Nunca había entendido mucho eso de la universalidad de
En el camión, cuando veníamos de vuelta del pueblo, tomamos un camino rural que se llama “Le chemin de la Liberté” (El camino de la Libertad), que era la ruta delos partisanos al Mediterráneo, del maquis francés en la lucha contra los nazis en la II Guerra Mundial. Recordé a Paul Eluard, el poeta de la Resistencia francesa, aquel del: “Yo te nombro libertad” y entendí: ¡Chucha, Chicho! Eras y eres un gigante, y no nos dimos cuenta.
A los días después, me tocó estar en Estambul, Turquía; crisol de razas y nacionalidades, donde confluyen europeos, asiáticos y africanos: búlgaros, bosnios, egipcios, griegos, kurdos y, por supuesto, turcos. Una noche fui solo a un Restaurant bosnio y estaba atendiendo la esposa del dueño, la cual no hablaba inglés, ni menos español y, por mi parte, yo no hablo turco, ni menos serbo-croata. Me indicó un par de personas sentadas, para que a través de ellas, pudiéramos comunicarnos. Les explico en mi inglés tarzanesco, qué quiero comer y ellos traducen. Mientras me atienden, me acerco a su mesa a agradecerles y ahí me entero que se trata de una mujer bosnia (la cual estaba con un velo) y un hombre egipcio. Les cuento que soy de Chile y cómo me pareció que quedaron con cara depregunta, les digo: “Do you know Salvador Allende?” (¿Conocen a SalvadorAllende?) Ambos me respondieron al unísono: “Of course!” (¡Por supuesto!). Sentí que cayeron las barreras religiosas, también las d el idioma, que se vinieron abajo las fronteras, cuando me miraron con simpatía.
A fines del año 2002, tuve la oportunidad de conocer la mayor de las Antillas, también conocida como Cuba. Estuve en varias partes y estando en La Habana, pude conocer uno de sus Hospitales más grandes, se llama “Dr. Salvador AllendeGossen”. Allí fuimos devisita con gente de la ELAM (Escuela Latinoamericana deMedicina); junto con nosotros, los chilenos, había gente de otras 16 nacionalidades. Tenían una estatua del Chicho y hubo una ponencia, donde se mostraron los avances de la medicina en Cuba, lo cual se hizo en un anfiteatro y, al final, no pude resistir la tentación y grité ¡Compañero Salvador Allende! Y no sólo no me hicieron callar los cubanos (ya que estábamos en un Hospital), si no que se escuchó un sin número de voces que con mucho sentimiento, gritaron: ¡Presente! Una vez más estábamos hermanados peruanos, bolivianos, argentinos y muchos más; y era la figura de Allende la que nos hermanaba. Sentí un gusto dulce, creo que le llaman orgullo: Allende a casi treinta años de su partida, estaba más presente que nunca.
En lugares tan distintos y tan remotos de nuestro Chilito, como en un pequeño pueblo dela campiña francesa, con un viejo mesonero; allá donde se termina Europa, cuando tienes un pie puesto en Asia, con una pareja musulmana; y en una isla en medio del Caribe, con un gran arcoiris de nacionales de
(*) Chicho: nombre popular con que era conocido Salvador Allende.
Texto presentado en un pequeño acto de Homenaje realizado el 26/6/2005, en San Bernardo, Chile.
*Este texto esta dedicado a “Beta”, Berta Avendaño quien fuera dirigente del PC deChile, fallecida el 21/6/2005