Cuando las instituciones se corrompen – como ocurre en Argentina y Perú , por ejemplo – la democracia está en peligro. Pero aún más grave es cuando la peste de las coimas, la extorsión y prevaricación involucran al Poder Judicial.
En Argentina los jueces dependen del Poder Ejecutivo, por consiguiente, según el gobierno de turno se tiende a perseguir al anterior mandatario. Hoy, el multimillonario Mauricio Macri, que encabeza un gobierno corrupto por excelencia, está decidido a enviar a prisión a la mayoría de los funcionarios del gobierno de Cristina Fernández – incluida ella misma -, a través de judicialización de la política. El juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli están a cargo del famoso caso “cuadernos”, que no solo involucra a políticas, sino también a empresarios de la construcción, entre ellos a Ángel Calcaterra, primo del Presidente Macri.
Los empresarios han adoptado el camino del arrepentimiento eficaz a fin de evitar la cárcel, acto que se produce por medio de un pacto de colaboración entre el fiscal y el formalizado que adopta esta figura, que consiste en confesar toda la información conocida, e incluso, implicar a un superior en el caso – es decir “cantar” -.
La acusación al fiscal Stornelli comenzó cuando el empresario agrícola, Pedro Etchebest, acusó a Marcelo de D`Alessio, un desconocido abogado que intentó comprarlo bajo la promesa de intervenir ante el fiscal y así dejarlo fuera de la causa “cuadernos”. En el juzgado correspondiente a un balneario de Pinamar, en el pueblo Dolores, cuyo titular es el juez Ramos Pinilla, conocido por su cercanía a la Campora, (fracción del Partido Justicialista), dirigida por el hijo de Cristina Fernández, Máximo Kirchner, desde el comienzo se planteó un conflicto de competencia entre el juez Ramos y el magistrado de Comodoro Py, Justo Ercolini, muy cercano al Presidente Macri.
El fiscal Stornelli se negó a presentarse ante el juez Ramos, imposibilitando su defensa, quien se protegió en fuero que imposibilita su detención; posteriormente fue declarado en rebeldía. El viernes 24 de mayo el juez Alejandro Ramos Padilla pidió la remoción del fiscal Stornelli, además solicitó el retiro del fuero, acción que debe ser fallada por un jurado especial. En el caso del fiscal, está acusado por extorsión e intento de grabación de las conversaciones de los abogados de la defensa de Leo Fariña, (acusado en el caso de lavado de dinero del millonario Lázaro Báez).
El caso del fiscal Stornelli adquirió mucha importancia política a raíz de la extraña personalidad de Marcelo D`Alessio, a quien se le comprobó ser un falso abogado que, en varios programas de televisión dijo pertenecer a la DEA, (Organismo norteamericano encargado de investigar el tráfico de drogas) y, a su vez, de estar al servicio de la embajada norteamericana en Argentina.
De la noche a la mañana, D`Alessio se transformó en un personaje de la farándula, como también en un gran especialista del tema del narcotráfico. En el Programa “Animales Sueltos”, que conduce el periodista Fantino, aparecía como un consumado experto en espionaje y contraespionaje.
Marcelo D`Alessio se jactaba de su amistad con grandes personajes de la política y de la empresa, entre ellos Lilita Carrió y, sobre todo, con la ministra de Seguridad del régimen actual, Carolina Bullrich; posteriormente, se descubrió en el proceso que D`Alessio usaba el celular de la ministra quien, siendo descubierta, confesó ante la Prensa que era un juguete de su nieto, (como si un niño fuera capaz de convertirse en especialista de espionaje).
El gobierno de Macri fue descubierto en flagrancia al utilizar este raro personaje para espiar a la oposición y, por consiguiente, no quedaba otra salida que acusar a los presos del kirchnerismo de haber fraguado, desde la cárcel, la acusación del fiscal Stornelli, con el fin de ensuciar el expediente de “los cuadernos”.
En el mundo actual hay muchos elementos cibernéticos que permiten descubrir muy prontamente los delitos del investigado: bastó allanar la casa de D`Alessio y analizar las comunicaciones de su celular para reunir las pruebas que lo acusan, entre ellas, el video en que aparece recibiendo dinero del empresario Pedro Etchebest, en un restaurant de un balneario de Pinamar.
El supuesto espía D`Alessio se jactaba de su amistad con varios periodistas, entre ellos Santoro, del Diario Clarín, conocido como gran enemigo de los Kirchner. Al parecer, se le había encomendado la misión de investigar a la Prensa, sobre todo a la de oposición al gobierno de Macri.
Es muy sintomático que Marcelo D`Alessio, una vez descubierto como espía del gobierno, los principales voceros de la derecha se hayan adelantado a calificarlo de “loco”, (“así paga el diablo a quien bien le sirve”).
El fiscal Stornelli es un caso excepcional en la historia judicial argentina: un personaje de la magistratura se ha negado, por dos meses consecutivos, a prestar declaración ante un juez que lleva a cabo una indagación importante.
Stornelli, al igual que la ex Presidenta Cristina Fernández, posee un fuero por el cual prohíbe al juez dar la orden de buscarlo con policía; la diferencia entre el fiscal y la ex Presidenta Fernández es que la ex Mandataria se ha presentado siempre a todos los llamados del poder judicial.
Es difícil prever cómo va a terminar el caso del fiscal Stornelli. El Juez Alejandro Ramos Padilla ha dado una última oportunidad al fiscal en rebeldía, citándolo a declarar el próximo 31 de mayo.
En Argentina todos los poderes están podridos, en especial el judicial, pues la mayoría de los Magistrados están al servicio del gobierno de turno.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
25/05/2019