En la calle Argomedo del cerro Playa Ancha hay un mural que, a pesar de haber sido realizado en el año 1970, de cierta manera es un reflejo de la historia reciente de nuestro país. En un sector del muro se puede observar, parcial y difusamente, un grupo familiar que camina jubiloso y con la frente en alto hacia un futuro prometedor, representando el periodo del Gobierno Popular encabezado por Salvador Allende, en donde el proyecto y los sueños por construir una sociedad más justa y solidaria fueron violentamente interrumpido por el golpe de Estado de 1973.
El resto de la pared está cubierto de distintas capas de pintura y de grafitis, que representan los diferentes mecanismos que se han implementado intentando ocultar esta memoria histórica, la cual, porfiadamente, continúa empeñada en salir a la luz.
El tercio central del muro está compuesto por una porción metálica, una reparación de ese sector original de la muralla que se desplomó, que se destruyó como consecuencia del paso de los años, de las dificultades para su mantención y de las inclemencias del tiempo, como un silencioso símbolo de la herida que permanece abierta en nuestro país a consecuencia de las brutales violaciones de los derechos humanos cometidos por la dictadura cívico militar, incluyendo por cierto a los miles de detenidos y detenidas desaparecidas, crímenes de lesa humanidad que continúan en la impunidad después de 45 años. Este Mural se encuentra ubicado a unos cien metros de donde funcionó la Academia de Guerra Naval, un siniestro centro de detención y tortura de la Armada de Chile.
El último elemento a resaltar, en esta interpretación subjetiva, en esta lectura de un observador parcial por cierto, es la imagen de un estudiante encapuchado, que se encuentra de pie sobre un pupitre escolar, portando una molotov encendida en su mano derecha, imagen pintada precisamente en medio de la familia del mural original, que de alguna manera expresa la rebeldía y las luchas que lleva adelante hoy en día el movimiento estudiantil.
Pero detrás de esta subjetiva observación expresada anteriormente, hay un Proyecto de Restauración de este Mural de la calle Argomedo – como una forma de recuperación de la Memoria Histórica – que desde hace algunos años lleva adelante un colectivo encabezado por Severine Neveu (investigadora y restauradora), quien junto a Judith Maury(conservadora del mural y de su memoria) y Rodrigo Márquez (gestor cultural e investigador) forman el Equipo Encargado del Proyecto, en el cual colaboran, además, Felipe Rivera, Isabel Adriasola, Laura Huerta, Cristián Ceruti, Cristián Mellado y Alfonso Ruiz Pajarito.
En el sitio www.muralargomedo.cl se puede acceder al material recopilado hasta este momento y precisamente allí podemos constatar que a partir de mediados del año 2015 se comienza este proceso de recuperación, con una etapa de investigación del barrio y de la elaboración del mural, con testimonios recogidos entre los vecinos y vecinas, lo que ha permitido ir avanzando en develar muchos detalles al respecto.
En parte del testimonio entregado por Judith Maury en el documental realizado por UPLA Televisión, ella manifiesta:
“Ese mural se pintó en una época que era de campaña de la Unidad Popular, más o menos en el año 1970, y ese mural es parte de la historia del barrio, como también parte de la historia de esta casa y de las personas que vivían en esta casa, porque primero se solicitó el permiso para ocupar el muro y pintar el mural a la dueña de la casa y la colaboración de los vecinos para la realización de ese mural. Se hizo en una noche. Venía muy bien organizado el equipo y sacaron luz del garaje que se habilitó como centro de operaciones. La actividad se inauguró con un acto musical y con algunas palabras sobre el objetivo del mural. Era un mural, como todos los otros que se hicieron en la campaña de Allende, un mural explicativo, no con palabras, sino con figuras que representaban alguna idea(…) después del golpe llegaron algunos marinos y empezaron a borrar el mural, lo pintaron todo de blanco(…) con el cabo del tiempo y con la lluvia y los vientos, empezó el mural a aparecer como un fantasma, hasta que quedó completamente nítido (…) volvieron a pintarlo otra vez…después de otro tiempo volvió a aparecer, de manera que se aburrieron de taparlo y ahí siguió, diluido, pero ahí siguió…”
La participación de los vecinos y vecinas del barrio, junto con la brigada muralista de la Escuela de Bellas artes de Valparaíso, concretaron esta obra de arte popular. En los dos tercios izquierdo del muro estaba pintado el símbolo de la Unidad Popular, representado por una “X”, seguido de la palabra Allende en grandes letras de imprenta y sobre ella la frase “Mujer únete a los que vencerán”. En el tercio derecho del mural, al mirarlo de frente, están representadas las figuras de un hombre, una mujer y dos niños, las cuales fueron delineadas por los muralistas utilizando las sombras de diferentes integrantes de la brigada que se interponían delante de la luz de los focos, realizando el gesto que se quería proyectar y delinear sobre el muro, para posteriormente proceder a su relleno y coloreado.
