Este 1º de Mayo se tiñó de negro y amarillo: los Black Block, (Bloque Negro), habían anunciado la irrupción en París este 1º de Mayo, con ocasión del Día del Trabajador. Los seguidores del grupo pertenecen a distintos partidos políticos de ultraizquierda, anarquistas y ecologistas, y los une el rechazo frontal al sistema capitalista; todos ellos visten camisa y pantalón negros, y se caracterizan por la unidad y rapidez con que atacan las edificaciones que consideran más visibles del sistema. En el caso de la celebración del Día del Trabajador se ensañaron con el Mac Donalds.
El Bloque Negro, sumado a los más radicales y perseverantes de los Chalecos Amarillos, lograron dominar la multitudinaria marcha del 1º de Mayo, que logró la participación de más de 100.000 personas en París. Los sindicalistas de la CGT y la FO, (Fuerza Obrera), se vieron opacados y, en un momento dado su líder, Philipe Martínez, se vio forzado a abandonar la manifestación a causa de la violencia desatada y la represión, especialmente con el empleo de bombas lacrimógenas. El Comité de Seguridad de la CGT nada pudo hacer contra la violencia de la policía, como la de destructores, el Bloque Negro y los Chalecos Amarillos radicalizados.
Los Chalecos Amarillos, después de 23 sábados seguidos, están demostrando que con las marchas pacíficas no han logrado sus objetivos, por consiguiente, muchos de ellos, los más fieles y convencidos, comienzan a adoptar el predicamento de que sólo será válida la violencia para poner en jaque el poder, que los acerca al Bloque Negro.
El Ministro del Interior, Christopher Castaner, utilizó una verdadera campaña del terror durante esta festividad anunciando que el Bloque Negro traería a París desde Alemania y de otros países de Europa, un número de 2.600 destructores, capaces de convertir a la ciudad en la capital del motín. La fuerza policial tendría un número equivalente desplegado en las calles, de más de 3.000 policías, armados hasta los dientes.
El objetivo de Castaner era el de mantener el orden garantizando a los Sindicatos el derecho a marchar en su día, y por ningún motivo podía prohibir esta tradicional manifestación, que viene desde siglos en Francia.
En el año 2018 la marcha del 1º de Mayo terminó en un desastre: en ese mismo día se descubrió al guardaespaldas del Presidente Macron, Alexis Benalla, mezclado con la policía golpeando a una pareja de manifestantes, hecho que fue grabado en un video, provocando un escándalo de proporciones; dos meses después de este incidente, Macron reconoció su culpabilidad y, amenazantemente, desafió a que la policía viniera por él. Hubo una comisión del senado que investigó el affaire Benalla, comprobando que había culpa del gobierno en el encubrimiento de este personaje mafioso y violento, que había comenzado su carrera como guardaespaldas del PS y, durante el gobierno de Macron había efectuado negocios con un millonario ruso, amigo de Putin. Al poco andar, la Prensa – como en la mayoría de los países del mundo vendida al poder- sacó de los titulares el asunto Benalla.
Con ocasión de la celebración del 1º de Mayo la policía francesa cerró los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia, La Asamblea Nacional, el Arco del Triunfo, para impedir el acceso al público, como también a los vehículos, y la marcha tenía que seguir un trazado determinado previamente, desde Montparnasse, pasando por Los Gobelinos, la Plaza de Italia, para llegar a la Estación de Austerlitz.
Desde muy temprano en la mañana comenzó la guerra entre la policía y los manifestantes, especialmente los integrantes de Chalecos Amarillos y el Bloque Negro. El famoso restaurant La Coupole estuvo a punto de ser asaltado por los más violentos de la marcha.
Al poco andar los Chalecos Amarillos y el Bloque Negro tomaron la vanguardia de la manifestación desplazando a los trabajadores de la CGT y de la FO. En la Plaza de Italia asaltaron la municipalidad del Arrosdissement 13, al llegar al Hospital de la Salpetriere, que corrió el riesgo de ser asaltado por los incontrolables manifestantes. En el recorrido trazado incendiaron tres restaurants, uno de ellos, el Mac Donald.
A pesar de estos hechos violentos el gobierno canta victoria, pues cree que logró evitar un motín de proporciones, que tal vez podría provocar el incendio de París.
El Ministro del Interior fue mucho más exitoso que su predecesor, sin embargo, los miembros de la Policía acusan un agotamiento casi insoportable de lucha permanente contra los manifestante – muchos de ellos han optado por el suicidio y otros han tenido que internarse en casa de reposo, con tratamientos especiales, para superar el estrés -. Los policías no están formados para lanzar bombas lacrimógenas y golpear a sus conciudadanos.
Es cierto que el gran número de jornadas de los Chalecos Amarillos aún no cobrado ningún muerto, sin embargo, hay un gran número de personas que han perdido un ojo y han sido heridos en sus pies o en sus manos.
¿Cuál será el panorama después de este 1º de Mayo? Es evidente que muchos de los Black Blocs no participaron, pues los más preparados captaron, desde el comienzo, la que represión sería muy fuerte y violenta, impidiéndoles el triunfo, pero también está claro que los Chalecos Amarillos sí continuarán manifestando cada sábado hasta que Emmanuel Macron acoja sus peticiones, fundamentalmente el RIC, que es la clave para instalar la democracia directa.
Al grupo más radical de los Chalecos Amarillos les importa poco que su popularidad vaya en descienda, según las encuestas, (bajó desde el 90% al 40%), pues cada día están más convencidos de que si logran una alianza con el Bloque Negro, le permitiría mayor capacidad táctica en el uso de la violencia. En el fondo, los más nerviosos abandonan la no-violencia activa, adoptando la vía violenta, pues ya no quieren retardar más el resultado de su revolución.
(La palabra éméute, traducida al español significa: revuelta, disturbio, motín).
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
02/05/2019