El 26 de mayo recién pasado se elegían doce de los 17 parlamentos autonómicos. El PSOE ganó en Aragón, Asturias, Castilla la Mancha, Extremadura, Cantabria, Baleares y Canarias. El PP triunfó en Castilla León, Madrid, Murcia, Ceuta y Melilla. Navarra quedó en manos de los soberanistas. Frente a la derrota de los socialdemócratas en el resto de Europa, salvo las excepciones de Bélgica y Suecia, el PSOE se ha convertido en el principal Partido de esta tendencia en Europa, y el mérito pertenece en su totalidad al actual Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, quien combatió muy bien los “duques” del PSOE, encabezados por Felipe González.
Los medios de comunicación de derecha se han solazado con la baja votación obtenida por el Partido Podemos anunciando, prácticamente, su disolución. Es cierto que la izquierda española pasa por una crisis de proporciones, sin embargo lo más probable es que Podemos pueda formar parte del gobierno presidido por Sánchez.
En las elecciones municipales hubo dos combates voto a voto, en Barcelona y Madrid: en la primera ciudad ganó Maragall, del Partido Izquierda Republicana, desplazando a la candidata progresista Ana Colau; en la segunda ciudad el triunfo lo obtuvo José Luis Martínez, del Partido Popular, también sobre la progresista Manuela Carmena. En ambos casos, solo a la una de la mañana se pudo saber el resultado.
El Partido PP parecía derrotado, pero se recuperó levemente al triunfar en Madrid, lo cual permitió a su líder, Casado, mantener la jefatura. En el fondo, los nuevos gobiernos de derecha, tanto las autonomías como los ayuntamientos, se ven obligados a establecer una alianza entre el PP, Ciudadanos y Vox, por consiguiente, los moderados de derecha están forzados a un matrimonio con la ultraderecha franquista.
Ciudadanos, encabezado por el “señorito” Albert Rivera, no alcanzó ninguno de los objetivos que se proponía: arrebatar el liderazgo de la derecha al PP, y por otro lado, tiene que compartir cama con los fascistas de Vox. Por su parte, Vox tampoco obtuvo un triunfo arrasador, como pronosticaban los analistas políticos y periodistas de la derecha española.
Los soberanistas y autonomistas fueron exitosos tanto en Cataluña como en el país vasco. En la primera comunidad autónoma el líder de la Izquierda Republicana, Oriol Junqueras, actualmente en la cárcel, y Carles Puigdemont, lograron un escaño en el Parlamento Europeo, planteando el problema de que el primero está preso, y el segundo, exiliado. En todos los ayuntamientos del país vasco ganó el Partido Nacionalista vasco (PNV), con la colaboración Eh Bildu. La solución de independencia de Cataluña va a ser uno de los grandes problemas a resolver por el nuevo gobierno de Sánchez.
En España – a diferencia de Chile, en que se eligen apenas 350 municipios – se elige alcaldes y consejeros en siete mil ayuntamientos. En muchos municipios rurales apenas votan 150 personas, en su mayoría adultos mayores, pues la juventud abandonó el campo desde hace mucho tiempo; los problemas de la España vacía son muy profundos y parecen insolubles.
En los ayuntamientos el PSOE logró retener Sevilla como un baluarte, perdido en las elecciones anteriores de la Comunidad Autónoma andaluza, en manos de la alianza de derecha, (PP. Ciudadanos y Vox). En Bilbao el ayuntamiento quedó en manos del Partido Nacionalista Vasco, al cual hay que agregar la totalidad de las comunas de Cataluña, repartidas entre las tierras republicanas y el Partido Juntos por Cataluña, dirigidos por Carles Puigdemont.
La España invertebrada sigue sin variación y los independentistas catalanes y vascos mantienen el poder en las Comunidades Autonómicas y Ayuntamientos.