A lo largo de estos años el Equipo encabezado por Severine Neveu ha logrado avanzar con éxito en la primera etapa de todo este proceso, que consistió en la recolección de testimonios y en instalar la idea de este rescate de la memoria histórica, realizando además algunas acciones concretas tendientes a preservar lo poco que aún queda de la imagen original. A principios de este año, durante el verano, se efectuó el fijado y reparación del solevantamiento de la pintura del Mural. Una de las restauradoras que participó en dicha mantención, explicó de esta manera el trabajo que realizaban en ese instante:
“Las inclemencias del tiempo, las lluvias en invierno, después el calor en el verano, han provocado que la pintura se vaya levantando, en las distintas capas que tiene. Acá tenemos el muro pintado al parecer con cal y arena, luego tenemos distintas capas de pintura y el Mural está en una de estas capas y tanto la pintura del Mural como las pinturas que están debajo se han ido desprendiendo. Además los grafitis que han hecho encima han generado nuevas tensiones, entonces se levanta la pintura. Lo que estamos haciendo ahora, para asegurar la conservación delo que queda del Mural, eso es lo más importante, es ir aplicando con un pincel un adhesivo, que se usa en restauración para este tipo de situaciones. Aplicamos este adhesivo, que está diluido, y luego vamos presionando, entonces con eso nos aseguramos de que la pintura se mantenga. Así más adelante podremos hacer una intervención más de restauración o de conservación, eso se definirá en su momento, pero así nos aseguramos que para el invierno no se desprenda la poca pintura que queda.”
Para celebrar esta primera etapa de la recuperación de la memoria histórica que representan estas imágenes plasmadas sobre el muro, la “Asociación Mural Argomedo” organizó el día sábado 18 de mayo de 2019 un acto artístico cultural bajo el lema “DESDE 1970 RESISTIENDO”, con una invitación abierta a toda la comunidad porteña, pero en especial al barrio, sus vecinos y vecinas. La jornada se transformó en una alegre celebración en donde participaron decenas de personas, hombres, mujeres, jóvenes, muchachas, niños y niñas, quienes se deleitaron con las interpretaciones musicales del Colectivo El Brasero y Fernando Charanguito Trío .
Héctor Aravena, integrante del Colectivo El Brasero, antes de comenzar con la música, relató: “Después de 46 años vuelvo a cantar en esta misma calle. En el año 73 cantábamos ahí en esa esquina, donde había una panadería y al lado una carnicería donde funcionaba la JAP (Junta de Abastecimientos y Precios) y donde se hacía la cola para comprar los productos que allí llegaban. Con un compañero, también vecino de acá, nos poníamos ahí a cantar para amenizar la espera de la gente que estaba en la cola. Llegaba el camión con la mercadería y se repartía equitativamente. Todo eso lo vivíamos por el año 73, por eso es para mí muy especial este momento. Este mural que se ha resistido por todo este tiempo a desaparecer es una metáfora de lo que también ha sido nuestra vida. También nos hemos negado a que nuestros sueños de una sociedad más justa y mejor puedan desaparecer, y por eso, todavía cantamos.”
Por otro lado, Víctor Sanhueza, otro de los integrantes del Colectivo El Brasero, agregó:
“Nosotros no solamente queremos recordar y hacer presente nuestra historia a través del canto, sino que la idea es construir un futuro desde esta cátedra de la memoria, desde este espacio, desde esta calle que se encuentra a pocos metros de donde estaba la Academia de Guerra. Precisamente un compañero que está acá con nosotros, me contaba que el día que lo soltaron, que andaba con uniforme escolar porque era un adolescente en esa época, de una de estas casas alguien generosamente le dio plata para que pudiera irse en micro para su casa…en este espacio en donde todos los que estamos acá estamos empeñados en rescatar la memoria y sobretodo confiar en este sueño que nos motiva y nos impulsa. Es un sueño que viene de lejos, que representa las raíces, los cimientos desde donde nos inspiramos para seguir cantando, para seguir luchando por nuestro país y por nuestra América.”
Mientras se preparaba el vino navegado y las churrascas se cocinaban sobre la parrilla instalada en la vereda, las letras y sonidos de canciones tan emblemáticas como “Todavía Cantamos”, “Simón Bolívar”, “Yo te nombro libertad” y “La Muralla”, fueron coreadas con entusiasmo y alegría por los y las asistentes a esta actividad.
