Donald Trump arribó a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para intensificar su batalla y continuar con su objetivo de desmantelar el orden mundial internacional de la posguerra y abandonar el multilateralismo
de la política estadunidense con su lema: “America primero”.
La palabra que el régimen de Trump enfatizará aquí es soberanía
, algo que para observadores en otros países, sobre todo del mundo desarrollado, es un poco raro al ser aplicado a la última superpotencia mundial que históricamente ha amenazado y violado la soberanía de decenas de países. En este contexto, tiene que ver con repudiar la aplicación de normas, reglas y leyes de organizaciones y acuerdos internacionales a Estados Unidos; algo que fue afirmado por Trump en su primera intervención aquí hace un año, donde también dejó claro que su país tiene el derecho de intervenir donde decida que existe una amenaza. Desde el podio de la Asamblea General hace un año amenazó que podría ser necesario destruir totalmente
a Corea del Norte si no abandonaba sus armas nucleares, tal como se lo exigía.
Funcionarios de su gobierno y expertos esperan que sus declaraciones serán dirigidas más a sus bases electorales enfatizando lo que llaman la supremacía de la soberanía estadunidense
. Esperan que anunciará una política más hostil contra China e Irán, y que insistirá en que Estados Unidos está dispuesto a apoyar –con acuerdos comerciales y asistencia exterior– sólo a aquellos países que, en palabras de su embajadora ante la ONU, Nikki Haley, “comparten nuestros valores (…) a los que quieren trabajar con nosotros, y no aquellos que intentan frenar a Estados Unidos y dicen que odian a America…”
El debate anual de la Asamblea General inicia este martes con un desfile casi infinito de oradores, entre ellos mandatarios de 132 de los 193 países miembros, y cuyo tema en esta versión es Hacer que la ONU sea relevante a todo pueblo; liderazgo global y responsabilidades compartidas por sociedades pacíficas, equitativas y sustentables
.
Pero la ONU, como cúpula del orden multilateral de la posguerra, no sólo ha sido generalmente ignorada por el gobierno de Trump, sino que ha sido atacada y abandonada por este régimen. El magnate ha retirado a su país de la Unesco, del Consejo de Derechos Humanos y también suspendió fondos para la agencia que apoya a refugiados palestinos.
Varios líderes estadunidenses de la vieja arquitectura internacional lamentan que Trump esté abandonando el llamado consenso político, económico y militar internacional. Robert Kaplan, de la Brookings Institution, por ejemplo, afirmó en un artículo publicado en el New York Times que “igual que en los años 20, el aislacionismo se junta con el sentimiento antinmigrante y el proteccionismo como pilar del America primerismo”.
La lista de ejemplos se alarga: el régimen de Trump se retiró del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, del acuerdo multilateral con Irán, de la negociación de tratados comerciales, como el Transpacífico, ha generado disputas comerciales y diplomáticas con casi todos los aliados internacionales tradicionales, incluidos México, Canadá, Europa y Japón, ha criticado a la OTAN y ahora detona una guerra comercial con China.
La semana pasada, su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, famoso por su desdén hacia la ONU desde hace años, atacó la legitimidad de la Corte Penal Internacional que evaluaba posibles cargos de crímenes de guerra contra fuerzas estadunidenses y sus aliados en Afganistan, afirmando que ese tribunal amenaza de manera inaceptable la soberanía estadunidense
y declaró que su gobierno usará todos los medios necesarios
para proteger a estadunidenses y sus aliados –incluido Israel– de la persecución injusta de esta corte ilegítima
.
Pero nadie se atreve a pronosticar, ni su propio equipo, lo que puede pasar con Trump. El estadunidense tiene reuniones bilaterales programadas con varios de sus homólogos, como el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, con quien continuará la rara coreografía diplomática en relación con el país que Trump amenazó con destruir hace un año, y hoy comentó que esperaba anunciar bastante pronto
una segunda cumbre con el norcoreano Kim Jong-un.
Desfile de oradores
Este martes, por tradición, Brasil será el primero en subir al podio al iniciar el debate ante la Asamblea General, seguido siempre del país sede, Estados Unidos. Los oradores continuarán hasta el primero de octubre y algunos también asistirán a los más de 300 foros y actos que abordarán toda una gama de temas: desde drogas y refugiados, hasta medio ambiente.
La asamblea es presidida por María Fernanda Espinosa, ex canciller de Ecuador, apenas la cuarta vez que una mujer es presidenta de esta entidad, y también es la primera latinoamericana.
El presidente Enrique Peña Nieto tiene programada su última intervención ante este foro hoy martes.
Debut de Díaz-Canel
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, debutó ante Naciones Unidas en su participación este lunes en la Cumbre de Paz Nelson Mandela, realizada en honor al centenario el nacimiento del líder sudafricano.
Ahí deploró el incremento del gasto militar mundial, subrayó que no puede haber paz y estabilidad sin desarrollo, y señaló que los desplazados y los hambrientos huyen hacia los países que tienen abundancia gracias al saqueo a nuestros pueblos y son víctimas de una segregación silenciosa y silenciada
.
En el contexto de la Cumbre Mandela, recordó que Cuba se honra en recordar que compartió las luchas de Mandela en primera línea de combate, con los hermanos de Angola y Namibia
, reportó Cubadebate.
El nuevo mandatario cubano se presentará el miércoles por primera vez en la Asamblea General, donde impulsará por 27 año consecutivo una resolución llamando a la anulación del bloqueo estadunidense, el más largo en la historia de la humanidad
.
Como lo hicieron sus antecesores, Díaz-Canel también tendrá actividades oficiales fuera de la ONU, entre ellas un acto con simpatizantes en la histórica Iglesia Riverside –sede de discursos de Fidel Castro y del reverendo Martin Luther King– y con el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y con promotores de la normalización de relaciones Cuba-Estados Unidos, reportó Reuters.
Aunque Trump dominará las noticias en Nueva York, para muchos esto ya no se trata tanto de qué hará el estadunidense, sino cuál será la respuesta del resto del mundo.