de los mineros a su campaña. (Por lo demás, hace tiempo que los mineros no tienen cámaras, y hoy están, en su mayoría, en el más completo anonimato y miseria)
Más allá de esta cortina de humo biográfica, que la UDI está convencida que le servirá para ganar la presidencia de la república, cazando tontos e incautos, este Partido sigue profesando las mismas ideas. El más antiguo de los “coroneles”, Jovino Novoa, en un libro publicado recientemente, se adscribe a la religión de la desigualdad, junto con una serie de pensadores reaccionarios, que los ha habido en todos los tiempos – Edmund Burke, Benjamín Disraeli, Gustavo Flaubert, José Ortega y Gasset, Alberto Edwards, (en Chile), y otros -. Para Novoa no es importante la desigualdad, que es un hecho natural, deseado por Dios, sino la pobreza, como si no constituyera parte intrínseca de la primera.
Con Jaime Guzmán Errázuriz, “su santo patrono”, la UDI popular pretende ganar en las comunas populares por medio de una política clientelista, comprándolos con regalos, bonos y alimentos, manteniendo la idea de la subsidiaridad, el sistema binominal y la Constitución autoritaria, es decir, dejar intacta la herencia de la dictadura, que claramente los favorece.
Por mucho que utilicen la aparente biografía laica y republicana de Golborne, al fin y al cabo siguen siendo “pechoños” y fascistas a la española franquista y sus inspiradores, reaccionarios, Donoso Cortés, Vásquez Mella, José Antonio Primo de Rivera, y en Chile Osvaldo Lira, entre otros.
“París bien vale una misa”, como decía Enrique IV y, en este caso, la UDI, está dispuesta a perdonarle a Laurence Golborne que se haya divorciado por segunda vez, una única excepción de atropello a los principios reaccionarios de un partido que se dice a sí mismo tan respetuoso de los preceptos de los Papas.
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Rafael Luis Gumucio Rivas
17/01/2013