Las elecciones que concluyeron el domingo 26 de mayo marcaron un importante ascenso en la participación ciudadana de los Estados que integran la Unión Europea: de un 42% en 2014 a cerca del 52% en estas últimas elecciones. Después del fracaso del Brexit y de la renuncia de Teresa May como Primera Ministra de Gran Bretaña, los partidos políticos eurófobos ya no se atreven a plantear claramente la salida de sus países de la Comunidad Europea. En la problemática son radicales, pero en la “solución” son mucho más moderados.
Pocos ciudadanos conocen a cabalidad los poderes del Parlamento Europeo, pues en el fondo, las grandes decisiones se toman sobre la base de los Tratados, en que el último fue el de Lisboa, que detalla los aspectos económicos y políticos del funcionamiento de la Comunidad.
El Parlamento Europeo sí tiene poderes muy importantes, como el nombramiento de la Comisión – especie de Ejecutivo de la Comunidad – y, sobre todo, la presidencia del Banco Europeo.
Cada país signatario de la Comunidad Europea elige un número de diputados según su densidad poblacional, siendo los alemanes son los más numerosos.
Los diputados se agrupan en partidos según sus tendencias ideológicas, siendo el de más sufragios el Democratacristiano de derecha, con 178 escaños de 751 que componen el actual Parlamento; el segundo lugar lo ocupan los socialdemócratas y socialistas, con 149 escaños; en tercer lugar, los liberales, con 112 curules; en cuarto lugar los Verdes, con 64 escaños; el quinto lugar lo ocupan los conservadores euro-escépticos, con 59; los soberanistas, con 57, y la extrema derecha, con 50; por último la izquierda, con 41.
Al comparar estas cifras con las de 2014, solamente ganaron los Verdes y los Liberales, haciendo perder la mayoría a los democratacristianos y socialistas.
Europa, en el panorama geopolítico, es una gran potencia que se encuentra atacada por varios frentes: en primer lugar, que si bien no es la potencia que era la URSS, sí cuenta con poderoso ejército y la llave del gas; por otro lado, el gobierno de Donald Trump que, desde posiciones nacionalistas, amenaza con dominar la OTAN y Europa, sobre todo dividir a los signatarios entre aquellos más serviles al imperio norteamericano – Polonia, Hungría, Austria, y los checos y los eslovacos, humillando a Ángela Merkel que antes detentaba la hegemonía.
En el plano de estas elecciones en los respectivos países, en Inglaterra ganó el partido del Brexit, condenando a los conservadores a ocupar un quinto lugar, y la salida pactada ahora se ve mucho más difícil; para Gran Bretaña el abandono sin Acuerdo de la Comunidad Europea podría significar la pérdida de varios puntos en el PIB, además de una situación muy difícil en la frontera de Irlanda del Norte y la del Sur, y no sería raro que Escocia abandonara la Gran Bretaña.
En España, el Partido Socialista obtuvo el 33%; el Partido Popular, 20%; el Partido Ciudadanos, 12%; Podemos, 10%; VOX, 6%. No cabe duda de que el PSOE se está convirtiendo en una de los más poderosos de Europa, y por otro lado, tanto Ciudadanos, como Podemos, no han logrado romper en la práctica la hegemonía del sistema bipartidista. Ciudadanos, un partido que pretende ser liberal de centro, pero en el fondo es derecha, ha terminado aliándose al ultraderechista VOX, ante el espanto de sus aliados del liberalismo europeo.
En Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen obtuvo la primera mayoría, aventajando al Partido República en Marcha, del Presidente Emmanuel Macron; a los socialistas y a la izquierda de la Agrupación Francia Insumisa les fue muy mal, y solo obtuvieron un porcentaje del 6% cada uno – en el fondo, Francia está condenada al clivaje entre la ultraderecha nacionalista y el Partido de Macron, actualmente rechazado por la mayoría de los ciudadanos, y cada vez hay menos ciudadanos dispuestos a caer en el chantaje, que antes permitió el triunfo de Chirac, y en 2017, el de Macron. La derecha gaullista casi está desapareciendo, (en estas últimas elecciones con menos del 10%).
En Alemania ganaron los democratacristianos, aliados a los socialcristianos de Baviera, con el 29,3%; el Partido SPD obtuvo sólo un 16,3% siendo aventajado por los Verdes, que obtuvieron un 20%.
En Grecia, el Partido Syriza, con 24%, perdió la mayoría en manos de Nueva Democracia, de derecha, que logró el 33%, lo cual obligará al Primer Ministro Alexis Tsipras a llamar a elecciones.
En Italia ganó el Partido La Liga, del Ministro de Interior Matteo Salvini, con un 32%; en segundo lugar, el Partido Demócrata, 24%; en tercer lugar, el Partido Cinco Estrellas, con 16%. En Suecia el triunfo lo obtuvieron los socialdemócratas.
En Hungría ganó el partido ultraderechista con un 54%; en Austria, el partido fascista – hoy cuestionado por un grave escándalo a raíz de que el vicecanciller pactó con millonarios rusos a fin de conseguir dinero para la campaña de su Partido – logró mantener la mayoría.
A pesar de la pérdida de escaños, que obligará a la Socialdemocracia europea a pactar con liberales y Verdes, sin embargo la Europa actual, asediada por los nacionalismos de corte derechista, se mantiene fuerte hasta ahora gracias a la importancia de grandes bloques, que se convierten en la única forma de conservar algún peso en la geopolítica.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
27/05/2019