Septiembre 20, 2024

Chadwick, el Wallmapu y la Acusación Constitucional

 

El mismo día que la Copia Feliz termine de caerse a pedazos, vamos a ver a los señores congresistas entretenidos jugando rayuela, otros jugando brisca, todos comiendo sopaipillas y tomando mote con huesillos. Total, ésa ha sido la gran preocupación de nuestra casta política, representada en sus mociones de proyectos de ley y aprobación en el Congreso.

 

 

 

Y para eso se les paga una muy buena y suculenta dieta. Sí estimado lector, esas han sido las grandes iniciativas de ley propuestas  y aprobadas (con excepción de la brisca del senador Letelier) por los señores que calientan los asientos en el edificio con pretensiones faraónicas que ocupa el Congreso en Valparaíso: decretar  el día nacional de la sopaipilla, el día nacional del mote con huesillo, que la rayuela  sea patrimonio simbólico e inmaterial de Chile y, ahora (iniciativa que no ha tenido muchos adeptos, pero igual ocupa el tiempo en “pensar” en boludeces), declarar la brisca como deporte nacional, dentro del patrimonio cultural. 

 

 

A todo esto, el gobierno y el ministro Andrés Chadwick, muertos de la risa (iba a decir cagados de la risa, pero no acostumbro a usar palabras de la jerga escatológica en mis columnas), sabiendo que la anunciada acusación constitucional contra el ministro del Interior y “Seguridad Pública” se irá  por el río, como el pañuelo  aquel que tiró el cantante Lorenzo Valderrama para mirarlo cómo  se hundía (pero se fue yendo despacito).  

 

 

Las bancadas de la oposición  han encargado a sus juristas, que elaboren un informe en derecho para conocer si amerita y es posible una acusación constitucional contra el ministro Chadwick. Todavía no se han dado cuenta que la labor de los congresistas es política y no jurídica, que para eso, se supone,  existe el Poder Judicial y no el Poder Legislativo. Una acusación constitucional es un procedimiento político. Otra cosa, es la “querella contra quienes resulten responsables por el delito de homicidio calificado y obstrucción a la investigación” que presentó la familia del comunero mapuche Camilo Catrillanca, asesinado por carabineros.

 

 

La acusación constitucional, como lo aseveré en una columna anterior, debió haberse presentado en ese momento, basada en la responsabilidad política que le cabe al ministro del interior y seguridad pública por su ascendencia sobre Carabineros. Sin embargo,  la oposición optó, debido a la negativa de la DC, por la interpelación, que como ya se ha explicado hasta el cansancio, en un régimen presidencial, no tiene ninguna importancia ni consecuencia, salvo el lucimiento personal del interpelado o del interpelador: yo hago como que te interpelo y tú haces como que te interpelan. De hecho, los comentarios posteriores a dicha interpelación, coincidieron en que  Chadwick había salido fortalecido.

 

 

En síntesis, pienso que la dizque  anunciada (para marzo) acusación, no tiene ningún destino, por la sencilla razón  de que la Democracia Cristiana es impredecible  o, francamente no confiable, pues el gobierno ya le ha hecho guiños y, no es descartable, que le prometa unos caramelos cubiertos con chocolate belga, de los cuales muchos de ellos son adictos, para que se abstengan de apoyar la dichosa acusación.

 

 

Pienso que la mejor “acusación” que se le puede hacer al ministro Chadwick, es una funa  psicológica o la ley del hielo. Don Andrés ya está, si no en la lona, en las cuerdas y, por ahora, lo salvó la campana para poder irse a su rincón y ser auxiliado por el second principal (tal vez el único que le queda), alias Tatán, que harto poco le sirve de ayuda, pues en su defensa, lo único que hizo es profundizar en las mentiras, pensando que el respetable público que escuchó sus alabanzas a su “mejor ministro”, es un imbécil:

 

 

