“Buenas tardes… oiga don Juan, primero que nada quiero expresarle mi profunda solidaridad, aprecio y admiración por la lucha que está dando por la democracia en Venezuela en condiciones tan adversas… usted sabe que no va a ser fácil esta transición… Juan, cuente con nuestro total apoyo, mantengámonos en contacto y estoy a su disposición”.
Cuando el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela –en desacato- anunció que quería arrebatarle el gobierno al presidente Maduro, y para lograr su objetivo, entre otras sandeces, solicitó la intervención extranjera, Sebastián Piñera pensó “esta la mía”, soy el único que podrá defenderlo: si “soy descendiente del emperador inca, Huaina Capac, ¿por qué no puedo heredar las dotes del Chapulín Colorado?
Inmediatamente se dirigió a su escritorio, en el que ya se habían dispuesto las cámaras indispensables para el solemne acto que habría de realizar y ¡ZAS! llamado urgente a don Juan Guaidó: con las palabras transcritas en el primer párrafo de esta nota (los puntos suspensivos corresponden a las respuestas de su interlocutor), le expresó su incondicional apoyo para defenderlo ante tamaña adversidad.
La conversación fue extremadamente corta, pues el señor Guaidó, le contestó inmediatamente que estaba en debate, como diciendo muchas gracias por el llamado, pero no me interrumpa. ¿Alguien de su confianza le habrá explicado a don Juan quién es Sebastián Piñera, que por más que quiera convertirse en Chapulín Colorado, va a seguir siendo al mayor de los Tartufos, ese personaje creado por Moliere para representar al tipo de la perversidad y la corrupción, disimuladas hipócritamente?
¿Le habrá explicado ese alguien, que Piñera asumió con apenas el 26% de los votos del padrón electoral, ya que la abstención fue mayor al 50% de los ciudadanos con derecho a voto; que cuenta con sólo el 37% de apoyo, de acuerdo a los datos arrojados en todas las encuestas; que los chilenos lo calificaron con un 4.3, una nota que le alcanzó apenitas para pasar de curso (al segundo año de mandato)?
Obviamente el señor Guaidó jamás va a recibir una llamada telefónica de este humilde columnista, pero sí le puedo contar algunas características de la personalidad de don Tatán. Seguramente él no las va a leer, pero en una de esas, algún venezolano residente en nuestro país las lea y se las haga llegar de alguna forma, puesto que pueden ser de su interés.
Don Juan, la llamada del presidente Piñera fue realizada desde su escritorio en La Moneda, frente a las cámaras, cuyo video fue profusamente exhibido en varios diarios digitales de nuestro país. Le explico esto, porque don Sebastián no da puntada sin hilo (o como dicen en México, no da brinco sin guarache); ¿por qué tanta parafernalia para un llamado telefónico si no es para sacarle partido en beneficio propio? Todas las actuaciones del actual presidente de Chile, insisto, todas y cada una de ellas, las realiza en su propio beneficio.
Esta llamada tenía por objeto, primero, dejar contentos a los personeros de la UDI, el partido de extrema derecha de nuestro país, que forma parte de Chile Vamos, el conglomerado que detenta el gobierno; segundo, con el objetivo de quitarle protagonismo al candidato de ultraderecha que lidera las encuestas de ese sector para obtener la mayoría de los sufragios en las elecciones de 2021; y tercero, para erigirse como el líder de la derecha latinoamericana y hacerse del liderazgo del Grupo de Lima. (No sé si se la podrá contra Bolsonaro).
Guaidó y el artículo 233 de la Constitución.
Estimado don Juan, usted es un joven político perteneciente al partido de ultraderecha Voluntad Popular, y fue elegido por la Asamblea Nacional como presidente de la misma. ¿Por qué cree que lo eligieron a usted, teniendo muy poca experiencia en las lides políticas, nunca fue un político destacado, bastante ignorante en cuanto a conocimiento de las leyes de su país (situación que posiblemente se deba a que usted es ingeniero y no abogado), y, por último, y de acuerdo a las actuaciones que ha tenido en sus primeros días como líder de la oposición, es poseedor de una encomiable ingenuidad?
Primero, debiera ser el primero en comprender que la directiva que usted dirige carece totalmente de legitimidad, puesto que fue elegida por un cuerpo colegiado que está en desacato desde principios de 2016 por juramentar a tres diputados del estado Amazonas, cuyos resultados fueron impugnados ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia por irregularidades. Por lo tanto, todo lo que decida ese parlamento es de nulidad absoluta.
Segundo, con el objeto de erigirse como “Presidente interino”, invoca el artículo 233 de la Constitución de Venezuela. Pero resulta que ninguna de las causales expresadas en ese artículo se cumplen para permitirle a usted ni a nadie, erigirse como “presidente interino”. En todo caso, es usted el que está usurpando el cargo.
