En diciembre pasado surgieron en Chile y aparentemente de la nada ataques declarativos en contra de Cuba manipulados mayormente por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) con el tema de los derechos humanos acerca de lo cual cualquier chileno recomendaría guardar silencio pues en este país rige aún la Constitución elaborada por la tiranía de Augusto Pinochet.
Pronto se conocería que aquellas patrañas pretendían abonar el terreno de las falsedades ante la visita a Santiago (Chile) durante enero del presidente cubano Raúl Castro para asistir al encuentro de jefes de estado de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). La entidad está presidida “pro tempore” por el presidente chileno Sebastián Piñera y tal cargo será asumido ahora, en 2013, por Raúl Castro.
La cita en la capital chilena posee doble relevancia pues concurrirán, además, una cuarentena de Jefes de Estado de la Unión Europea (UE). El propio líder cubano señaló la importancia cuando declaró acerca de Celac: “Simbólicamente consolida el concepto de una región unida y soberana, comprometida con un destino común. En términos estratégicos, nos brinda el instrumento político requerido para aunar voluntades, respetar la diversidad, resolver diferencias, cooperar con el bien de nuestros pueblos y solidarizarnos los unos con los otros”.
El 4 de diciembre pasado Laura Bécquer Paseiro escribió: “El eje fundamental del organismo latinoamericano y caribeño es el llamado al fortalecimiento de las relaciones internacionales desde la construcción de un sistema multilateral basado en el respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos. Igualmente el reconocimiento de la igualdad de los Estados, el rechazo a la amenaza y uso de la fuerza, el respaldo de las normas del derecho internacional , la promoción de los derechos humanos, la democracia y el impulso de una agenda regional concertada políticamente en los diversos foros internacionales” . Quien inició la guerrilla declarativa para emporcar la cita de Celac fue el presidente del PDC local, senador Ignacio Walker, quien quedó públicamente en ridículo cuando pretendió entregar una carta en la embajada de Cuba en Chile pero al no ser recibido se vio obligado a dejar la misiva en un buzón. Según el fracasado cartero en su escrito pedía que se facilitara una visita a Santiago de la cubana Rosa María Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá.
Los ataques a Cuba del PDC chileno basados en una interpretación falaz de los derechos humanos se iniciaron de manera constante a partir de 1995 cuando la Internacional Demócrata Cristiana ordenó a su filial, la Organización Demócrata Cristiana Americana (ODCA) crear un grupo que denominó “Comité sobre Cuba”. Fue integrado por activistas de Chile, Venezuela, Panamá, México y…España. La primera reunión de ese grupo se realizó en Madrid y en ella participó Nuccio Richard, asesor de “asuntos cubanos” del entonces presidente Bill Clinton.
La aludida ODCA viene repitiendo el cuento para incautos de los DD.HH sin que jamás haya condenado el ilegal bloqueo de Estados Unidos en contra de Cuba, pero además carece de autoridad moral para ello. La revista chilena “Punto Final” (Enero 013) denuncia que “Platas de la CIA financiaban al PDC” (artículo reproducido en Clarín) Esa imputación se basa en el llamado “Informe Church” del Senado estadounidense que informa sobre la cantidad millonaria de dólares entregados al PDC antes y después del triunfo electoral de Salvador Allende y “ayuda” que se prolongó bajo la presidencia de SAG para crear las condiciones del golpe de estado de 11 de septiembre de 1973. El PDC es entonces responsable moral de la muerte del presidente mártir.
Hay otros detalles que acentúan la invalidez de las posturas democristianas respecto de los DDHH según apunta también PF: “Otra clara muestra de la insensibilidad del PDC ante las violaciones de los derechos humanos fue el apoyo de algunos de sus militantes, como Gutenberg Martínez, al gobierno terrorista de Napoleón Duarte en El Salvador”.El mencionado Martínez es ahora el rector de la universidad privada “Miguel de Cervantes” y fue el promotor del fracasado viaje de la joven Payá para un “curso o diplomado” en ese plantel.
¿Es realmente cristiano como se autodenomina ese partido político? Dos Papas de la Iglesia Católica, Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en 2012 han realizado visitas oficiales a Cuba y ambos condenaron el bloqueo. Fueron recibidos por las autoridades y en los actos que ellos protagonizaron participaron cientos de miles de personas. Para remate y a propósito del descarado respaldo del PDC chileno al sistema capitalista, Benedicto XVI durante la misa de Año Nuevo (2012-2013) en El Vaticano“ oró por la paz del mundo y condenó las desigualdades económicas y el egoísmo imperante que es una de las manifestaciones del capitalismo financiero”.(tomado de El Mercurio, diario conservador, Santiago de Chile).
Algo huele mal en el mencionado PDC. Por ejemplo es dable suponer que las diatribas en contra de Cuba del senador Ignacio Walker fueron instigadas por su hermano Patricio Walker, también senador y activo miembro de CADAL. Esta última entidad es permanente colaboradora de esa supuesta Organización No Gubernamental (ONG) que según denuncias documentadas es financiada por entidades yanquis y por el propio gobierno de Washington.
Los embustes en contra de Cuba perjudican directamente al gobierno del Presidente Sebastián Piñera en su calidad de anfitrión del encuentro Celac-UE. Al margen de ello, los sectores populares de Chile recibirán con afecto al presidente Castro pues ellos han expresado en variadas ocasiones su solidaridad con la Revolución Cubana desde su victoria en 1959. En 1962 cuando la OEA adoptó la infeliz decisión d excluir a Cuba y promover la ruptura de relaciones, la medida fue resistida por el entonces presidente chileno, Jorge Alessandri Rodríguez, quien era un hombre de tendencias derechistas. En 1964 la presión de Washington logró el rompimiento. En ambas oportunidades se realizaron en Santiago y otras ciudades chilenas manifestaciones masivas de solidaridad con Cuba.
COLOFON
Al tenor de nuestra memoria este será cuando menos el segundo viaje de Raúl Castro a Santiago de Chile. El primero ocurrió cincuenta y tres (53) años atrás cuando visitó a Santiago en compañía del comandante Manuel Piñeiro y fueron huéspedes del entonces senador Salvador Allende. Este periodista tuvo el gusto de saludarlos y acompañarlos-a los tres- por las calles santiaguinas hasta el edificio del Congreso (Parlamento) Nacional.
Sin archivos del caso, he calculado la fecha por su cercanía con la proximidad del triunfo revolucionario. En efecto ambos huéspedes vestían aún el uniforme de Sierra Maestra. Además, Raúl usaba coleta en su larguísimo cabello y Piñeiro lucía una barba colorina que terminaba en su cintura… Entre los acompañantes de ellos tuve el agrado de conocer a Orlando Contreras, de “nacionalidad” chileno-cubana y entonces un jovencito que luego se transformaría en excelente periodista habanero.
(*)Periodista/escritor chileno