“Desde el primer día este Presidente acordó con el ministro del interior no validar ni avalar ninguna de las versiones iniciales que surgieran de  Carabineros”. Como vemos, la declaración del Presidente Piñera no hace más que seguir golpeándolo en vez de curarle las heridas  de los golpes recibidos y de sus errores no forzados. Por si fuera poco, lo lanza de nuevo al centro del ring,  para que apoye el Plan de Desarrollo de La Araucanía. En su primera versión a la prensa, Chadwick fue enfático en contextualizar la muerte del comunero señalando que “éstos son los hechos, han tenido su origen en un delito común, en un asalto a 4 mujeres”. Además el gobierno avaló, desde el inicio la versión de “fuego cruzado”. La vocera Cecilia Pérez llegó a hablar de un enfrentamiento de 4 horas. Por lo demás, el mismo Piñera dijo que “si los carabineros son atacados, tienen derecho a defenderse”. En fin, ¿será otra de las “simpáticas piñericosas”?

 

 

Decía que a Chadwick hay que funarlo psicológicamente: cada vez que se presente ante una Comisión del Congreso para defender un proyecto de ley con iniciativa en un mensaje del Ejecutivo, mirarlo con cara de incredulidad mientras explica la importancia de dicho proyecto (o como se dice en buen chileno: ”no me estarís agarrando…”,  y que él se dé cuenta que su discurso está siendo oído pero no escuchado, es decir, que no tiene ninguna trascendencia para el análisis por parte de los congresistas de la Comisión de marras.

 

 

El señor Chadwick no está en condiciones de repetir la escena que se permitió realizar en la Comisión de Educación del Senado cuando fue a defender el proyecto de Aula Segura  debido a la incapacidad de la ministra del ramo; Chadwick  se dio el lujo de golpear la mesa (literalmente) espetando: “este proyecto tiene que ser aprobado”. (Si no era aprobado significaba amparar a los delincuentes).

 

 

Si llegara a prosperar la acusación, en el mejor de los casos, el ministro Chadwick se haría la víctima de una operación política y al gobierno no le quedaría otra que nombrar a otra persona de la misma   casta política de extrema derecha. Cuando el diputado de RN, Andrés Celis, anunció un posible cambio de gabinete, se rumoreaba que podría haber un  enroque: Chadwick a Defensa y Espina a Interior. ¿Se imagina, amable lector al ex senador Alberto Espina como titular del Ministerio del interior y Seguridad Pública, ayudando a implementar el Plan Araucanía del Gobierno? Sí, el mismo que, ni corto ni perezoso, recibió de manos del entonces corrupto y asesino presidente de Colombia, don Álvaro Uribe, un video en que se comprobaba que los “terroristas mapuche” estaban siendo adoctrinados y apoyados por las FARC  de ese país. Espina no sólo lo recibió, sino que  lo avaló y  lo entregó al ministerio público para que actuara en consecuencia. Se comprobó que ese video era otra de las canalladas del señor Uribe y, por supuesto, el señor Espina jamás ha pedido perdón a los que aparecen involucrados en ese video.

 

 

Como podemos apreciar, una acusación constitucional no soluciona absolutamente nada, pues el gobierno, con otro titular en Interior, seguirá con las mentiras, con las manipulaciones y con los montajes y asesinatos de mapuche.

 

 

Si la oposición está realmente preocupada por el conflicto que tiene el “Estado” de Chile con los habitantes del Wallmapu, debería proponerse como tarea inmediata, organizar un curso de internalización de las demandas del pueblo mapuche, en que sus dirigentes (lonkos, machis, werkenes, profesionales, les expliquen a  parlamentarios en qué radican éstas, pues ya hay varias propuestas que se han socializado por sendas columnas en los medios digitales del país.  Tengo entendido, además, que el senador Francisco Huenchumilla  ha entregado la suya al gobierno. Señores de la oposición designen a sus representantes para asistir a este curso y aprovechen el mes de febrero que estarán de vacaciones para aprender  in situ (algo más que las caricaturas que publica la prensa canalla),   de la rica cultura y cosmovisión de la etnia mapuche.  Estoy seguro que saldrán enriquecidos en su alma y podrán redactar un buen plan que se verá reflejado en una moción (de origen parlamentario) para una real y verdadera solución al conflicto que tiene el Estado chileno con el Wallmapu. Esto, por supuesto, no puede ser óbice para seguir luchando por el cambio de la Constitución pinochetista-laguista a través de una Asamblea Constituyente.      

 

 

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