Como el neoliberalismo, después de la caída del Muro de Berlín, no puede recurrir al monstruo del comunismo, tiene que inventar un nuevo enemigo: el populismo, que tiene sus propios “cancerólogos”, (los Vargas Llosa y los intelectuales de derecha que lo siguen).
Se suele confundir el populismo con lo popular, y para no caer en el populismo, el gobernante debe seguir las reglas del Fondo Monetario Internacional, (FMI), lo que equivale a dejar robar a los ricos y convertir en miserables a los pobres.
El resultado de las políticas económico-sociales de los gobiernos mexicanos, especialmente de La Madrid hasta hoy, es el 80% de los mexicanos son pobres, entre los cuales, el 25% miserables, que no se distinguen de los personajes de la película Los Olvidados, del director Luis Buñuel.
No cabe duda de que Andrés Manuel López Obrador será un Presidente popular: desde el famoso desafuero al que fue sometido por Vicente Fox, AMLO se ha convertido en un santo popular, depositario de las esperanzas de los olvidados, capaz de llenar el Zócalo y el Estadio Azteca. Políticas como la del alza de la pensión a los jubilados, terminar con las prerrogativas de los corruptos presidentes de México, (en especial la de Fox que traicionó las esperanzas del pueblo al expulsar del poder al PRI, en el año 2000, y terminar votando por Meade en las recientes elecciones); rebajar a la mitad su sueldo de primer mandatario; vender la flota presidencial de aviones y helicópteros; aumentar el salario de los maestros y mejorar en calidad la educación popular; (lo único que faltaría sería la recuperación de PEMEX).
Los prolongados períodos de transición entre un gobierno y el siguiente son fatales para los presidentes electos, pues ahí emergen todos los oportunistas, las ratas que no pueden vivir sin el poder, los antiguos corruptos – ahora se hacen los ángeles – los supuestos “empresarios progresistas” y los enemigos más encarnizados de López Obrador, que lo acusaban de ser el “Maduro” mexicano, hoy lo felicitan y hasta se permiten darle consejos, entre ellos el ex Presidente Vicente Fox y el asesino Salinas de Gortari.
Cada transición cuenta con sus propias características: Eduardo Frei Montalva se aisló en un fundo y formó su gabinete con los miembros de la derecha democratacristiana; Salvador Allende, por el contrario, respetó el pluralismo político, propio de la Unidad Popular, respetando la opinión de cada una de los partidos políticos que conformaban esa alianza. En cuanto al electo presidente mexicano, ya conformó su equipo económico, dirigido por empresarios y técnicos moderados, Alfonso Romo, encargado del área económica y el ministro de Hacienda, Carlos Urzúa; en el ministerio de Relaciones Exteriores, a un nieto de José Vasconcelos, (gran intelectual de la revolución mexicana),Hector Vasconcelos
La campaña del terror, profusamente difundida por los intelectuales de derecha, entre ellos Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, fracasó completamente, pues cuando el pueblo se decide votar no hay maquinaria del PRI que valga.
Sin argumento, ahora los reaccionarios recurren a la división de poderes del Estado, una creación de Montesquieu, cada vez más inaplicable actualmente, pues tanto en los sistemas parlamentarios como en el presidencial, el poder absoluto corresponde al Congreso y, en el presidencial, al monarca electivo; cuando una combinación política tiene la mayoría, no tiene por qué respetar la fiscalización de los otros poderes.
En el Movimiento Morena y sus partidos aliados, que ahora pasan a ser hegemónicos en toda la institucionalidad mexicana, y dada una oposición destruida, la fiscalización del gobierno de AMLO vendrá de sus propios partidarios sobre todo la izquierda que, muy pronto, se sentirá traicionada al derechizarse el gobierno, (Así ocurrió con los rebeldes y terceristas de la Democracia Cristiana, y con los de Carlos Altamirano, en la Unidad Popular).
La historia – salvo para Osvaldo Spengler, – no tiene nada que ver con la biología: la muerte de los partidos políticos no es igual a la de los seres humanos (el Partido Radical chileno, expulsado del poder en 1952, sobrevive hasta hoy; la Democracia Cristiana, destruida electoralmente, se resiste a morir; el PRI, actor principal de la política mexicana, desde Plutarco Elías Calle hasta Enrique Peña Nieto, ha sufrido su peor cataclismo de la historia – cero en los nueve Estados en disputa, mientras AMLO ganó en el 80% de las secciones, Mezale, es un hombre honesto, que no tiene nada que ver con el PRI, obtuvo apenas el 10% -. Los ciudadanos cohechados votaron por AMLO. El fracaso del PRI no significa su muerte, sino su balcanización y su conversión, desde un supermercado comprador de electores a un boliche de mala muerte.
Un Presidente popular, como AMLO, podría ser un buen gobernante para México. Hay que recordar que la revolución mexicana tuvo lugar siete años antes que la bolchevique, y los hermanos Ricardo ,Enrique y Jesús Flores Magon y Emiliano Zapata son más bien libertarios, quienes son hermanos de los social-revolucionarios y de los marineros del kronstadt asesinados por los bolcheviques líderes autoritarios rusos. El príncipe Bakunin, un verdadero revolucionario, decía que Karl Marx “era un Alemán autoritario”, y no le faltaba razón.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)