Enrique Villanueva es un ex funcionario de la Fach, arrestado y torturado por los golpistas el 73. Nunca he tenido la oportunidad de conversar con él, no tengo vínculos de amistad , familiares ni políticos con su persona, pero me preocupa su situación judicial pues veo en ella todas las características de un chivo expiatorio a ofrendarse en el altar vengativo de la UDI.
Cuando Jaime Guzmán, ideólogo e instigador de la dictadura militar, fue ajusticiado, Villanueva había abandonado la calidad de dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez hacía varios años. El ministro Mario Carroza de todas maneras lo encarceló; es paradójico el razonamiento judicial del juez, pues en este caso buscó causas mediatas de lo investigado hasta varios años antes, sin embargo, en el caso Allende estableció que el bombardeo de La Moneda no tenía ninguna relación con la muerte del presidente Allende a pesar de que este sólo lo había precedido por unos pocos minutos.
Han solidarizado con Villanueva grupos parlamentarios significativos.
La defensa señala que las acusaciones se fundan en declaraciones de una persona detenida en Brasil bajo terribles condiciones y que declararía bajo el acicate de los beneficios de la delación compensada.
Hace un par de días la Corte le negó a la defensa la aplicación de las leyes nuevas y más favorables al procesado, esto es el principio jurídico de la no retroactividad de la ley penal, salvo en el caso de ser más favorable al procesado.
Esto es muy grave y preludia nítidamente el destino procesal del señor Villanueva.
Tengo la impresión de que aquí está el afán de venganza de la UDI llevando a podrirse en la cárcel a quien sea; un chivo expiatorio. Esto apaciguaría sus furias.
La UDI ha recibido una serie de portazos en la cara cuando ha pretendido extraditar a rodriguistas desde el extranjero. No parece razonable fuera de nuestras fronteras encarcelar a quienes se opusieron a Pinochet.
El nombramiento de jueces de la Corte Suprema con un procedimiento tan politizado como el actual, ha hecho víctimas de las opiniones políticas de los partidos a jueces tan notables como Carlos Cerda, que aclaró muchos crímenes de la dictadura, o el juez Aranguiz, que persiguió la corrupción de algunos concertacionistas, lo que puede poner a cualquier juez bajo las iras de los herederos del pinochetismo. El derecho es para personas normales y no les podemos pedir a nadie, ni aún a los jueces, actitudes heroicas.
Creo que el ciudadano Enrique Villanueva es hoy más una víctima que un victimario.
ROBERTO AVILA TOLEDO
ABOGADO.