La casa Central de la Universidad Santa María de Valparaíso, amaneció tomada por estudiantes mujeres este viernes 11 de mayo, sumándose a una serie de acciones y movilizaciones similares que se están produciendo en el país. La llama feminista está empezando a prender las praderas estudiantiles a lo largo de Chile.
Paros y tomas en distintas sedes de carreras y campus universitarios, como también en establecimientos educacionales secundarios, han comenzado a mostrar una lucha organizada e implementada por mujeres que, a diferencia de las tradicionales movilizaciones estudiantiles, posee características particulares, con, a mi parecer, una base ideológica que va mucho más allá de planteamientos meramente economicistas como son el fin al lucro y el CAE.
En este caso las consignas levantadas son en contra del abuso, el acoso sexual y la violencia de género pero que, de alguna manera, engloba el concepto de abuso de poder que se ejerce sobre todas las personas en una sociedad mercantilista y patriarcal.
Hoy en la mañana cuando fui a registrar algunas fotografías a la Universidad Santa María conversé con unos funcionarios que no habían podido ingresar, preguntándoles que opinaban de la toma, contestándome que estaban de acuerdo con ella, ya que esto desde hace mucho tiempo que se “esconde debajo de la alfombra”, además, expresaron “es verdad que se habla de acoso y abuso sexual, pero esto tiene que ver también con el abuso de poder que sufrimos cotidianamente nosotros como trabajadores”.
Debo confesar que, a pesar de tener incorporado en el subconsciente los conceptos machistas producto de años de una cultura hegemónica basada en el poder dominante, poco a poco, y gracias a la participación durante estos últimos años en numerosas actividades y movilizaciones desarrolladas por colectivos y organizaciones feministas, he podido ir asimilando una serie de conceptos tales como violencia de género, sociedad patriarcal, sororidad, etc. ,que aparecen condensados en una consigna que siempre está presente durante las movilizaciones en las pancartas y lienzos como es “ La revolución será feminista o no será ”.
Y esta concepción, a mi modo de ver, encierra una visión muy de fondo, ya que plantea la eliminación de relaciones de poder cimentadas durante siglos, no sólo en el ámbito cultural, sino también en aspectos económicos, “a igual trabajo igual salario”, y en las estructuras mismas del poder, exigiendo participación paritaria en todos los ámbitos del quehacer de la sociedad.
Junto a los diferentes planteamientos políticos que tengamos para buscar terminar con el modelo neoliberal imperante, que es una nueva expresión del modelo capitalista de explotación en donde se exacerba el consumismo y el egoísmo, necesariamente deben estar incorporados los conceptos que están levantando con fuerza las mujeres, que van más allá de las diferentes visiones que poseen la amplia gama de colectivos y organizaciones feministas existentes en la actualidad.
Pienso que todavía no asimilamos el trasfondo verdaderamente “revolucionario” del movimiento que hoy comienza a florecer, implementado por un segmento de las mujeres ideológicamente más preparadas, pero que lentamente irá tomando cuerpo y estimulando el debate ideológico en otros sectores, y que, pienso, se transformará en una clase magistral para la sociedad entera, a través de la movilización y la lucha que llevan adelante.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 11 de mayo de 2018