El neoliberalismo se caracteriza principalmente por hacer más ricos a los ricos, pero más pobres a los pobres, y su divisa es la desigualdad entre ciudadanos. Los talibanes del neoliberalismo sólo creen en la iniciativa individual, la invasión del mercado en todos los aspectos de la vida – incluso la educación y la salud – y el Estado como guardián de la propiedad privada.
En América Latina el modelo de las políticas neoliberales es Chile, y la Bolivia de Evo Morales es justamente lo contrario. Gracias a la nacionalización de los hidrocarburos, y así este país comenzó el camino hacia el milagro económico.
En los trece años de gobierno de Morales Bolivia ha tenido un crecimiento del PIB del 5% promedio, el más alto de América Latina: aventaja a Perú, Colombia y Chile, países que apenas alcanzan el 3 y fracción por ciento. Sus vecinos, Brasil y Argentina están en recesión y con crecimiento negativo.
Los tres gobiernos de Morales han reducido la pobreza, de un 73% a un 38%, y la clase media ha crecido en un 40%. Si bien es cierto que Bolivia sigue siendo pobre, ya no es miserable, ni siquiera tiene que pedir dinero – cual pordiosero, como lo decía el ex Presidente Carlos Mesa en su carta- a la primera magistratura, (2004) para pagar los sueldos.
El ministro de Economía Luis Arce sostiene que Bolivia tiene la medalla de oro en los “juegos olímpicos mundiales” de reducción de la miseria del 2002 al 2004, según una medición del Banco Mundial.
En el año 2010 el PIB boliviano era de 19 mil millones de dólares, en el 2019 alcanza la suma de 46 mil millones de dólares. El PIB per cápita en Bolivia es de 3 mil dólares, mientras que el de Chile es de 15 mil dólares, (a Bolivia le queda camino por recorrer, pero está bien encaminado).
Bolivia, a diferencia de otros países del socialismo del siglo XXI, supo ahorrar durante la época de alto precio de las materias primas, lo cual le permite ahora contar con reservas suficientes para invertir en programas de desarrollo social.
La economía boliviana la podemos definir como un socialismo comunitario que sabe aprovechar la inteligencia y creatividad de su población indígena para el comercio. La vida cotidiana indígena se basa en tres principios: no robar, no mentir y no ser flojo.
Brasil y Argentina juegan un papel muy importante en la economía boliviana, especialmente por la ubicación de Bolivia en corazón de América Latina, pero desafortunadamente la recesión en ambas potencias ha sido perjudicial para el desarrollo del país altiplánico.
Bolivia es el único país latinoamericano que pudo resistir bien la baja de los precios del petróleo: en 2016, cuando el precio del “zumo del dinosaurio” llegó a 25 dólares el barril, Bolivia seguía creciendo al 4,7%.
Bolivia, como los demás países del área, sigue siendo dominada por una economía de extracción y dependiente de las materias primas, sin embargo, hay intentos del gobierno por diversificar la economía.
El crecimiento de Bolivia se divide: el 6,9% en agroindustria; el 6,7% en administración pública; el 5,1% en manufactura; el 3,3% en los servicios financieros. La deuda pública es apenas de 40% del PIB, (menor que la de Argentina, que ya supera el 100% y, además, tiene un default técnico.
Bolivia antes exportaba un alto porcentaje de su producción a través de los puertos chilenos; hoy está privilegiando la salida por el Atlántico, en Uruguay. A su vez está comenzando a invertir en el Puerto de Ilo, (Perú), con salida al Pacífico. (Cuando Bolivia nos dé la espalda, muy tarde nos daremos cuenta de cuán deficiente era nuestra política exterior con los países vecinos).
Nuestro vecino del altiplano ha sido privilegiado en materias primas: posee gas natural, petróleo, oro, plata, estaño, hidroelectricidad, energías limpias y el litio. A diferencia de Sebastián Piñera – entregó el litio a empresas chinas y norteamericanas – Evo Morales mantiene una especie de sociedades con capitales extranjeros, manteniendo para Bolivia un alto porcentaje y el mando de la empresa.
Los antipatrióticos gobiernos chilenos cobran apenas un 3% como royalty en la minería, por el contrario, el Estado boliviano cobra entre un 50% y un 80%. Actualmente Bolivia ha firmado un pacto con una empresa alemana para la fabricación de autos eléctricos, mientras en Chile seguimos vendiendo el litio en forma de carbonato.
Como en todos los países los electores se tragan las insensateces que transmiten los medios de comunicación, es capaz que crean la propaganda que tiende a comparar la economía venezolana con la boliviana, cuando los altiplánicos tienen apenas un 1,5% de inflación y un crecimiento de 4,7%, y Venezuela tiene 1.000.000% de inflación y crecimiento negativo del PIB.
Un gran éxito del milagro boliviano es el haber mantenido el valor de su moneda des dolarizando su economía. En 2005, el 89% de las cuentas corrientes y de los créditos se tasaban en dólares, hoy es justamente lo contrario, el mismo porcentaje se hace en moneda nacional.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
15/05/2019