La caída del Ministro Rojas y la designación de su sustituta, me genera la siguiente consideración: Es evidente que cuando Piñera designó a Mauricio Rojas como Ministro de la Cultura, sabía muy bien los puntos que calzaba dicho personaje. Es un hombre de su plena confianza. Hasta ayer funcionaba como asesor en comunicaciones, a cargo de redactar sus discursos.
Hoy, al fundamentar la aceptación de su renuncia, el Presidente reiteró el juicio destinado a mediatizar las graves violaciones a los Derechos Humanos cometidas por la dictadura al afirmar: “No compartimos la intención de ciertos sectores de nuestro país, que pretenden imponer una verdad única y que no tienen ninguna tolerancia y respeto por la libertad de expresión y opinión de todos nuestros compatriotas”
Según Piñera, quienes impugnamos los juicios de Rojas somos intolerantes. Debiéramos quedarnos callados cuando este individuo agrede y descalifica una de las instituciones más respetables de nuestro país: el Museo de la Memoria. ¿Qué Tal?
El Presidente pone al descubierto su propia opinión respecto a las violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura, cuando añade que no hay una sola verdad. ¿Cuál es la otra? La que majaderamente pretende justifica los horribles crímenes cometidos durante la dictadura, como consecuencia del cuadro económico y social previo al golpe militar.
Este es un argumento inaceptable; que debemos rechazar tajantemente, pero que el actual Presidente de Chile esgrime a fin de mediatizar la caída de su Ministro.
Volvemos a afirmarlo y lo repetiremos cuantas veces sea necesario: Nada, nunca, jamás, podremos aceptar que 13 humildes campesinos, hayan sido incinerados vivos en los hornos de Lonquén, sin haber cometido delito alguno. Ningún contexto previo al golpe puede justificar semejante barbarie. No puede haber dos lecturas al respecto.
Las violaciones a los Derechos Humanos tienen una sola lectura. Debemos ser tajantes al respecto y nadie nos hará ceder al respecto. Sobre todo, en memoria de nuestros mártires. En el recuerdo imperecedero de muchos de los mejores hijos de Chile, detenidos, torturados y desaparecidos hasta hoy día.
No cabe duda que Piñera contrajo algún compromiso con los viudos de Pinochet y con los genocidas recluidos en Punta Peuco, como se confirma por el reciente fallo de la Sala de la Corte Suprema, concediéndoles un indulto a siete condenamos por delitos de lesa humanidad.
No es una coincidencia. La descalificación del Museo de la Memoria, debe haber sido otro compromiso, pero el abrumador rechazo de la comunidad social y cultural detuvo este vil zarpazo a la memoria histórica.
Seguiremos vigilantes. Por el momento, nos aprestamos a colmar el miércoles la explanada del Museo de la Memoria, junto a los más ilustres artistas, profesionales, científicos y trabajadores chilenos, como demostración de nuestra voluntad de defender las conquistas alcanzadas por nuestras luchas en defensa de los Derechos Humanos.
Miguel Lawner