Septiembre 20, 2024

Puerto Príncipe en llamas

 

Haití no va poder nunca con el pecado de haber sido en primer país del mundo en independizarse y terminar con la esclavitud: Francia siempre cobró millones de dólares en pago por la liberación de Haití, que era la colonia más rica del imperio. (Voltaire decía que Canadá era una inmensa bola de nieve que no servía para nada, comparado con Haití, el paraíso terrenal).

 

 

Jean Jacques Dessaline, en 1804 fue capaz de vencer al ejército de Napoleón proclamando la independencia de Haití y, con ella, el fin de la esclavitud. Por ese entonces, el país se dividió en dos: el imperio de Cabo Haitiano, dirigido por Christopher, y el  centro, Puerto Príncipe, liderado por Alexander Pétion, (ayudó al Libertador  Simón Bolívar en su empresa de liberar la Gran Colombia del yugo español, con la promesa de que una vez que triunfara liberaría a los esclavos de esos países).

 

Durante el siglo XIX Haití estuvo dominado por las luchas intestinas, hasta que llegó la ocupación norteamericana en que, por primera vez, un intelectual haitiano llevó a cabo una introspección antropológica de las tres grandes herencias de este país: Haití, hija de Francia, del creole y del voudou. El dictador Francois Duvalier y su hijo, Jean Claude, supieron aprovechar muy bien a los sacerdotes del voudou y a los “tontons macoutes”, (especie “de tío de saco”, que está presente en las tradiciones infantiles para asustar a los niños).

 

El hijo de Duvalier, Jean Claude, también dictador, huyó del país, dando los inicios de una difícil transición, en la cual se turnaban militares populistas, entre ellos Henri Menphy y Abril. Haití tuvo la primera Presidenta, Etha Pascal, quien llamó a las primeras elecciones en ese país, en diciembre de 1990, (fue mi primer contacto personal con Haití, como observador de la OEA, en una Misión a cargo de los quebecois, por el hecho de hablar francés).

 

El candidato de los norteamericanos era Raúl Bazin, y muchos de los observadores de la OEA trataron, por todos los medios, de que triunfara; de repente apareció el nombre de un cura salesiano, Jean Bertran Arístides, líder del Movimiento Lavalas, (lluvia tropical que limpia la ciudad).

 

El control de estas primeras elecciones era muy difícil debido a la geografía haitiana, (a  mí, afortunadamente, me correspondió Puerto Príncipe, en la zona de Pétion Ville y, como supe previamente del triunfo de Arístides por el conteo rápido, este candidato ganaba con un 60%, se pudo advertir para que el pueblo saliera a las calles y, de esta manera, evitar que les robaran las elecciones. Los ciudadanos estaban tan animados que avivaban a la OEA con gallos, que trataban de introducir por las ventanas de los vehículos a su paso.

 

Arístides fue derrocado por los militares, y en la siguiente elección volvió al poder; lo sucedió René Preval; finalmente, la ONU decidió intervenir con Cascos Azules, en que Chile también participó, con militares a quienes se les pagaba sueldo en dólares. El mejor empleo para un militar es su nombramiento como agregado militar que, durante el gobierno de Pinochet era un premio por “servicios prestados”. Durante este período nació la institución de los “diplomáticos ventaneros”, es decir, los amigos de ese gobierno, que sin seguir la carrera diplomática en la respectiva Academia, eran nominados a altos cargos en el exterior. (Hubo algunos de renombre, que fueron premiados por llevar valijas con documentos secretos para atentados de la DINA y de la CNI). (Algunos creen, como lo era en el pasado, que los agregados son espías y les puedo asegurar que no lo son en la actualidad; los agregados militares son muy buenos para las recepciones diplomáticas y para comprar pertrechos personales, libres de impuestos, pero no me consta que investiguen acuciosamente a los ejércitos de los países a los cuales son destinados).

 

Haití, como México y Colombia, siempre ha estado en el camino del narcotráfico. Es evidente que mientras no se legalice el consumo y comercialización de la droga, como lo piden tantos ex Presidentes – entre ellos Ricardo Lagos – la droga siempre será el pretexto para invadir e instalar bases militares y someter a los países, al sur del Río Grande. Sirvió como pretexto para invadir Panamá, convertir en colonia a Colombia y, ahora, hacerlo con Venezuela, (hablar de narco-dictadura sólo asusta a los tímidos y analfabetos políticos, pues es evidente que el poder sirve para robar y la fuente de ingresos es el tráfico de armas y/o el narco-tráfico.

 

No hay peor condena para Haití que ser el país más pobre de América Latina: en 2010, un terremoto en Haití, que principalmente  aniquiló a Puerto Príncipe, la capital, destruyendo prácticamente el 90% de las viviendas, incluso el blanco y bellísimo Palacio presidencial. La plaza fue invadida por carpas para albergar a las personas que habían quedado en la miseria. La diáspora, que ha existido siempre a través del mundo, huyó hacia Chile en busca de un paraíso terrenal, pero se encontraron con analfabetos, que se creen sabios, pues ni siquiera valoran la inteligencia artística del pueblo haitiano, capaz de asimilar la cultura de los países que los acogen. (Por ejemplo, uno de los mejores geógrafos del mundo, Anglade, es originario de Haití, y trabaja en la Universidad de Laval, en Québec).

 

Haití tiene una de las mejores Constituciones del mundo, (es una imitación de la francesa), hay un Presidente y un Primer Ministro, tal cual como en la V República en Francia; pero disponer de una buena Constitución no equivale a un régimen político estable y bueno.

 

Después del terremoto, los haitianos eligieron como Presidente al cantante Michel Martelly a quien le sucedió Juvenal Moïse, quien prometió a los haitianos un  plato lleno de comida todos los días, pero la realidad fue distinta: la inflación se disparó y el hambre dominó por comerse a los ciudadanos.

 

Haití, al igual que Venezuela y Francia, participa de manifestaciones continuas, que piden la salida de sus respectivos Presidentes, quienes por ahora no han decido renunciar, a pesar de las intensas manifestaciones, casi cotidianas, (semanales en Francia), en que se produce incendios de autos y neumáticos.

 

A Estados Unidos le importa muy poco lo que ocurra en Haití o en Nicaragua, países ahora miserables, pero sí Venezuela, que tiene petróleo, oro y otros riquezas de incalculable valor.

 

El conflicto en Haití comenzó a causa del petróleo regalado por Hugo Chávez que, una vez vendido, el dinero era robado por los sucesivos gobiernos de Haití. Cuando el gobierno de Nicolás  Maduro comenzó a tambalear, el gobierno Martelly, como verdadero Judas, declaró que jamás abandonaría en la desgracia a su ahora benefactor, Maduro, pero los norteamericanos lo amenazaron con quitarle la ayuda si apoyaba al gobierno de Maduro, y bastó la voz del amo para que Haití, junto con Chile, votara en la OEA el reconocimiento de Juan Guaidós como el Presidente interino de Venezuela.

 

Maquiavelo, entre los grandes cientistas políticos valiosos, siempre ha tenido la razón; los hombres son crueles, egoístas y cobardes, y por el dinero son capaces de vender a su padre. Ya Thomas decía: “Homo homini semper lupus est”. E. Kant hablaba del “fuste torcido de la humanidad”.

 

 

Rafael Luis Gumucio Rivas, (El Viejo)

18/02/2019                                              

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