En medio del revuelo tras la dimisión del ministro de Interior, Gerard Collomb, el gobierno de Emmanuel Macron en Francia comienza hoy una semana en la que muchos vaticinan cambios importantes en la estructura del gabinete.
Luego de la salida del veterano político, considerado uno de los pilares más sólidos del Ejecutivo, el mandatario decidió nombrar como titular interino al primer ministro, Edouard Philippe, lo que se interpretó como una maniobra dirigida a ganar tiempo.
El portavoz oficial, Bejamin Griveaux, anunció que la designación de un nuevo ministro demoraría apenas unos días y podría tener lugar a inicios de esta semana.
Sin embargo, numerosos analistas opinan que los cambios irán más allá de la cartera de Interior e implicarán una remodelación de mayor envergadura, con la cual el presidente intentará frenar el ambiente de desestabilización.
Aunque el Ejecutivo ha intentado negar la existencia de una crisis, políticos y expertos opinan que Macron está enfrentando un momento crítico que revela fisuras importantes en su equipo de trabajo.
En menos de un mes renunciaron tres ministros, justamente los más populares o experimentados: además de Collomb, dimitió el carismático titular de Transición Ecológica, Nicolas Hulot (que estaba considerado el número tres del gobierno tras Macron y Philippe), y la de Deportes, Laura Flessel, una esgrimista muy admirada por su condición de multicampeona a nivel internacional.
'Se trata indudablemente de una crisis política', sostuvo la líder ultraderechista Marine Le Pen, mientras el izquierdista Jean-Luc Melenchon apuntó a una 'crisis de inestabilidad ministerial permanente'.
'La macronía gubernamental entra en agonía', sostuvo el jefe del movimiento Francia Insumisa.
Ante la compleja situación, muchos apuntan a un cambio importante en el gobierno como único modo de ponerle fin a la crisis.
En entrevista al semanario Journal du Dimanche, el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, uno de los políticos más cercanos a Macron, estimó necesario hacer varias transformaciones en el gabinete para dar un nuevo impulso a la actividad gubernamental.
Según fuentes citadas por la prensa, también el primer ministro es partidario de una remodelación importante, que podría incluir de cinco a 10 cambios en ministerios.
Algunas de las modificaciones esperadas se refieren a la ministra de Cultura, Françoise Nyssen, quien es objeto de una investigación judicial por presuntas irregularidades cometidas en su casa editorial Actes Sud.
También se habla de una posible salida de los titulares de Agricultura, Stéphane Travert, y Cohesión Territorial, Jacques Mézard, dos de los miembros del gabinete menos conocidos a nivel nacional.
En cuanto a las incorporaciones, se especula acerca del nombramiento como ministro de Interior de François Molins, actual fiscal general que ha tenido un rol importante en las investigaciones sobre los atentados y la lucha contra la amenaza terrorista.
Así comienza la semana cargada de incertidumbre y expectativas acerca de la eventual remodelación, al tiempo que la popularidad del presidente mantiene una preocupante tendencia a la baja.
Los más recientes sondeos indican que la aceptación ciudadana de su gestión apenas alcanza un 30 por ciento, el nivel más bajo desde el inicio de su mandato