Sobre el artículo 333, que también es invocado por usted para los mismos efectos, le cuento que el gobierno venezolano, según tengo entendido, no ha derogado ninguna Constitución. Entonces, el que la estaría derogando es usted, sin estar facultado para hacerlo.
Sabe qué don Juan, yo no soy nadie para darle consejos, pero como lo veo tan ingenuo, ignorante y desvalido y, a pesar de ser de la ultraderecha venezolana, le tengo un algo de simpatía, porque con todas las estulticias que está cometiendo, cuando le apliquen los artículos correspondientes del Código Penal, usted va a ser el primero en irse a la cárcel y todos los demás, que dicen apoyarlo, huirán cual ratas abandonando el barco, como ya lo han hecho los que decían ser líderes, mismos que llaman a una intervención extranjera, eso sí, estando a buen recaudo en Miami, Chile, Colombia, Perú , etc., cuyos gobiernos inmorales les dan protección sabiendo que son prófugos de la justicia.
En efecto, de acuerdo con lo expresado más arriba, lo conmino a asesorarse por un buen abogado amigo, en quien pueda confiar, para que le explique que no siga haciendo el ridículo invocando los artículos de la Constitución, y se dedique a leer y analizar los artículos del Código Penal por los cuales podría ser encausado. Para no cansar a los amables lectores de esta nota, sólo le voy a transcribir dos artículos de los seis que corresponden al Capítulo I: De la traición a la Patria y otros delitos contra ésta.
Artículo 128. Cualquiera que de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la integridad del territorio de la Patria o contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para cumplir estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años.
Artículo 129. El que dentro o fuera de Venezuela, sin complicidad con otra Nación, atente por sí solo contra la independencia o la integridad del espacio geográfico de la República, será castigado con la pena de presidio de veinte a veintiséis años.
Con la misma pena será castigado quien solicite, gestione o impetre, en cualquier forma, la intervención de un Gobierno extranjero para derrocar algobierno venezolano. (El subrayado es nuestro).
Como ve, estimado don Juan, debido a su absoluta ignorancia de las leyes de la República Bolivariana de Venezuela, su propio país, estos artículos se los envío en forma textual, como exclusiva de este humilde columnista y sin ningún costo para usted, siempre y cuando no persevere en sus arengas pidiendo ayuda a gobiernos extranjeros, porque el costo lo va a pagar no en monedas, sino con su integridad física en una no muy confortable suite de la cárcel que determine la autoridad judicial. No diga después que no se le advirtió. ¡Ah! Una cosa más: le aseguro que si esto aconteciera, el Chapulín Colorado criollo, Tatán Piñera, después de vociferar que en Venezuela se están violando los derechos humanos, no como en los países del Cártel de Lima, “en los que se respetan a cabalidad”, se olvidará del asunto y si te he visto, no me acuerdo.
Esto se lo digo con conocimiento de causa, pues en todos los negocios sucios en que ha estado involucrado, el señor presidente de Chile, ha zafado y, los que han tenido que enfrentar a la justicia han sido sus socios. La suerte que han tenido éstos, sin embargo, debido a que la justicia chilena es muy condescendiente con los delitos de cuello y corbata, sólo los ha condenado a penas de libertad y, en algunos casos, a recibir clases de ética empresarial.
Le voy a contar una infidencia don Juan. La solidaridad de Piñera con usted y con la Asamblea Nacional de Venezuela que está en desacato, se debe a que el Congreso Nacional de Chile también está en desacato, no porque éste haya sido declarado en ese estado por un Tribunal Superior de Justicia, como es el caso de su país, sino que de facto. Me explico: cada vez que se aprueba una ley por parte del Congreso Nacional (bicameral), a la que se le haya introducido una indicación que no es del gusto del Poder Ejecutivo (léase Sebastián Piñera), el Congreso entra en “desacato de facto”, y todo su trabajo de meses o de años, se va por la alcantarilla y la ley emanada de ese Poder Legislativo es declarada inconstitucional a solicitud elevada por la presidencia o por parlamentarios oficialistas, ante el Tribunal Constitucional, órgano totalmente afín al gobierno.
Bueno, para ser rigurosos, tenemos que reconocer que todo el Estado de Chile se encuentra en desacato respecto de la soberanía popular, que es, se supone, la llamada a constituir el Estado a través de una Asamblea Constituyente.
Nota: estimados lectores, aunque he transcrito en forma textual las palabras de Piñera durante el llamado telefónico, les dejo el enlace del artículo publicado por El Mostrador en que informa de tal evento.