Para referirse a la golpiza que presos comunes dieron a los asesinos de doña Margarita, la trabajadora de la Universidad de Chile muerta hace pocos días para robarle su cartera, el ministro de Justicia Hernan Larraín dijo que ese hecho “es volver a la época de las cavernas”. La golpiza en prisión por cierto debe cuestionarse, pero en todo caso resulta muy curiosa y contradictoria la afirmación del señor ministro ya que jamás antes le escuchamos ni a él, ni a ninguno de los históricos pinochetistas, un calificativo similar frente a los miles de crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura.
Ese régimen impuesto en Chile por los políticos afines al ministro, más El Mercurio, La Tercera, las FFAA y Carabineros, la Corte Suprema de la época, los gremios empresariales y en primer lugar el gobierno de Nixon. Y eso sí fue el regreso a la violencia ancestral.
Por eso estimo indispensable recordarle a este funcionario de Piñera – interpelado brillantemente por nuestra compañera Carmen Hertz – algunos episodios propios de su sector político que sí han sido regresiones y no sólo a la época de las cavernas, sino a la época del nazismo alemán y el fascismo italiano.
Porque cavernícolas, señor ministro, fueron los crímenes brutales del régimen que usted apoyó, como violar mujeres y hombres e introducirles en la vagina o en el ano ratones o arañas. Cavernícola fue quemar vivos a dos jóvenes demócratas, uno que falleció y otra que sufrió graves quemaduras, Rodrigo de Negri y Carmen Gloria Quintana.
Cavernícola fue degollar a tres chilenos ejemplares, Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino.
Señor Larraín, siniestro fue haber bombardeado La Moneda, provocar la muerte del presidente constitucional Salvador Allende. Cavernícola fue haber asesinado al ex presidente Eduardo Frei Montalva o al Premio Nobel Pablo Neruda.
Grave retroceso moral y humano fue también haber asesinado a miles de chilenas y chilenos por el “delito” de pensar, o de hacer desaparecer los restos de otros miles, o haber torturado de modo diabólico a miles y miles de chilenas y chilenos de todas las edades.
O el uso de toxinas asesinas elaboradas en institutos de las propias fuerzas armadas del país con las que asesinaron a buena cantidad de compatriotas.
Señor ministro de Justicia : Volver al nazismo fue por ejemplo el caso de Colonia Dignidad, lugar que usted visitó en aquellos años y en que ha dicho que nunca vió nada extraño. Fue una plaza de carnicería humana……….. pero Ud. no vió nada. Recordará al menos al asesino nazi Paul Schaeffer, supongo…..
Cavernícolas eran quienes manejaron sitios de la muerte como Villa Grimaldi, Londres 38, cuartel Terranova. Cuartel Ollahue, Tejas Verdes, tanto como los responsables de las operaciones Caravana de la Muerte, Cóndor, Colombo, “retiro de televisores”, o los jerarcas y funcionarios de la DINA, del SIM, de la CNI y de todos los aparatos represivos del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea, de Carabineros, de la Policía de Investigaciones.
Hombres de las cavernas y del fascismo eran aquellos que quemaron libros siguiendo la máxima del español Millan Astray de “¡¡muera la inteligencia!! Por cierto repudiar lo inteligente y lo culto es algo muy propio de la derecha.
Cavernícolas y nazis son los que en Chillán destruyeron a golpe de picota el bellísimo mural de Julio Escámez alabado por la crítica nacional es internacional.
También los que intentaron asaltar a balazos la embajada de Cuba. Por cierto sin éxito.
Sin olvidar que, además de asesinar, estos cavernícolas robaban. Miles de millones saqueados por las FFAA y Carabineros, robos y malversaciones que perduran hasta nuestros días confirmando aquel inocente juego de niños que hablaba de “ paco ladrón….” Por cierto el peor de todos los ladrones fue el amado líder de la derecha y el gran empresariado nacional, don Augusto Pinochet, del que hasta el día de hoy se siguen descubriendo sus desfalcos, los de su sagrada familia y los de muchos de sus más altos funcionarios como ocurre ahora mismo.
Cavernícolas son también aquellos que con sus actos se tornan en encubridores de los peores culpables. ¿ O se le olvida al señor ministro que ha sido su gobierno el que comenzó a indultar criminales?
Un solo ejemplo : indultaron hace escasos días al coronel de ejército René José Guillermo Cardemil. Y por supuesto lo hicieron a sabiendas que fue quien, a pocos días del golpe, ordenó el cobarde asesinato de varios inocentes, chilenos y extranjeros, incluso algunos de derecha, secuestrados mientras dormían en las Torres de San Borja y llevados luego hasta la llamada “casa de la cultura” de Barrancas, hoy comuna de Pudahuel desde donde les sacaron de noche y les ametrallaron por la espalda muy cerca del túnel Lo Prado.
Ah! señor ministro no olvidemos consignar que una de las fusiladas era la ciudadana argentina doña Beatriz Elena Díaz Agüero, con un embarazo de más de 6 meses. ¿No es eso una terrible acción que degrada la condición humana de los autores?
¡Y su gobierno lo indulta como a otros que no cumplen los requisitos legales !
Todavía más : es su gobierno el que hace todo esto mientras ha revocado un mínimo beneficio acordado entregar por el gobierno anterior a los miles de torturados por la dictadura que uds. aplaudieron y defendieron. O sea que mientras los uniformados que cometieron los crímenes saquearon además ilegalmente al Estado, su gobierno le niega mínimas pensiones a las víctimas de esos uniformados. ¿No es más bien eso lo que hace retroceder al país a épocas amargas que se trata de dejar atrás?
Aun más : Señor ministro su gobierno ha solicitado al señor Contralor General de la República que por un año libere al ejecutivo de la obligación del trámite de “toma de razón” cada vez que se dicte un decreto de indulto. Usted, supongo, ha de saber que ese trámite es esencialmente el control de legalidad de los actos y resoluciones que dicten los órganos del Estado. Máxime cuando se trata de una materia tan específica y especial desde el punto de vista jurídico como son los crímenes de lesa humanidad.
Señor ministro tanto esa solicitud como lo resuelto por el Contralor son actos inconstitucionales y además violan los Tratados Internacionales suscritos y ratificados por el Estado de Chile.
Podríamos seguir con una enumeración muchísimo más extensa que la mera constatación de los ejemplos citados. Pero nuestra intención no va más allá de recordarle la verdad tal y como es y además invitarle a no emplear calificativos que más bien deben ser usados al referirse a la dictadura de Pinochet, que uds. apoyaron.
Y por supuesto de reconciliación en Chile olvídese. Verdad, justicia, reparación sí. Pero nunca perdón ni olvido.