Cuando en enero de 1978 llegamos a La Habana y fuimos allí exiliados Ampuero llevaba ya un largo tiempo en la isla. Era un destacado joven comunista chileno que tenía sus particularidades. Escribía, incluso para Casa de las Américas que dirigía Fernández Retamar, el más ortodoxo dirigente cultural de Cuba, y para la Universidad de La Habana; sabía mucho alemán (había estado en la RDA) y estaba casado con una hermosa joven de apellido Flores, de destacada participación en la FMC, Federación de Mujeres Cubanas, que dirigía Vilma Espín, la esposa de Raúl Castro y la más insigne mujer de la historia revolucionaria cubana. La esposa de Ampuero era la segunda de la FMC, después de Vilma, heroína de la sierra, en la estructura de la FMC., la principal organización de mujeres de la isla.
Era yerno de Fernando Flores Ibarra, fiscal y general cubano, que, mucho después, jubilado, vivió en Chile, casado con una médico chilena.
En 1978 Ampuero era visto por todos en Cuba como un destacado militante comunista chileno, hasta mayo de 1979. En esa fecha salió del PC de Chile e ingresó al Mapu OC de Chile (el partido más parecido al PC de Chile), invitado por un médico mapucista, muy amigo suyo. Esa organización mapucista en Cuba era dirigida por el que escribe.
En 1980, cuando aceptamos, como partido chileno, su traslado de Cuba a la RDA (así lo solicitó) nadie dudó acerca de su militancia. Tampoco los militantes que lo recibieron en la RDA: Enrique Correa y Juan Carlos Concha. Compañeros del Mapu OC, que estaban en Berlín, y que eran sus amigos desde estudiantes en Chile, aseguraron que en la RDA podría especializarse en idiomas y ser, aún, un mejor militante, y volver a Chile como tal.
Nunca, por cierto, imaginé que iba a leer a Ampuero en Chile y, menos aún, que él iba a ser embajador, Ministro de Cultura y hoy Ministro de RREE. de un conocido Presidente de derechas aquí. Menos que escribiría con Rojas un “Diálogo de conversos”. Pero así han sido las cosas.
Nunca pensé, hasta hoy, que Ampuero pudiera ser un agente infiltrado en el PC cubano o en el PC chileno, ni después en el Mapu OC. Ni lo pienso.
Pero si hay alguien que en nada se parece a un agente y actúa como agente, ¡es un agentón! Es la experiencia larga de la política.
Sé que muchos cercanos y ex amigos mapu y comunistas de Ampuero (yo nunca lo fui, digo amigo) tienen dudas pero en general ellos coinciden en que lo más probable es que no, que estamos frente a un fresco, a un ambicioso extremo cuyo objetivo fue siempre ser un hombre exitoso en el terreno de los negocios y un amante de sí mismo, cosa que finalmente ha logrado.
Ampuero, en la RDA, profundizó sus estudios de marxismo y de literatura latinoamericana, entre 1980 y 1983, cumpliendo su labor de guía en Berlín de invitadas e invitados importantes del gobierno de Hönecker, entre ellas Vilma Espín, la más alta dirigenta cubana, con la que había intimado en La Habana, por ser Vilma muy cercana a su suegro y a su primera esposa.
En 1984 Ampuero pasó sin problemas a Berlín Occidental, donde siguió siendo militante del Mapu OC y periodista de Interpress.
Siempre hay “cabezas calientes” analizando a gente como Ampuero, que ocupan cargos, son inentendibles y objetivamente oscuros.
Hay extremos que dicen que Ampuero fue agente de la comunista y secreta Stassi alemana desde 1974 (o un poco antes en Chile, siendo él un estudiante universitario comunista) hasta la caída del Muro (y de la Stassi) en 1990. Que así se explica su conducta en Alemania, su paso a Cuba a fines de 1974 y su retorno a Alemania en 1980. Su retorno a la RDA en 1980 se debería, para esas “cabezas calientes”, a su insostenible situación de tener dos familias con hijos y, principalmente, a su temor de ser enviado a luchar a Nicaragua. Alcanzó a tener una cercana relación con altos dirigentes cubanos como Fernando Flores, su suegro, y Vilma Espín, esposa de Raúl Castro y amiga de su primera esposa cubana.
El libro “Nuestros años verde olivo”, donde ataca a la Revolución Cubana, a los comunistas chilenos residentes en Cuba y a su suegro, Fernando Flores, es de 1999, casi dos décadas después de su salida de Cuba.
El libro “Detrás del Muro”, donde ataca a la RDA y a sus ex compañeros del Mapu OC, es de 2014, hace sólo cuatro años, y casi 15 años después de la desaparición de la Stassi, y 34 años después de su última llegada a la RDA.
Fernando Flores Ibarra, su primer suegro, muerto en mayo de 2014, a los 82 años en Chile, donde vivía con su esposa, una médico chilena, según él gozando de su jubilación cubana, calificó al hoy ministro de RREE, diciendo, después de conocer aquí su libro “Nuestros años verde olivo” que Roberto Ampuero era claramente “un agente”.
No precisó agente de quién. Flores, a principio de los años sesenta fue Fiscal en los inicios de la Revolución cubana, y condenó a un centenar de contrarrevolucionarios a la pena de muerte.
Antes de lo de “agente” Flores había dicho también públicamente (en diarios nacionales) que “Ampuero es un proxeneta de lujo”, “un miserable”, “un don nadie si no hubiera tenido la suerte de vivir en Cuba”. “Gracias a la Revolución Cubana y a sus suegros tuvo casa, comida y ropa limpia y dejó allí (en Cuba) dos hijos”.
De Rojas posible agente podemos decir muy poco, o nada. No conocemos a ciencia cierta de su vida política pública. Él dice que fue mirista antes del golpe (tenía 23 años en 1973) pero desde esa ex orgánica han dicho que miente. Si el ex Mir tiene razón, el señor Rojas no es más que un mentiroso y un mitómano. Siempre, a ojos de todos los que supieron de él, ha sido un político de derechas, en Suecia y en Chile, desde 1974 hasta hoy. ¿Infiltrado? No lo sabemos. ¿Para qué? ¿Para informar sobre el exilio en Suecia y hoy para datear lo que sucede en torno a Piñera? Puede ser, este Rojas traicionó a su madre presa y torturada ¿por qué no a Piñera?