Todos recuerdan la noche cuando Piñera lanzó su carrera presidencial. Los gritos de vivas y cantos de alabanzas a Pinochet. Allí estaban los duros, esos que sostendrán por todos los tiempos que fueron vencedores en una contienda nula y paupérrima en valor militar, donde del otro lado había chilenos pobres, campesinos analfabetos, mujeres embarazadas, estudiantes soñadores, clase obrera, artistas y músicos, a los que había que matar, y los mataron.
Ese fue el ejército enemigo de aquellos UDI/RN, segmento pequeño, miserable, patético, corrupto y ladrón, esos se ufanan permanentemente.
Lloran Punta Peuco, que no siendo lo esperado, está presente la marcada traición de la Nueva Mayoría, finalmente en algo alegra la mañana.
Nunca en la historia de Chile, país subdesarrollado, siempre a medio terminar y a medio construir se había constatado toda una jauría de depredadores alcanzando el poder para apropiarse del dinero de tantos millones de chilenos, bajo la forma de un sistema previsional espurio, mezquino y miserable. Los derechos básicos entregados a la banca, y la vida secuestrada sobre cheques o dinero fresco. La derecha, esa que explota hasta el cansancio nuestros recursos naturales sin importarle el futuro y destino de las nuevas generaciones, esa es la que gobierna.
Piñera es el pinochetismo puro y duro…
La ofensiva de la derecha, sus grupos económicos nos lleva a que no es posible olvidar el gigantesco tráfico de boletas/facturas/modificaciones a la ley, a cambio de dinero por medio. Todo un país vio como sus diputados y senadores, candidatos a la presidencia se convertían en pillos, tartufos de baja monta. El yerno de Pinochet financiando los gastos del PPD. Toda la camarilla de UDI recibiendo dinero del PENTA llegando hasta el raspado de la olla. CasaPiedra colocó dinero en sus peones porque de esa forma asegura la mantención del actual modelo existente. El tipo de democracia que a ellos les satisface. Socialistas convertidos en lobos de la bolsa en la ruleta financiera de Ponce Lerou. Los hijos democristianos Pizarro/León y otros con los bolsillos llenos de boletas falsas.
La democracia de la que tanto se ufana la derecha es la que milita y canta en sus bolsillos. Es un mito su espíritu democrático y la creencia en las instituciones. La derecha cree en ella y esperando se les entregue más granjerías como lo será la mal llamada Reforma Tributaria. Piñera intenta hacer llegar más dinero a sus adalides, sus benefactores, sus mecenas, los herederos del pinochetismo.
Chile es un país donde los ciudadanos están convertidos en recolectores de dinero fiscal, porque son las personas las que pagan tributos. En Chile las empresas no pagan nada, menos la iglesia, y algunos otros favorecidos.
La llegada de Piñera al gobierno con el paso de los meses deja en evidencia que lejos de ser los tiempos mejores, frase extremadamente populista, demuestra que es posible vencerlo con los pocos espacios que deja el modelo. No es con este contingente que los chilenos llegarán a los niveles del desarrollo, de eso estamos muy lejos.
Cayó su converso Rojas en cultura de mediocre estatura que no alcanzó a firmar ni un proyecto, ni tampoco su primera foto en el sillón de ministro. La memoria lo derrotó, nuestros compañeros lo ganaron, la justa memoria tantas veces negada lo colocó de espalda en la muralla, la derecha conoce el peso de la verdad, aunque para ellos sean un montaje. El chico Pérez, Lumi, Liendo, Krause, y tantos más le ganaron, y así será por todos los tiempos de los tiempos.
Hay un buen momento para empezar a dar pasos en la construcción de un bloque esta vez más amplio, que se vista formalmente de popular, con propuestas democráticas profundas, que los pasos vayan al desmantelamiento definitivo de todo lo fáctico heredado de la dictadura. Que no tenga miedo a defender lo más profundo de las aspiraciones postergadas por años con las políticas del dialogo y el consenso del que sólo se beneficia la derecha.
Los grandes proyectos sociales no son hijos de los laboratorios, nacen de la correcta interpretación de la realidad con la participación activa de tantos y en tantos frentes y lugares de la patria.
La bandera de lo popular está presente o no habrá cambios ni actores dispuestos a trabajar por aquello, sin el pueblo no habrá nada nuevo, y eso es lo que se necesita para un país diferente, con su historia y su gente. La calle puede que para algunos sea el pasaje al parlamento, pero en el fondo, las huelgas, las banderas, la pancartas, el trabajo en el Chile profundo es lo más serio para tomar el futuro entre las manos y vencer, de eso se trata.
El largo listado de derechos fundamentales que se necesita para vivir dignamente, no se alcanzarán con la derecha, son justamente ellos los que impiden y laboriosamente trabajan para negarlos sistemáticamente. La calle debe volver a ser el lugar desde donde se debe cuestionar el gobierno, su forma de gobernar y comenzar a horadar sus pilares de modelo clasista.
Cada día del piñerismo gobernando, deja en evidencia la precariedad con que gobernó toda la Nueva Mayoría. Es que la derecha ni siquiera trabajó para juntar sus votos, le cayó del cielo entre negociados pero especialmente por la falta de liderazgo. Todo un negocio, ni siquiera el mínimo gesto de rebeldía para hacer caer la ley de pesca, terminar con el CAE, pero sin embargo todo un aparato militar habitado por ladrones de alto rango que transitan con plena impunidad.
Finalmente sabemos que ningún alto oficial de las Fuerzas Armadas ladrón, pasará por una cárcel, terminarán viviendo de sus elevadas pensiones sin que nadie diga nada, y solamente cause algún malestar.
El espectáculo que ofrece el Frente Amplio en el menú político chileno hace poner en legítima duda su capacidad para gobernar. Celebramos la diversidad en su interior pero defender a la UDI en su agresión a las víctimas de la dictadura pone todo en duda. Hay algunos pequeños gestos puristas pero que olvida el paso de toda la historia obrero y popular chileno.
Se esperaban pasos más significativos en la reconstrucción de una nueva forma de oponerse al modelo, dado el ímpetu con la que irrumpen en el escenario político parlamentario, aunque lo sustancias es el apoyo alcanzado en algunos sectores de la ciudadanía. Deben reconocer los FA que en los sectores más pobres, las zonas donde eternamente el desarrollo tiene abandonadas, no alcanzaron a levantarse las banderas coloridas.
Chile es un país con tiempos cortos entre una y otra elección, al parecer es entre estos espacios donde algunos deben ponerse de acuerdo. Hay que recordar que los cargos públicos no son incontables, y eso corre en contra de hacer más anchas las alamedas. Cuando se decide transitar bajo los parámetros de diálogo y la cooperación lo que se prolonga es el injusto modelo, el alargamiento de la pauperización en las condiciones de vida de millones, o como gusta decir, de la inmensa mayoría de los chilenos
La vida es ahora y se debe tomar en serio.
La desesperanza, la traición, la negación constante de derechos entregando migajas y precarias políticas de Estado, puede hacer que se tomen otros rumbos, tanto o más validos cuando la vida está en constante peligro, y el final de túnel también esté legitimado por la historia.
PD. El mejor lugar para Palma Salamanca es París.