Noviembre 16, 2024

Piropo o grosería. La línea divisoria y un poco más allá

Se define al piropo en el diccionario, como: “palabra o expresión de admiración, halago o elogio que se dirige a una persona”. Si nos sujetamos a esta definición clásica, no es piropo decir en la calle groserías e insolencias a una persona. Aquí, se debe hablar de injurias gratuitas, que al expresarlas, denotan una actitud cobarde, reñida con la dignidad humana.

 

 

Si a usted se le ocurre lanzarle a una mujer un rosario de palabrotas lascivas, en las comunas de Recoleta o Las Condes —se lo advertimos— arriesga ser multado. Le aconsejamos ir al desierto de Atacama a manifestar sus libidinosos delirios. A menudo estos alardes de macho, obedecen a una cultura venida de la colonia. O si prefiere, de quienes creen que la mujer se encuentra a su servicio a toda hora. Se puede arribar a situaciones complejas, donde alguien le anuncia a una chica: “Salgamos de Las Condes, pues te quiero decir un piropo y no me atrevo a expresarlo aquí”. Si se trata de un bello piropo donde hay galantería, belleza, bien podría decirlo en cualquier parte.

Es necesario actuar con prudencia frente a estas situaciones verbales, que han llegado a enturbiar el lenguaje hablado. ¿Quién califica si cuanto se dice es ofensivo, vulgar, que hiere la dignidad de las personas o se trata de un verso de Gabriela Mistral? Hay un vacío en la ordenanza municipal. Veamos. No existe la comisión que podría llamarse: “El lenguaje callejero y sus implicancias en la vida diaria”, la cual debería ser integrada por poetas —entiéndase de ambos sexos— que evaluaría la calidad de cuanto se expresa a una mujer. Estudiar si hay agravio en las palabras o es una pacífica expresión poética, provista de metáforas. Desde luego, no se debe entregar esta función al departamento del tránsito de la municipalidad, cuyos miembros pueden ser expertos en su materia, pero ignoran cómo evaluar la ambigüedad del lenguaje. A partir de esta prohibición, ¿es lícito escribir en una novela palabras ofensivas hacia la mujer? Lindo tema para ser discutido en un simposio. El arte, la cultura avanzan por otro carril, aunque un escritor lenguaraz —y los hay por docenas— podría ser acusado de difamar a las féminas, y por mucho que viva en Rancagua o en Arica, igual es multado.

El piropo bien expresado posee cualidades que lo aproxima a la poesía, a la música, al buen hablar. Dirigido a privilegiar la belleza del lenguaje, para distanciarlo de la coprolalia, la cual ha permeado nuestro idioma. Siempre resulta más fácil en el habla cotidiana, decir groserías que usar hermosas palabras. A expresarse como borrego, cuando se acaban los argumentos. De ahí que, a nadie le gusta escuchar un rosario de majaderías, improperios de quien interfiere su intimidad. A cambio, se prefiere oír palabras galantes pronunciadas con delicadeza en el momento de la intimidad. “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas”. Proverbio árabe-indio. Los espacios públicos no pueden quedar a merced de lenguaraces y mercachifles, de mentirosos profetas venidos de Harvard. De quienes desean endulzar otra vez nuestros oídos con trilladas promesas, para volvernos a engatusar, haciéndonos creer que vivimos de piropos.  

 

 

 

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