Argentina fue en la época oligárquica uno de los países más ricos del mundo, y tenía como dueños a los ganaderos y, además, los partidos políticos oligárquicos se repartían el poder; a partir de que al Presidente Roque Sáenz Peña se le “ocurrió” instaurar el sufragio universal masculino, las capas medias tomaron el protagonismo, cuyo adalid era el “Peludo” Irigoyen, del Partido Radical, quien fue derrocado por los militares y su casa allanada, en un montaje en que se le introdujeron barras de oro para acusarlo de corrupto y ladrón.
Después de varios golpes militares surgió el peronismo, el Partido Justicialista de Juan Domingo Perón y Evita Duarte, su mujer. El general Perón les decía a sus colaboradores: “Roben lo que quieran, pero que no los pillen…” El hermano de Evita, Juan Duarte Juancito, secretario del Presidente, intentó seguir el consejo de su cuñado, pero lo descubrieron y terminó muerto; se acusa a Juan Domingo de haberlo mandado a matar.
Desde 1955, fecha en que los militares decidieron enviar a Perón al exilio, le correspondió el turno de robar a los militares, acompañados de los empresarios y de los ganaderos. Después de varios años volvieron los peronistas al poder, esta vez el robo, la corrupción y el asesinato le correspondió a Isabel y al “mago” José López Rega.
Después de la huida en helicóptero de Isabel Martínez de Perón, le correspondió, nuevamente, el turno de robar a los militares, y lo hacían muy bien, pues no tenían que rendir cuentas a nadie, y si a alguien se ocurría abrir la boca, lo subían a un avión y lo lanzaban al mar.
A continuación, una vez recuperada la democracia, el poder le correspondió al Partido Radical, liderado por Ricardo Alfonsín. En su corto período se derrumbó la economía y se vio obligado a renunciar a la presidencia y entregársela a Carlos Saúl Menem, quien privatizó las empresas públicas, y robó a dos manos, (hoy es senador, tiene tres condenas, pero no va a la cárcel porque a un senador justicialista se le ocurrió que el fuero parlamentario lo protegía hasta tanto las tres sentencias no estuvieran a firme y que no quedara ningún recurso posible de apelación).
El siguiente mandatario fue el radical Fernando de la Rúa, y su vicepresidente Chacho Álvarez, quien al descubrir que el Ejecutivo se había comprado a la mayoría de senadores y diputados para que aprobaran un proyecto de ley, Chacho renunció y Argentina terminó en default, y el Presidente de la Rúa huyendo en un helicóptero en el mismo momento en que la policía asesinaba, en la Plaza de Mayo, a muchos argentinos. De la Rúa no fue juzgado, y terminaron pagando – como siempre – los subordinados.
Con el default vino el vacío de poder y “el que se vayan todos”; ningún político se atrevía a mostrarse en público, pues temían ser linchados por el pueblo. Después se turnaron cinco Presidentes, entre ellos Rodríguez Saa – ahora senador, representante de la Provincia de San Luis – y Duhalde, un viejo dirigente del justicialismo, quien hasta hoy aspira a ser Presidente de Argentina.
Sorpresivamente apareció una pareja de abogados de la Provincia de Santa Cruz – extremo austral – Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ambos muy hábiles para tomarse el poder. En la elección presidencial pasaron a segunda vuelta dos peronistas, Néstor Kirchner y Carlos Saúl Menem quien, a última hora, se retiro de la competencia dejando el cupo al primero.
Una de las primeras medidas económicas para salir del caos consistió en negarse a pagar la deuda al FMI. En lo político, derogó la ley de “punto final”, aprobada durante el gobierno de Menem y los militares fueron juzgados por crímenes de lesa humanidad; en lo social, se crearon una serie de subvenciones y bonos, dirigidos principalmente a los pobres. Hoy, con Mauricio Macri, quien retiró todas las conquistas ganadas en los tres últimos gobiernos de Kirchner y Fernández aumentó el número de pobres al 40%; de seguro, esta cifra seguirá aumentando.
Después de estos 15 años vino el gobierno de Macri, y los electores, que son masoquistas, eligieron al hijo de Franco y primo de Ángel Calcaterra, quienes robaron a destajo, como empresarios de la construcción, en todos los gobiernos a partir de 1976. La “patria contratista”, dominada por el cartel de la construcción, cuyo líder es Franco, padre del Presidente actual, y del hoy arrepentido, Ángel Calcaterra, su primo.
Argentina de ser un país modelo y europeizado, se ha convertido en un desastre: desde los años 40, gobiernan alternadamente los radicales, los peronistas y los radicales, todos al servicio de los empresarios; ora postulan el populismo y emboban a las masas, ora, el neoliberalismo, que condenan al pueblo al hambre y la miseria.
A estos tres partidos hay que agregar ahora el de los jueces, que no matan, ni hacen desaparecer como el de los militares, pero te envían a la cárcel torciendo la ley y la Constitución. El “partido de los jueces”, que tienen el monopolio de la coerción, llamada “legítima”, no sólo actúa en Argentina, pues lo ha hecho, y con mucho éxito, en Colombia, Perú y, sobre todo, en Brasil y Ecuador; se trata de utilizar el Código Penal para enviar a la cárcel al candidato progresista que tiene más posibilidades de ganar – caso Lula da Silva – y someter a proceso a quienes atenten contra los intereses de la derecha – caso Rafael Correa y Cristina Fernández -.
No se trata de defender actos de corrupción que, seguramente, han sido cometidos por líderes de izquierda, pero tampoco se puede aceptar que los jueces utilicen torcidas interpretaciones de la ley y francos atropellos a la justicia para eliminar políticamente a la izquierda en América Latina.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
23/08/2018
Nota: Hay que ser muy de las chacras para creer que un Juez ponga en cana a los empresarios, luego pasaran de arrepentidos imputados a sobreseídos