Una importante operación de Aduanas de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) en El Callao, Perú, dio intervención a un cargamento récord de aletas de tiburón cuyo origen generó fuertes sospechas.
Un aproximado de 25.000 aletas de escualos sacrificados en los mares de Perú y Ecuador, tenían como destino final, China.
La operación dejó al descubierto entre 100 y 150 sacos que tenían en su interior miles de aletas dorsales de especies que de manera preliminar han sido identificadas como pertenecientes al tiburón azul (prionace glauca) y tiburón zorro (alopius pelagicus), entre otras incluidas en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
"El precio de esta exportación sospechosa de aletas parece poco (US$630 mil) comparado con el valor del oro, la madera y otras materias primas enviadas al extranjero, pero el daño final para la naturaleza y el ecosistema marino es invaluable", dijo uno de los responsables de las pesquisas.
Según fuentes de investigación arrojan que las compañías involucradas serían, Angaff SAC, Huiman SAC, Lamarqocha Inversiones SAC con sede en Lima; Inversiones Perú Flippers de Callao EIRL; y Marea Blue EIRL de Tumbes. Empresas nuevas, dedicadas a lasimportaciones desde Ecuador y exportaciones a China continental y a Hong Kong, mercados que comercializan las aletas de tiburón en el negocio gastronómico o las industrializan por sus supuestas propiedades afrodisíacas.
Actualmente, Perú es el tercer país exportador de aletas de tiburón a nivel mundial y el mayor proveedor latinoamericano de este producto hacia China, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).