Septiembre 20, 2024

¡ Adiós Víctor, tu partida no será en vano !

La noche del 4 de Septiembre de 1970 cantábamos victoria por el gran triunfo de Salvador Allende, de quien fuiste leal amigo y asesor hasta su asesinato en La Moneda. Y 48 años después partiste tú, sencillamente, a los 103 años, hacia el firmamento de los hombres imprescindibles, de esos que luchan toda la vida.

 

 

 

 

Te fuiste sin que el estado chileno saldara sus grandes deudas contigo. Este estado de la pos dictadura en el que ha enseñoreado el fariseísmo de autoridades que se insuflan el pecho para proclamar su tradición de un de facto estricto apego a los convenios e inversiones internacionales y que incumplieron una y otra vez contigo.

 

 

 

Partiste con la misma humildad, frente en alto y fortaleza con la que viviste, querido amigo y compañero, tras sobrevivir a las dictaduras de Franco y Pinochet como el gran republicando que fuiste en la guerra civil española y tras el golpe cívico militar fascista en Chile, cuyos hedores aún se respiran en estas tierras de neoliberalismo salvaje y cínico.

 

 

 

Hace meses atrás, uno de sus más conspicuos representantes proclamó que sería nefasto que los ciudadanos del imperio eligieran como presidente a un desquiciado empresario, rico, como lo hicieron. Y hace unos días llegó a postrarse a los pies de éste último con la estrella de la bandera chilena hundida en una franja de la enseña norteamericana, como si fuera otro estado de la Unión, simbolizando su falta de soberanía.

 

 

 

Quizá la irrespirable atmósfera moral, nunca antes vista, te decidiera a marcharte, Víctor.

 

A marcharte tras más de cuatro décadas de bregar por una justicia que no se te hizo. Porque esto no es de ahora, se remonta a la confiscación de tu Diario Clarín, firme junto a pueblo, en 1973, por los autores intelectuales de la dictadura militar que hoy gobiernan.

 

 

 

Batallaste más de cuatro décadas en cortes nacionales e mundiales por esta causa, sin que el estado te haya pagado la compensación que fijó el fallo del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), en Washington, donde acudiste para darles la pelea en su propio terreno. Perdieron siempre. Pero no se avergüenzan.

 

  

 

La sentencia de 2008 fue objetada sin éxito por estado de Chile. Durante el juicio el estado impugnó todo: tu calidad de inversionista, de demandante, tu nacionalidad española, los documentos probatorios de tu justa causa y utilizó diversos subterfugios para no cumplir, hasta la insolencia de acusar a jueces del tribunal de exceder sus facultades. Todo fue denegado por su inconsistencia jurídica. Pero así son ellos y no cambiarán.

 

 

 

Agotadas las cortapisas legales para joderte en la mayor medida de lo posible, el estado, encabezado por Ricardo Lagos, alegó que cumpliría, pero indemnizó a cuatro falsos propietarios de Clarín.

 

 

 

La respuesta contundente del CIADI dijo que la autoridad, “al conceder compensaciones, por razones que solo ella conoce y que siguen sin poder explicarse, a personas que, según el Tribunal de Arbitraje, no eran propietarias de los bienes confiscados, y al paralizar o rechazar las reivindicaciones del Sr. Pey Casado referentes a los bienes confiscados, la República de Chile cometió una manifiesta denegación de justicia y se negó a tratar a las demandantes de manera justa y equitativa”. Y el estado, sigue en deuda contigo.

 

 

 

Como te escribí para tu reciente 103 aniversario, todos recordamos las dos ediciones de Clarín que hiciste hace pocos años, que los chilenos agotaron en las calles antes del mediodía. Gracias por ellas, Víctor.

 

 

 

Esta repetida actitud responde a que la derecha dominante y obsecuente con el imperio, le tienen pánico a la reaparición en las calles del diario Clarín, firme junto al pueblo, que más que doblaba en tiraje al duopolio de la prensa “norteamericana escrita en español”, como decías.   

 

 

 

Nunca te han reconocido las deudas que Chile tiene contigo, desde que llegaste en el Winnipeg junto a 2.000 refugiados republicanos españoles el 3 de Septiembre de 1939 en Valparaíso, donde los recibió un solidario Comité de Ayuda integrado por Salvador Allende, con quien entablaste una entrañable amistad.

 

 

 

Arribaste en ese barco tras cruzar los Pirineos, huiste de un campo de concentración en Francia y llegaste a Paris, donde el Cónsul chileno Pablo Neruda, artífice del Winnipeg. Años después Gabriel González Videla firmó la Ley Maldita que proscribió a los comunistas y abrió campos de concentración. Tú escondiste al futuro  Premio Nobel de Literatura y organizaste su huida clandestina hacia Argentina. Es otra deuda impaga de Chile contigo.

 

 

 

Como ingeniero, construiste casas, puentes y obras de infraestructura en el norte del país, y formaste a varias generaciones de profesionales como académico universitario.

 

 

 

Aterrorizaste a los lacayos cuando emprendiste acciones ante el juez español Baltazar Garzón, que metió en prisión al dictador Augusto Pinochet en Londres. Otra gran deuda que te deben los demócratas chilenos. Aunque las condena por crímenes imprescriptibles e inamnistiables de lesa humanidad que postula la ONU contra los tiranos no fue posible, pues los obsecuentes con el imperio hicieron todo a su alcance y lo trajeron de vuelta.

 

 

 

Gracias Víctor por haber sorteado con éxito la feroz persecución que te hicieron, gracias por no cejar en tu lucha para devolver a Clarín al pueblo chileno, por tu lucha consecuente por la justicia, por tu entrega generosa en un país que limita al centro con la injusticia.

 

 

 

Más temprano que tarde, demandaremos el Diario Clarín en cada kiosko, exigiremos al estado que haga justicia y cumpla el fallo, haremos de tu lucha una causa nacional. En tus 103 años perdiste algunas batallas, pero jamás has sido vencido y tu partida no será en vano.

 

 

 

RUD

 

5/Oct/2018

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