Valparaíso es conocida como “ciudad patrimonio de la humanidad”, circunscribiendo, en términos generales, lo patrimonial a los diferentes espacios y construcciones arquitectónicas con características y valores históricos determinados. Pero hay también otro patrimonio vivo representado por sus habitantes, su quehacer cotidiano y el producto cultural que desarrollan constantemente y, si observamos con atención, descubriremos anónimos personajes que van conformando en Valparaíso un panorama de “múltiples colores”, como dice la canción.
En la esquina de calle Blanco con Sotomayor es frecuente encontrar a un artista popular, sentado junto a la muralla de la Comandancia de Bomberos de Valparaíso leyendo un diario, al lado de sus creaciones dibujadas con tizas de colores sobre el pavimento. Según me relata, también utiliza historias que va sacando de las noticias de los diarios y “otras que unos amigos le cuentan, que las sacaron de internet”, me comenta.
Kazán es su nombre artístico, nació en Santiago y desde chiquitito le gustó dibujar. Llegó muy pequeño a vivir al sector de Santa Inés, en Viña del Mar y hace unos 10 años vive en Valparaíso. Cuenta que estudio solo algunos años en el colegio y que lo de la pintura es algo innato, “yo nací siendo bueno para dibujar. Ahora esto me sirve para entregar mi arte y recibir unas monedas para poder vivir”.
La primera vez que conversé con él, una imagen de los “Hermanos Pincheira”, con el relato de su historia, era la obra de arte popular que Kazán ofrecía a los y las transeúntes.
¿Cuánto tiempo lleva acá en esta esquina?
“Más o menos unos cuatro a cinco años. Voy dibujando mitología griega, Arturo Prat, las noticias. El otro día dibujé al Piñera con el Longueira, pero en caricatura. Ahora en la mañana, cuando llegué, había aquí una persona que vende calzones rotos y me dijo que debía dibujar al Piñera, y por qué le dije yo, y me dijo que había venido una niña y le había contado que le tenía un regalo al Presidente Piñera: una nariz de payaso y una peluca con las siete lucas del confort…entonces pienso dibujarlo así, me gustó la idea.”
Y efectivamente, unos días después acudí nuevamente a conversar con él, pero no lo encontré, sin embargo sobre el pavimento, un poco descolorida por el paso de los transeúntes, la caricatura de Sebastián Piñera haciendo alusión a las “siete lucas del confort”, y la niña que le regalaba una nariz de payaso y una peluca, aún permanecía dibujada sobre la vereda.
El día viernes 7 de septiembre, me encontré nuevamente con este pintor popular y conversé más a fondo para conocer parte de su historia de vida.
Hola, cómo estás Kazán. ¿Qué cosa dibujas hoy?.
“Este es un personaje que no es muy conocido, pero sale en internet. Era “visionista”, veía imágenes en el cielo y las pintaba. En las iglesias ortodoxas y católicas las imágenes de pinturas religiosas que hay, muchas son réplicas de este pintor.”
¿Cómo conseguiste esta información sobre este personaje?
“Me lo dijo un amigo, que me habló de este personaje y ahí lo conocí. Son muy pocos los que lo conocen. Ayer lo hice en Viña y pasó una persona y le tomó una foto, era de la iglesia ortodoxa y lo conocía.”
Y en Viña, ¿Dónde te colocas?
“Frente a Falabella y en el mall.”
Y esos dibujos que tienes allá en cartulina, ¿son bosquejos para realizarlos después sobre la vereda?
“No, esos son otro tipo de dibujos que hago en cartulina, también pintados con tiza. La gente me dice que la tiza se va a borrar, pero al esfumar la tiza, se absorbe en el papel y no se sale.”
¿Hasta qué curso estudiaste?
“Yo estudié hasta primero medio, ahí quedé repitiendo y no seguí estudiando.”
¿Y desde cuándo comenzaste a dibujar?
“Más o menos desde los 33 años empecé a dibujar así como ahora. Cuando era chico dibujaba nada de extraordinario. A los 33 años descubrí el talento. Mira, todas las personas tienen talento, todas, pero hay personas que no se dan cuenta. Son talentos que están ocultos.”
