Septiembre 20, 2024

Los trillizos de Míster Trump

Piñera, Bolsonaro y Macri, trillizos de míster Trump, se aprontan a consumar sus antojos políticos. Ganaron las elecciones gracias a los borregos y no desean defraudar a papá Trump. Coincidencia que supera la imaginación de cualquier escritor, se apode Julio Verne o del autor anónimo de “Las mil y una noches”.

¿En qué momento los astros del firmamento, llámense Júpiter, Venus, Mercurio o los hoyos negros se coordinaron para producir semejante alineación, por no decir alienación? Bajo el alero protector de papá Trump, aprendieron marrullerías, desde cuando eran estudiantes y andaban en bicicleta. Época de balbuceos, aunque eran expertos en jugar al Metrópolis. De empezar a mirar la vida desde distintos ángulos y preguntarse, si estaban llamados a ser alguien en este mundo de injusticias. Quizá, nunca imaginaron que llegarían a la presidencia de un país. A lo sumo, ser burócrata, vivir en alguna ciudad pequeña y dedicarse a su oficio. Casarse, tener hijos y de ancianos, jugar con los nietos e ir a la plaza a darles de comer a las palomas. Nada de esto aconteció y va a acontecer, pues papá Trump llegó a la presidencia del imperio y alentaba a sus trillizos, desde hacía tiempo, a leer a Adam Smith. ¿Va a sucumbir América en manos de esta diligente familia? Cualquiera piensa que sea así, pues tiene en común un inmaculado pensamiento conservador y reaccionario, donde uno de los trillizos, milita en el extremo y promete lanzar al infierno del Dante, a quien sea de raza negra, mulata, se tiña el cabello o diga ser homosexual. Se declaró partidario del sionismo, cerrar la embajada Palestina en Brasilia y trasladar la de Brasil, de Tel Aviv a Jerusalén. Este jueves, nombró Ministro de Justicia al juez Sergio Moro —¡un moro, qué horror!— quien no es descendiente de Otelo, el moro de Venecia. Al condenar a Lula a la cárcel, cumplió las instrucciones del jefe.

 

Los trillizos anhelan convertirse —con el respeto a los creyentes— en tres personas distintas y un solo Dios no más. Al conseguir la gloria, que es siempre efímera, creen en la inmortalidad que les entregó Dios-Trump, para redimir a sus pueblos, corroídos por la maldad, la lujuria y la desintegración social. Moisés recibió de Jehová las Tablas de la Ley, que empezaron a utilizar los pueblos semitas. Los trillizos, apenas alcanzaron la edad adulta, estimulados por papá Trump, creen en otras tablas: las de la Ley del Mercado, donde hay a lo menos 25 mandamientos o dogma y un centenar de anexos. Enumerarlos sería soporífero, pues se sabe a qué nos referimos. De hacer un resumen de ellos, sin embargo, podríamos manifestar lo siguiente: “Privatiza el agua, el cielo y la tierra. Mantener al borrego encerrado en el redil, pronto a ser trasquilado al llegar a su edad adulta, cuantas oportunidades sean necesarias, mientras debe ignorar las veces que se le esquila. Vigilarlo con pastores armados. Si algún borrego demuestra rebeldía o disconformidad con el sistema, encerrarlo en un corral, alejado de la manada”. El diccionario dice: “Borrego. Persona que se somete gregaria o en forma dócil a la voluntad ajena”. Aunque nos duela, desde hace tiempo, es el borrego, quien inclina la balanza en las elecciones.

 

Cuando los trillizos se observan al espejo de la vanidad, creen ser monarcas. A veces, los espejos mienten si son convexos o cóncavos, pues proyectan imágenes distorsionadas. Los trillizos, convertidos en representes del borrego, se aprontan a formar un triunvirato, como en la época de Roma o buscar en la historia, otros referentes: Carlos V, Napoleón o el Rey de Arabia Saudita. Se empeñan así, en crear países títeres, dóciles, para que los fabricantes de armas les vendan chatarra. Macri, el primero de los tres en ser presidente, ya estiró la mano pidiendo limosna a un banco, que presta dinero con generosidad de usura. Así, cumple una meta ensayada mil veces y que da jugosos frutos. Reducir los beneficios sociales, privatizar, y enriquecerse junto a su círculo, mientras los invita a un festín, similar a la cena que ofreció Cleopatra a Marco Antonio, donde todo se convirtió en desmesura. El Mesías Bolsonaro, bautizado en el río Jordán, aunque todavía no asume, sueña con reformar la previsión, siguiendo el modelo chileno. ¿Quién le vendió semejante pomada? Realizar privatizaciones, intervenir la Amazonia y licitarla en el mercado internacional. Reducir impuestos a las empresas y crear millones de empleos de vendedores ambulantes o de inmigrantes, con ganas de irse a vivir a Estados Unidos. De Piñera, sí se conocen sus debilidades o habilidades desde marzo y volverlas a citar, constituye una majadería. Es el más sandunguero de la familia Trump. Debemos agradecer el privilegio de tenerlo a cargo del circo, instalado en La Moneda. Este miércoles, prometió abandonar la actividad de humorista, lo cual produjo desconcierto en el público. Le suplicamos presidente, en nombre de los borregos, no privarnos de su talento histriónico.    

 

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