Noviembre 16, 2024

Medio siglo de Mayo del 68

A medio siglo de Mayo de 1968, este acontecimiento sigue provocando polémica: Sarkozy quiso terminar con su recuerdo, pero por decreto no se pueden borrar los hechos históricos; para otros, fue sólo un carnaval estudiantil; para unos terceros, una revolución fracasada.  Raymond Aron se convirtió en uno de los críticos más encarnizados de la rebelión estudiantil. Para el filósofo contemporáneo,  Michel Onfray, Mayo tuvo su inspiración en Nietzsche.

 

Con mi dilecto amigo Francisco Acevedo, ( Gran médico y “asesor cultural” de Con Con), y muchos otros y otras, pertenecemos a la  generación de los años 60,  la de prohibido prohibir, la imaginación al poder, debajo del pavimento está la playa, los deseos son realidad… que, cuando éramos “más jóvenes y bellos”, nos impulsaron a tomarnos universidades ”, con la meta de cambiar el capitalismo y el poder de la noche a la  mañana: para nosotros todo era posible, sin obstáculos en el camino.

La generación de los 60 está marcada por el rechazo a la guerra de Vietnam. Como decía la canción del cantautor Víctor Jara “…los vietnamitas son chiquititos…” y, claro está, Mayo del 68 y la irrupción de los hippies, (con el LSD incluido), en California, como también los Beatles, en Inglaterra.

En historia y sociología siempre hay que distinguir el acontecimiento de la coyuntura del escenario  y del largo período. El acontecimiento de 1968 sólo ha sido mirado muy parcialmente por la crítica, quedándose solamente en la rebelión estudiantil y en los enfrentamientos en el Barrio Latino, principalmente en los alrededores de La Sorbona, Panteón, pero sin comprender su carácter universal.

La revolución del 68 tuvo diferentes matices: en Alemania Federal la rebelión estudiantil fue mucho más profunda que en París, pero ha sido olvidada por haber carecido de apoyo obrero; su héroe, Rudy Dutscke, asesinado por la policía, prácticamente es un desconocido.

En la Primavera de Praga es más recordado fue  Alexander Dubcek que el estudiante Jan Palach, asesinado en 1979, buscando el socialismo “con rostro humano”.

Hay que entender el Mayo del 68 no por su derrota, sino porque se ubica en el largo período histórico: relacionarlo con la Primavera de los Pueblos, de 1948, con la Revolución Rusa de 1906 y con la de febrero  y octubre del mismo año de 1917; además, con las tomas de fábricas y la huelga general de 1936, en Francia, durante el Frente Popular; la huelga obrera de mayo de 1968 convocó a más de 6 millones de trabajadores y fue más poderosa que la de 1936, (ambas huelgas fueron detenidas por el Partido Comunista francés: la de 36, por Maurice Thorez y la del 38, por George Séguy, jefe de la CGT).

La actuación de Georges Pompidou, en ese entonces Primer Ministro, fue hábil al lograr separar la huelga obrera de la estudiantil, con los famosos Acuerdos de Grenelle, entre trabajadores, empresarios  y gobierno llegando a subir el sueldo básico en un 35%, y el común, en un 10%, además del 50% de los sueldos no pagados durante los días de huelga. Cuando Séguy rindió cuentas en la usina de Renault sobre los Acuerdos de Grenelle, fue pifiado por los obreros, descontentos con sus líderes por haber traicionado la reivindicación.

En mi exilio en Francia recorrí el país acompañado por dirigentes de la extrema izquierda francesa – Rojo y la Línea Comunista Revolucionaria – y pude conocer los valores intelectuales de este sector de la izquierda, quienes sabían más sobre Salvador Allende y el golpe de Estado que los mismo chilenos que, incluso, teníamos la audacia y un orgullo mal interpretado por el solo hecho de haber sido testigos directos de los sangrientos acontecimientos. Los fundadores de la extrema izquierda francesa fueron  protagonistas principales de los largos debates, que tenían lugar, las 24 del día, en el Teatro Odeón, frente a la estatua del revolucionario francés George Dantón, (capaz de hablar días completos para evitar que la guillotina cortara su cabeza).

El quiebre entre la política y la ciudadanía ha existido casi siempre en todas las latitudes, pero se radicalizó en Mayo del 68: Pierre Mendés France, en ese tiempo líder del Partido Socialista Unificado y, además, varias veces Primer Ministro en la IV República, intentó formar gobierno, pero no fue muy bien acogido por los estudiantes; otro tanto intentó el líder de la izquierda, François Mitterrand, pero también fracasó.

El General  Charles de Gaulle reconocía su impotencia y no entendía para nada el movimiento estudiantil. Su promesa de convocar a un referendo sólo sirvió para radicalizar el movimiento, incluso, muchos miembros del gaullismo pedían que el general dejara el poder a causa de su edad.

El movimiento del 68 tuvo mucho que ver con el líder argentino, Ernesto Che Guevara y con Ho Chi Ming, pues los gritos, durante las marchas, eran “Ho, Ho,  Ho Chi Ming, Che, Che, Che Guevara”.

Daniel Cohn Bendit, en ese entonces un libertario, hoy es miembro del Parlamento Europeo, y un liberal ecologista, desde Nanterre, en marzo de 1968 la cabeza del movimiento estudiantil, hoy  declara que se aburrió de hablar de Mayo del 68. El gobierno de De Gaulle, cometiendo una grave imprudencia, decidió desterrar a este líder a Alemania, provocando el grito internacionalista “somos todos judíos alemanes”, que se imita hasta hoy.

Al regreso de De Gaulle de su viaje a Rumania, no cabe duda de que existía un verdadero vacío de poder: nadie se atrevía a ocupar el trono presidencial, quizás no por grandeza y altura de miras, como lo hiciera Emiliano Zapata, sino por falto de apoyo y temor a la ciudadanía. Por lo demás, para los comunistas De Gaulle era soportable, pues se había atrevido a negarse a integrar la OTAN, a promover la independencia de Quebec, del resto de las provincias de Canadá, al gritar en uno de los balcones “Vive le Québec livre”.

En los últimos días de mayo de 1968 De Gaulle decidió, en secreto, tomar un helicóptero en compañía de su esposa e hijos, y huir a Alemania, a la ciudad Baden Baden, a fin de dialogar con el General Charles Massu, quien le aseguró el apoyo del ejército a su mando.

Con el apoyo del ejército, El Presidente De Gaulle recuperó el ánimo, y en discurso en la televisión francesa (había dos canales solamente), anunció que no iba a renunciar a su cargo y agregó que disolvería la Asamblea Nacional y convocaría a elecciones en el mes de junio de 1968.

Hoy existe la historia de las mentalidades, que trata de personajes comunes y corrientes. En estas últimas décadas se han publicado muchas obras sobre la vida diaria de los franceses de esa época: la dificultad para aprovisionarse en la huelga general de los trabajadores, la inexistencia del transporte público, sumado al temor de que la extrema izquierda se tomara el poder.

(Aún falta reseñar el papel jugado por la extrema derecha, reunida en el grupo llamado Occidente, que odiaba tanto a De Gaulle como a la extrema izquierda).

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

12/05/2017                          

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