Por años he escuchado a cierta gente de derecha, generalmente esa que tiene un patrimonio asegurado, defender a brazo partido que el Estado debe respaldar a todo evento a los privados como condición sine qua non para lograr el bien común del país. Obviamente, ese discurso tiene como telón de fondo la mitología del esfuerzo individual y de la meritocracia con que ellos explican ufanos su patrimonio… a pesar de que, en realidad, en la mayoría de los casos su riqueza y propiedades son fruto de herencias o de su capital social igualmente heredado.
En fin. El punto es que en el fondo esos derechistas de élite afirman su pleno derecho a que el Estado los apoye. Pero no se engañe, no los juzgue mal. No se trata de egoísmo. Toda esa intervención estatal es para que algún lejano día y en alguna dimensión paralela, también progresemos materialmente nosotros, el resto, por medio del “chorreo”.
La gente bien, que damos por descontado es asimismo gente de bien, comprende que cuando el Estado apoya a gente decente no se trata de ese estatismo rasca al que los rotitos creen que tienen derecho… ¡por ser rotos! En su caso es muy, pero muy distinto: se trata de medidas que incentivan la inversión. O sea, ¿cómo te explico? Eso ya lo ha probado aquella “ciencia” que salvaguarda sabia y matemáticamente los intereses de la gente bien.
Más, en las últimas semanas han sucedido dos hechos que pueden hacer reflexionar y hasta críticamente a dichos derechistas… ¡nunca debe perderse la esperanza! … sobre ese Estado defensor a todo evento del selecto grupito de los privados VIP.
Por una parte, recordemos la flagrante violación de la propiedad privada que supone quitarles los medidores de luz para tener que pagar por nuevos que no les pertenecerán. Por otro lado, se tiene el descarado respaldo que le dio a las pobres Isapre el superintendente de Salud, contraviniendo la Misión de la propia Superintendencia: “Proteger y promover los derechos en salud de las personas, con relación a Fonasa, Isapres y prestadores”. Dicho ejemplar funcionario, detalle no menor, lo hizo con el dinero de personas que en general pertenece al 20% más rico del país; y que por tanto, tiene las entradas suficientes para poder estar asegurada en el costoso sistema de salud privado.
Respecto a los medidores, si sus derechos individuales que se suponen les importan tanto a los derechistas en realidad nos les importan tanto, con las Isapre es diferente. El superintendente está regalándoles a las aseguradoras privadas platita contante y sonante: muchos derechistas de élite tendrán que pagar de más a sus aseguradoras sin motivo y sin recibir prestación alguna a cambio. Y ya sabemos que a pesar de que para dicha gente los principios son muy importantes, el dinero bien vale hacer una que otra excepción.
La pregunta que nos podemos hacer es si la situación de abuso que todos los demás chilenos picantes venimos sufriendo hace decenios, hará que los derechistas con patrimonio cuestionen su perorata de que el Estado debe respaldar a todo evento a los privados para lograr el bien común. Entenderán la falacia y la ideología tras de tal argumento. Es más, ¿les dará para enjuiciar el supuestamente exitoso modelo chileno y hasta para solidarizar con la inmensa mayoría del país que es víctima del neoliberalismo?
A ver señoras y señores derechistas de estratos altos y con su regio plan de salud, ¿qué les parece el neoliberalismo ahora que la famosa conveniencia de los privados, ¡por fin!, significa la conveniencia de otros privados que esta vez no son Uds.?
Ya lo saben, en $hile hay que estar atento a los manotazos de la “mano invisible”. De hecho, yo les recomendaría que se cuiden de sus propios vecinos. Al lado de ellos y de las cantidades que son capaces de embucharse, los cabros de pobla que les roban sus 4×4 son niños de pecho.
De ahí nos cuentan quiénes son más flaites. Nosotros, el resto, ya lo sabemos hace mucho rato.