Septiembre 20, 2024

Las complicaciones del “primo”

El Presidente, Sebastián Piñera, sabe bien que es el dueño del país y, además, que todos los cargos del gobierno le pertenecen. En este plano, lleva a cabo “la buena política” de nombrar parientes, hijos de socios de sus empresas, y si tuvieran mayoría de edad, a uno que otro nieto, (en general los familiares dan mucho más confianza que los extraños, por consiguiente, hay menos riesgo de traición, pero a veces lo contradice la historia, pues los sultanes de Turquía, por ejemplo, ordenaban asesinar a sus hermanos consanguíneos para que no les disputaran el poder).

 

 

 

El Estado es una vaca muy buena para repartir pitutos: en tiempos anteriores, el slogan del Mapu era “pituto o muerte”, y se decía que cuando una persona era muy inútil, se llamaba “Mapu sin pega”. Los radicales, por su parte, se distribuían los cargos de la administración pública, y los democratacristianos la dirección de las empresas del Estado. (El único dirigente conocido a quien se le ocurrió no exigir ningún  puesto fiscal fue el dirigente de IC, Bosco Parra). Al fin y al cabo, las instituciones públicas están pensadas para mantener a los militantes de los distintos partidos políticos, en consecuencia, “el cuoteo se hace necesario”.

 

En la presente administración hemos constatado que al Presidente Piñera le complace nombrar a hermanos, primos e hijos e hijas de amigos. Personalmente, en vez de criticarlo lo aplaudo: en Chile nunca va existir la meritocracia, ni mucho menos, la aplicación de concursos no decididos de antemano, y por mucho que se hayan omitido las fotos en los currículos, la clase social del concursante se capta por el apellido, lugar de residencia y colegio donde ha cursado sus estudios. Por lo demás, en el Ministerio de Relaciones Exteriores no sólo hay funcionarios de carrera, con estudios en la Academia Diplomática, sino también muchos otros llamados “ventaneros” que, en la época del dictador  Pinochet, eran generalmente cubiertos por oficiales que necesitaban de vacaciones extendidas por “invaluables servicios”.

 

El predilecto del Presidente es András Chadwick, quien le celebra todos sus chistes y “piñericosas”. Es el más fiel de su Gabinete. A partir del 14 de noviembre, fecha del asesinato a mansalva del comunero Camilo Catrillanca, Chadwick no hace más que meter la pata creyendo y repitiendo los “informes “ de carabineros, lo que le ha valido una interpelación que, según algunos diputados opositores, omitió respuestas importantes.

 

Los sucesivos problemas de carabineros, especialmente los designados para la zona de la Araucanía, no tienen ningún viso de arreglarse, por el contrario, con la investigación del Ministerio Público tienden a complicarse cada vez más, y de poco ha servido el reemplazo del general Hermes Soto por el general Mario Rozas y el llamado a retiro de un coronel y del general Mauro Victtoriano, en ese tiempo encargado de Seguridad de la Araucanía quien, en declaración pública ante el Fiscal a cargo de la investigación por el asesinato de Catrillanca, sostuvo que el comunero y el niño no portaban ningún arma al momento del ataque por parte de carabineros. (En la era del auge del audiovisual es imposible mentir, pues las pruebas están registradas).

 

En este caso particular, para descubrir la incongruencia basta sólo comparar la declaración del Ministro Chadwick a 48 horas del trágico  fallecimiento del comunero mapuche, en la cual habla de intercambio de proyectiles entre civiles y carabineros, y la declaración judicial del ex general Victtoriano, quien declaró que en la tarde de ese mismo día, 14 de noviembre, informó por teléfono al Ministro del Interior que el comunero y el niño no portaban armas.

 

La respuesta de Chadwick, en punto de prensa, no puede ser más infantil e ilógica argumentando que la comunicación era de muy mala calidad. A cualquier persona, con cargo de esa importancia – y en ese tiempo vicepresidente de la república – y con leguas de carrera política, se le habría podido ocurrir cualquier medio para retomar la comunicación, dada la importancia del caso y la categoría del testigo, el general Victtorino, o incluso tomar un helicóptero de carabineros, o de no encontrar ninguna, apelar a su primo, el Presidente. Creo que en “Tontilandia” el Presidente de la República tiene el suficiente poder para obviar dificultades tan nimias, como la mala comunicación con la Araucanía.

 

(En favor de Chadwick, recordemos que la Presidenta Michelle Bachelet, incomunicada en Caburga, se enteró por los Diarios de la noticia de Caval; en el maremoto de 2010, la comunicación también falló).

 

El Presidente Piñera es un hombre  muy afortunado: así cometa cualquier tipo de errores tiene una oposición de pésima calidad y fantasmal. A algunos diputados, empleando la lógica, se les ocurrió iniciar un proceso de acusación constitucional, pero la Democracia Cristiana, con menos militantes que una ONG, hasta ahora se ha opuesto en vista de su política de independencia.

 

Si seguimos la historia fidedigna de la Constitución  de 1925, la figura de  acusación  constitucional fue una de las concesiones de Arturo Alessandri al sector que aún postulaba el parlamentarismo, aunque su redacción mezcla aspectos jurídicos, incluso delitos y condenas políticas. Cada persona puede visualizar de distinta manera las acusaciones constitucionales, (personalmente, las considero un  correctivo al presidencialismo monárquico, contradictorio con la separación de poderes y de los necesarios balances, que es una de las razones por las cuales considero al Chile de la transición a la democracia como una oligarquía-monarquía-plutocracia o aristocracia, como Uds. lo prefieran).

 

La acusación constitucional, a mi entender, no debiera ser tomada al pie de la letra, sino como un instrumento de la mayoría parlamentaria para evitar  los abusos del monarca-presidente electivo.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

09/01/2019                         

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