Severine Neveu
Luego de la participación del Colectivo El Brasero y antes que se presentara el grupo musical Fernando Charanguito Trío, hizo uso de la palabra Severine Neveu, expresando:
“Estamos reunidos para celebrar la recuperación del Mural Argomedo. Cada uno tiene sus razones para estar presente, pero creo que a todos nos unen dos motivos para estar acá. Primero, porque queremos recordar este pasado y a nuestros compañeros que estaban cargados de sueños, luchando para cumplirlos, unidos, felices, sin miedos y libres, apoyando a su líder carismático, Salvador Allende, con la voluntad de construir un país equitativo y solidario por la vía democrática. En segundo lugar, porque soñamos, secretamente, volver a sentir esta unión, recuperar esos ideales perdidos y revivir la lucha. Por eso este momento lo tenemos que aprovechar para conocernos, compartir y construir juntos, nunca es tarde.
El Mural Argomedo apareció en los años ochenta, luchando también, a su manera, en esos años de rebeldía, después de haber sido tapado durante la dictadura. Pero en fin, reapareció, sigue estando aquí. Más dañado por el olvido y casi desaparecido por capas de pintura y grafitis, reflejo de nuestra decadencia, de individualistas perdidos sin compromiso, sin una dirección clara.
Lo más importante es lo que cuenta el Mural, ya que es nuestra Memoria y la tenemos que cuidar. Por eso hoy se graba, se sacan fotos, para construir este Proyecto y dejarlo consolidado. Durante casi cuatro años se trabajó en valorar este patrimonio para fomentar su restauración. Se investigó la historia del Mural, se buscó testimonios y testigos. Se logró mucho y se registró todo. Tenemos una buena base para ahora buscar financiamiento que permita restaurar el Mural. El Proyecto para rescatar su memoria tenemos que difundirlo. Estamos orgullosos de haber intervenido estos últimos meses creando la Brigada Mural Argomedo para consolidar la pintura de la parte del Mural, de la familia que permanece. Por todo esto queremos celebrar esta alegría con ustedes. Su presencia y compromiso con el Proyecto es importante para nosotros. Les necesitamos y esperamos poder seguir adelante todos juntos.”
Fernando Charanguito, acompañado por Antu y Leonel continuaron con esta jornada de celebración interpretando diferentes melodías latinoamericanas y ancestrales.
Luego de esta intervención musical, Severin Neveu invitó a las y los presentes a llenar sus vasos con vino navegado para realizar un brindis celebrando esta primera etapa del proyecto, y alzando su copa manifestó: “Lo que hemos podido investigar es que este Mural se hizo el año 70, una noche de invierno, que hacía frío, vinieron a pintar unos alumnos de la Escuela de Bellas Artes de la época, con gente del barrio, todo muy bien organizado. Llegaron como a las seis de la tarde y era como ahora, había gente, había niños, había vecinos. Este garaje que está a mis espaldas estaba abierto y allí enchufaron unos focos para proyectar las siluetas de las figuras y pintarlas sobre el muro. La gente estaba celebrando, compartiendo, cantando, celebrando con música. La gente se tomó la calle para celebrar ese momento importante. Había dos niñitas que vinieron con sus papás y se llamaban “Las Pajaritas”, y allí están, todas unas mujeres ahora. Siempre en esta investigación del Mural pasan cosas así, aparecen nuevos testigos, nuevos testimonios”
En medio de los asistentes se encontraban Jenny Esther Olivares y Flor Ana Olivares, que en la época de la Unidad Popular formaban el dúo “Las Pajaritas”, quienes entregan este pequeño testimonio:
“Fue una época muy linda para nosotras. Nos acordamos con mi hermana que estábamos arriba de un camión que se encontraba atravesado aquí en la calle. Había una fogata me recuerdo, en medio de la calle, que era de adoquines. Son recuerdos que se quedan grabados en la memoria. Tocamos las dos, ella la guitarra y yo el arpa. A veces mi papá nos acompañaba con el acordeón. Somos familia de artistas. Uno de mis hermanos es “el Perla chico.”
Me acerco a conversar con “Las Pajaritas”, mientras todos y todas las concurrentes al acto se acercan hacia el mural para hacer el registro de una fotografía grupal y realizar el brindis de celebración con el que finaliza esta actividad.
Las hermanas Jenny y Flor Ana me muestran unas fotos de la época. En una de ellas aparecen las dos tocando arpa y guitarra. En otra aparece su padre junto a Salvador Allende. “Nuestro padre fue Regidor en la época del Presidente Allende”, me dice Jenny, para agregar luego “Esta foto donde estamos las dos fue tomada en el escenario del diario La Unión. En el año setenta yo tenía 9 años. Tenemos también otras fotos también muy buenas como esa de Allende, porque en aquellos tiempos complicados las guardamos debajo de la tierra, pero están bien conservadas…”
Al igual que el Mural de la calle Argomedo, con este pequeño testimonio gráfico en donde se puede observar a Salvador Allende vestido de huaso junto al padre de Jenny y Flor Ana, reaparece un nuevo trocito de la porfiada Memoria Histórica.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 20 mayo 2019