Francia, país algo más serio que el nuestro y con muchos siglos más de historia que Chile, dejó muy claro a Piñera y sus ministros, muy faltos de conocimiento de la diplomacia, y a la derecha chilena desmemoriada, que el asilo político procedía en el caso de Ricardo Palma Salamanca.
La UDI y su pandilla, hace algunos años dijeron que el asesino de Guzmán era un ciudadano de apellido Gaona, que estaba escondido en España y que el PSOE y Felipe González lo protegían para que la justicia en Chile no pudiera condenarlo por la muerte del fundador gremialista fundador de la UDI.
Melero, Larraín Kast, Longueira, Chadwick y esos otros, dedicaron bastante tiempo para insistir que en ese país estaba escondido el asesino. Que eran incontables la cantidad de pruebas que aseguraban que aquel hombre era el más malo de todos. En una ocasión Gaona fue detenido y logró fugarse del recinto en que se encontraba prisionero. La UDI acusó al Ministro del Interior del gobierno español que haber ordenado dejar la puerta abierta de la celda para que el vil asesino de Guzmán escapara.
La justicia española consideró un argumento de primates las acusaciones en contra de esta persona, que algunos meses después estaba en Chile. Viajó con su mujer y participó en un asalto a una sucursal bancaria del litoral en la quinta región, donde fue abatido por la policía. Nadie más habló del ciudadano que desde la UDI era a todas luces el perverso/malvado. Tampoco la UDI y otros, como es su costumbre, pidieron las disculpas al gobierno español, ellos los más claros se habían equivocado.
Chile negó la extradición de agentes de la DINA que hicieron desaparecer a cuatro ciudadanos chilenos/franceses.
Con Francia, país al que se le debe mucho por la generosa solidaridad para con los perseguidos chilenos, y otro asunto, también en los años sesenta pidió que el gobierno chileno extraditara a Walter Rauff, lo solicitaban Alemania Occidental e Israel. Los tribunales chilenos dijeron que la pena había prescrito.
Digamos que los crímenes de Walter Rauff no era asunto menor. Fue el inventor de los camiones de la muerte, donde se supone pudieron haber fallecidos alrededor de 200.000 judíos. Este criminal nazi tenía el grado de coronel de las SS y en Chile vivió con total impunidad junto al reconocimiento de una gran parte de la comunidad alemana en el sur de Chile y la admiración de unos cuantos fascistas caseros.
Pinochet negó también en 1983 la solicitud de extradición demandada por Israel, país que también justamente la pedía. Sostenía que Rauff tendría un juicio justo y con una legítima defensa. Sabemos que tuvo más valor el peso de toda la Colonia Dignidad y su jerarca Paul Schaeffer, quien mantuvo cercana relaciones con el ex jerarca nazi. Pinochet era un visitante asiduo a la colonia, al igual que connotados civiles y todo el alto mando militar chileno. En ese infesto recinto desaparecieron chilenos a manos de la DINA/CNI.
Olvida la derecha de aquella férrea defensa de Paul Schaeffer, a quien el actual ministro de justicia consideraba “un pobre anciano”, y que tiene la desfachatez de manifestar que todos los ministros son de izquierda.
En los años ochenta la dictadura militar expulsó a la Cónsul de Francia en Chile, por considerarla un peligro para la paz interior del país y poner en peligro la soberanía al visitar de forma regular a los presos políticos en la cárceles chilenas, aquellos que habían sido torturados, y enfrentaban juicios muy distantes de una legítima defensa en los tribunales militares.
La negación del pedido de extradición que hiciera Piñera es un golpe, una derrota que le infiere el país de la Revolución francesa, donde existe una real separación de los Poderes del Estado. Francia no es el país donde un hermano ministro le solicita como favor personal a la ministro de justicia Madariaga, que salve a su hermano que anda escondido por ladrón.
En Francia se condena con cárcel a los que niegan el genocidio Armenio y el que sucedió entre 1940-1945. Y conservan en su memoria cada detalle de la Liberación de Paris. Se respeta a los combatientes por la libertad, y se mantiene el menosprecio por todos aquellos que durante la ocupación hacían negocios con el enemigo mientras el pueblo francés era azotado, golpeado, torturado y asesinado por la fuerzas de ocupación nazi.
Posiblemente con esa mentalidad de patrón/usurero mal criado y cara de mendicante, considere que una carta por correo certificado resuelva los asuntos que tienen que ver con la relación de dos Estados.
Nadie le pidió a Piñera que en sus viajes a los Estados Unidos pida/exija la extradición de Michael Townley, o el militar asesino de Víctor Jara, o el capitán Fernández Larios que participó en la Caravana de la Muerte. Posiblemente el presidente de Chile considere que la condena está prescrita, y por aquello los asesinos pasen sus días en Miami.
Piñera olvida que hay dos ciudadanos norteamericanos que se encuentran detenidos desaparecidos, existiendo información abundante donde se demuestra que fueron los militares quienes los arrestaron. Perfectamente Piñera pudo haber ofrecido la posibilidad que los responsables puedan cumplir sus condenas en prisiones norteamericanas, finalmente es hombre de poca luces no más.
Piñera es el mejor ejemplo del individuo insolidario y clasista. No tiene problemas en devolver a los ciudadanos de Haití que llegaron a Chile pensando en cambiar sus condiciones de vida, o viajar para dormir sin hambre. Para ellos este país no tiene espacio. “Los venezolanos que llegan a Chile son médicos, profesionales y socialmente mejor acondicionados”, así se expresa el gobierno de la extrema derecha chilena y sus adalides corruptos e investigados por la justicia.
Lo de Francia, aunque venga de lejos alegra, de verdad alegra.