
Es simbólico que el triunfo de López Obrador se produzca a pocas horas de la gira de Mike Pence, vicepresidente de EE.UU., por Brasil, Ecuador y Guatemala, comprando voluntades para un cuadrillazo contra Venezuela.
López Obrador ha sido claro en señalar que México retornará a su tradicional y respetada política internacional de no intervención en los asuntos internos de otros países y de respeto a la soberanía de los Estados. Esa definición constituye por si misma una valiosa defensa de naciones que hoy se ven acosados por el imperialismo como Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua.
La política internacional del presidente López Obrador debilitará de modo irremediable al Grupo de Lima que pastorea EE.UU. Los elecciones en Colombia y México, el insignificante apoyo a Temer en Brasil y el deterioro del gobierno de Macri en Argentina, obligará a los miembros del Grupo de Lima -entre ellos Chile- a repensar su actual obediente beligerancia contra Venezuela.
Por supuesto, esto hace del actual periodo -hasta la toma del poder por López Obrador el 1 de diciembre y las elecciones de octubre en Brasil- el tramo más peligroso para Venezuela. Es ahora cuando se debe incrementar la solidaridad con la patria de Bolívar para mantener a raya la agresividad imperial.
Tanto López Obrador, admirador de Salvador Allende, como el ex guerrillero colombiano Gustavo Petro, admirador de Hugo Chávez, son líderes de una Izquierda moderada y prudente. No podría ser de otra manera dada la experiencia histórica contemporánea. Sin embargo eso no quita un adarme a la impresionante acumulación de fuerzas sociales y políticas alcanzada en Colombia y México.Millones de voluntades respaldan ambos proyectos. Su eje rector es la luchacontra la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado que se han adueñado de ambos países. Se trata de derribar barreras oligárquicas y mafiosas para asegurar el paso a conquistas de justicia social permanentes.
La tarea que tendrá el gobierno de López Obrador para desmontar el aparataje mafioso del poder y enfrentar las provocaciones del gobierno de Trump, obligan al pueblo mexicano a protagonizar una nueva revolución.
Los acontecimientos políticos de Colombia y México inyectarán oxígeno y sentido de responsabilidad histórica a la diezmada Izquierda latinoamericana.
En el caso de Chile, sus lecciones ayudarán a levantar una alternativa social y política que represente a la mayoría del pueblo. Las experiencias del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en México y del Movimiento Progresistas en Colombia, señalan que se debe rescatar el quehacer político del reducido ámbito del Parlamento para llevarlo a las casas, los barrios y poblaciones del país. Los bloques sociales y políticos que se conformaron en México y Colombia en 2011 exigieron tiempo y paciencia para levantar liderazgos nacionales basados en intachables honestidad y consecuencia. Es lo que necesitan países como Chile en que la política y los partidos, los poderes institucionales, las fuerzas armadas y policiales, y la empresa privada, seencuentran carcomidas por la corrupción y el abuso contra las mayorías.
MANUEL CABIESES DONOSO
2 dejulio