En las elecciones intermedias del 6 de noviembre de 2018, el Presidente Trump es el actor principal: de obtener los Demócratas la mayoría en la Cámara de Representantes, cuyo total es de 435 miembros, y dos tercios de los senadores, lo que sería casi imposible pues se eligen sólo 35, es decir, 2 tercios de los 100 senadores que integran la Cámara Alta, se podría aprobar el empeachement contra el actual mandatario; sin embargo, si logran los Demócratas la mayoría en la Cámara de Representantes tendría la posibilidad de iniciar el juicio político – así lo perdieran en el Senado -, y paralizar legislativamente los proyectos emblemáticos del gobierno.
En la actualidad los Republicanos tienen 235 Representantes y 51 senadores, es decir, el gobierno cuenta con mayoría en ambas Cámaras. Según un conjunto de sondajes, los Demócratas obtendrían la mayoría en la Cámara de Representantes, aproximadamente 209 contra 197 Republicanos, y 34 en disputa.
El tema principal para los Demócratas es la salud, y, para los Republicanos, la inmigración. La cifra anticipada de votantes constituye un verdadero récord: cuentan hasta 30 millones de electores.
Por primera vez en la historia electoral de Estados Unidos, han participado cuarenta candidatas mujeres, por consiguiente, esta elección podrían decidirla las mujeres, los jóvenes y los hispanos – estos últimos se inscriben pero no votan, lo que prueba el analfabetismo político de los latinoamericanos; a lo mejor, esta vez reaccionan ante las políticas discriminadoras de Trump -. En el Estado de Florida un importante sector de cubanos vota por los Republicanos.
En las elecciones de 2014 el 26% de las candidatas mujeres se declaraba progresista – izquierdista a la americana -, hoy lo hace el 44%. El voto en Estados Unidos no es obligatorio e, históricamente, sólo sufraga el 60% en las presidenciales y bastante menos en las intermedias. Según el Canal CNN, a las 12:00 ya había un récord de votación. El resultado de estos comicios se conocerá en las primeras proyecciones, hacia las 10 PM, y si no hay una tendencia clara, se podría prolongar hasta las 4:00 horas o hasta el día siguiente.
En la actualidad los Republicanos tienen 33 gobernadores y 16 los Demócratas, y el resto es independiente. Como Estados Unidos es un país verdaderamente federal, las elecciones de hoy son unos mega-comicios, pues se eligen 35 senadores, 435 representantes, 35 gobernadores y los Parlamentos de los 50 Estados de la Unión.
El Partido Demócrata hoy por hoy, carece de liderazgo, pues la ex candidata a la presidencia de la nación está muy desprestigiada, por consiguiente, el liderazgo habría que buscarlo entre las 736 mujeres que aspiran al Congreso y el 66% de las mujeres desaprueba a Trump. Entre las mujeres se destacan Alejandría Ocasio Cortés, joven latina candidata por Nueva York; Ayana Pressley, candidata por Boston; Johana Hayes, una profesora de color, por Connecticut.
Para siete, de diez encuestados, la elección es muy importante para Trump y podría ser decisiva para su reelección.
La división de distritos en todos los procesos electorales del mundo es fundamental, pues decide el número de votos para asignar los escaños. En Estados Unidos los 100 senadores están repartidos entre los 50 Estados, dos por cada uno de ellos, por consiguiente, un Estado pequeño y con pocos votantes elige el mismo número de senadores que, por ejemplo, California, el más grande de todos; por el contrario, en la Cámara de Representantes el Congreso dibuja los distritos a su gusto, permitiendo que un representante pueda ser elegido en un condado con muy pocos votos, mientras que otros requieren muchos votos para lograr un escaño.
No existe hasta ahora ningún sistema electoral que en verdad represente a la soberanía popular: el sistema mayoritario, que se emplea en Estados Unidos e Inglaterra, expresa muy bien a las mayorías en detrimento de las minorías; por el contrario, el sistema proporcional D´Hont favorece la representatividad y proporcionalidad en el reparto de los escaños. La regla de Duverger, según la cual los sistemas mayoritarios favorecen la existencia de tres partidos; los sistemas con segunda vuelta – el francés, por ejemplo, – un moderado de seis partidos; el proporcional – el chileno – un número ilimitado de partidos políticos, (en tiempo de Carlos Ibáñez del Campo hubo 37 partidos).
Estas elecciones en Estados Unidos de todas maneras pueden ser decisivas para el resto del período de Trump, pero lo que sí está claro es que el sistema político de ese país sigue siendo muy conservador, lo cual hace difícil que se produzca una revolución electoral. Agreguemos que la economía muestra buenos indicadores, sobre todo en el pleno empleo, que haría muy difícil un “nuevo trato”.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
06/11/2018