Nulo valor tiene la visita del hijo de Bolsonaro a Chile.
KAST/UDI/PUNTAPEUCO se encuentran en un cuadro de euforia poco visto, posiblemente parecido cuando desataron sus pasiones para corear odas y alabanzas a Pinochet el día de la proclamación de Piñera candidato a la presidencia. Finalmente Piñera es un pinochetista y muy pocos le creen que haya votado por el NO, pero eso es otro asunto. Sencillamente un particular con sus historias de estafas/fraudes/multas.
En realidad la difundida visita del hijo de Bolsonaro tiene la misma importancia de lo que sueña y desayuna el pastor Soto o la Geisha. No tiene ya sentido discutir si la tierra es plana o como sentar un huevo sin perder el número en la fila de la carnicería para comprar butifarra.
Hay en la historia reciente de Brasil asuntos notables, recuerdos como la experiencia, valor, consecuencia y sacrificio de Carlos Marighella, Carlos Lamarca, incansable luchador contra la dictadura militar. José Amado con Doña Flor. Como olvidar la notable película Orfeo Negro filmada allá en finales de los años cincuenta. La verdad es que el hijo de quien será presidente de Brasil no debe hacer perder el sueño a nadie de este lado, digo. Entendible en la derecha que aprovecha cualquier espacio para reivindicar su modelo y el pinochetismo, ellos lo aplauden y se niegan a enterrarlo.
Brasil tuvo también su dictadura, sus torturados y sus presos políticos cuyos verdugos son alabados, reconocidos y aplaudidos por Bolsonaro, que es el ejemplo en esencia de una reivindicación a la presencia militar bajo formato de dictadura. Lo mismo que hacen desde RN/UDI/PUNTAPEUCO, y en el caso de Kast ya es otra historia.
Las viudas de Pinochet saben que su líder/ladrón está presente en el actual modelo que impera en Chile incólume, mientras millones de pobres no perciben que desde el fraseo sobre el desarrollo la miseria sigue siendo la compañía constante. Nadie supera la pobreza con salarios paupérrimos y derechos entregados a la oferta y la demanda.
Los demócratas, los que observan el curso de los acontecimientos en el continente, se alegran que México inicie un periodo diferente a los decenios de ejercicio y control político del más podrido partido de la historia del continente, el PRI. Todo un verdadero cartel que dio espacio para que el narcotráfico y la corrupción estén instalados en las instituciones del Estado. La batalla de AMLO tiene muchos y diferentes frentes, la pobreza endémica, la marginalidad y su historia, pero se debe recordar que es vecino de los Estados Unidos y eso ya es malo. México es un enorme país con muchas diferencias entre las cuales cabe destacar al Movimiento Zapatista y otras expresiones consecuentes y revolucionarias.
Se comenta que Dios está en todo México pero nunca visita la frontera.
La presencia del hijo Bolsonaro logra instalar en el debate una vez más el fantasma uniformado de Pinochet, toda su obra, sus seguidores y la institucionalidad que no han logrado desmontar los gobiernos concertacionistas ni algo más amplios con la Nueva Mayoría. Desde la derecha y sin tapujos una y otra vez suenan las campañas del pinochetismo y en este caso el gobierno se encuentra colocado en un buen punto de mira.
Raro resulta para el ciudadano de a pie defender la dictadura y condenar los crímenes cometidos por los agentes del estado. Algo así como un buen vecino traficante que paga sus cuotas en el colegio de sus hijos y que dice ser buen vecino pero sigue siendo traficante.
Es este el este cuadro que lleva varios meses y que seguirá marcando los tiempos. La oposición quieta, tranquila y es entendible porque en nada les interesa alterar el modelo ni su rumbo neoliberal. Los grandes asuntos del país nadie los enarbola, comentarios más o algunos otros que en nada alteran las constantes agresiones del modelo pasan sus día sin grandes pesadillas.
Nadie vino a este mundo para esperar.
La extrema derecha ya se instaló y se quedará sencillamente porque para la UDI/RN/FFAA/EVANGELICOS son necesarios y se necesitan. Fundamental es el aporte en votos para que la derecha bolsonariana gane la elecciones en Brasil; se hace referencia que en la actualidad lo menos importante es asustar con el infierno y salvar del pecado. Las tareas y las urgencias es instalar modelos políticos de corte fundamentalista, no tan agresivos como los que circulan en otras latitudes que gritan Alá es el más grande.
Interesa a la extrema derecha y al mundo evangélico, coartar los derechos para las amplias mayorías que son fundamentales en las sociedades del siglo XXI.
No tiene sentido discutir ahora la falacia de algunos dogmas evangélicos, pero es interesante el seguimiento de sus conductas al interior de la sociedad civil y de cómo van imponiendo a los gobiernos los intereses evangélicos tan ampliamente expandido.
La realidad no los salva, no son ni santos ni puros, se visten y agitan frases para algunos pero en su interior se debaten los abusos sexuales, el robo, la corrupción, la coerción indebida para personas más débiles que llegan para estar cerca de algo que les ayude a ver la luz, a todas luces, es un camino sinfín y falso.
Bolsonaro le hace bien a Piñera por eso lo trajeron, para intentar ordenar la destrozada hoja de ruta que la derecha empresarial no es capaz de mantener. Saca de la foto su criminal pacificación de la Araucanía, toda su parafernalia mediática sin resultados concretos y bajando en sus encuestas. No llegarán sus tiempos mejores, nada hará alterar el recorrido del neoliberalismo y su permanente agresión para los más golpeados.
Pablo Varas