Pero, ¿cómo descubriste este talento?
“Mira, son dos cosas, la necesidad y la pasión. Entró en mí ese espíritu y comencé a dibujar. Para lograr esto se necesita pasión y perseverancia. Yo todos los días tengo que hacer dibujos.”
¿Trabajabas en otra cosa antes de dibujar?
“Claro, era comerciante ambulante en la calle Valparaíso y me gustaba mirar a los dibujantes del Portal Álamos y yo me decía, puchas, me gustaría hacer dibujos así. Yo sabía que algo le “pegaba”. Bueno, un día me llevaron preso los pacos, me quitaron toda la mercadería y quedé “pato”. Entonces de ahí me conseguí un lápiz y empecé a dibujar. Se los llevé a un profesor de Artes Plásticas, que se llamaba Nelson Torrealba, en la Asociación de Viña y él me enseñó diversas técnicas, a darle vida a los ojos, la luz, y la sombra. Él me dijo, tienes que seguir todos los días, con perseverancia. Le hice caso, me coloqué a practicar, a practicar, hasta que empezaron a salir bien. Porque los ojos yo los hacía sin vida, él me enseñó a darles vida, el iris, la pupila, la luminaria.”
Además de las historia que te traen de internet, que otros temas tocas, ¿las noticias?
“Mira, aquí en esta esquina, los que venden en la mañana los calzones rotos me dijeron que pintara algo sobre las 7 lucas del confort y Piñera con nariz de payaso y eso ya lo hice. Hoy día me dijeron que pintara sobre la contaminación en Quintero, pero yo quiero tener la cara de algún gerente de las fábricas para hacer una caricatura, hacer el dibujo de la contaminación con un poco de humor.
El nombre artístico Kazán, ¿de dónde lo sacaste?
“Ese era el nombre de un perrito que tenía yo, y yo era fanático de mi perro. En el muelle Prat y en la Plaza Echaurren muchos conocieron a mi perro. Yo andaba con el perro mío para todos lados.”
Pero tu nombre verdadero, ¿cuál es?
“Humberto.”
Y, Humberto, ¿de dónde eres, dónde naciste?
“Bueno yo nací en Santiago, pero de niño chico llegué a vivir a Santa Inés, en 24 Norte, frente al Cementerio, en una casa que arrendaban mis Tatas. La casa tenía un techo de cemento plano, con dos ventanas y la puerta en el medio, o sea como los dos ojos y la boca, al lado de un taller mecánico famoso de allá, de los Meza, que eran varios hermanos. Después viví en Quilpué y desde allá para Valparaíso…en la calle.”
¿Qué nombre le darías a tu arte, como lo definirías?
“Arte puro, arte urbano. Dibujar en el piso es complicado, porque hay gente que pasa metida con sus celulares y pisa el trabajo, son incultos y no respetan, pero hay otros que les interesa mirarlo, se detienen, miran y leen lo que está escrito. Falta cultura, hay falta de respeto. Claro que hay más cultura acá que en Viña, porque allá pasan unas viejas paltonas y a uno lo miran mal, arrugando la nariz… También una vez pinté a Leonardo da Vinci junto con la Mona Lisa y yo no sabía que da Vinci se los “cuentió” a todos, porque dijo que la Mona Lisa era hija de un famoso Conde, y “no era ni somier con patas”, porque él se disfrazó y se auto retrató. Yo dibujé a la Mona Lisa aquí, y al Leonardo da Vinci al lado, comprobando que se parecen. Entonces cómo se dibujó con el pelo liso, hizo un “mono liso”, de ahí viene Mona Lisa. Esas son cosas que he ido aprendiendo.”
Hace un par de días atrás pasé nuevamente a saludar a Kazán y el tema dibujado por él sobre la acera en esta ocasión era “La cueca brava y su historia”.
El arte urbano entregado por este artista popular a los pasantes, forma parte del patrimonio humano de Valparaíso y merece que nos detengamos un momento para observarlo, porque en ese pequeño trozo de pavimento coloreado con tizas, está plasmado el estudio y la creatividad de un ciudadano de la calle.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 14 de septiembre 2018