Noviembre 15, 2024

A 42 años de la emboscada de Calle Conferencia

Inmediatamente producido el Golpe, comienza a funcionar la primera dirección clandestina comunista. La encabeza Víctor Díaz López, que ha ocupado hasta el 11 de septiembre el cargo de Subsecretario General del Partido Comunista (PC); como especie de Subsecretario General asume Mario Zamorano; Américo Zorrilla, como Organización; Uldarico Donaire [‘Rafael Cortés’], como Encargado de Control y Cuadros; Víctor Cantero, finanzas; Jorge Muñoz, trabajo con profesionales e intelectuales; Inés Cornejo, Femenina; Jorge Insunza; José Weibel, encargado de las Juventudes Comunistas.

 

 

 Funciona durante dos años y medio. Durante este lapso tiene modificaciones.

Américo Zorrilla, debe abandonar el País, por razones de seguridad; se incorporan por algún tiempo Víctor Galleguillos y Pedro Henríquez. También lo hace Juan Carlos Arriagada, cuando asume como encargado de las Juventudes Comunistas.

 

 

EL PC EN LA MIRA DE LA DICTADURA

 

 Hacia 1975 las acciones públicas y clandestinas antifascistas adquieren notorio incremento. Ello preocupa a la Dictadura. Sus órganos secretos detectan que en ellos hay una influencia muy grande del PC. Entonces, deciden lanzar una violenta ofensiva terrorista contra los comunistas. Se crea un organismo especialmente dedicado a destruir físicamente sus dirigentes y militantes más destacados. Es el Comando Conjunto. 1976 es un año en que el Partido Comunista recibe todo el peso de la represión fascista.

 

 Según el Informe Rettig, el Comando Conjunto es “una agrupación de inteligencia que operó aproximadamente entre fines de 1975 y el término del año 1976, y cuyo objetivo principal fue la represión al Partido Comunista. Durante este período se ha comprobado que fue responsable de la desaparición forzada de cerca de 30 personas… El Comando Conjunto no tuvo una formalización institucional. Funcionó, simplemente, de hecho. Estaba formado, principalmente, por agentes pertenecientes a la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA) y contó, más tarde, con participación importante de efectivos de la Dirección de Inteligencia de Carabineros (DICAR). Contó, también, en menor medida con la participación de agentes del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) y con algunos efectivos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE). Además, colaboraron con ese Comando miembros de la Policía de Investigaciones de Chile y civiles provenientes de grupos nacionalistas o de extrema derecha”[1]Según afirman Ascanio Caballo, Manuel Salazar, Oscar Sepúlveda en su obra La Historia Oculta del Régimen Militar, el Comando Conjunto “lo dirigía un comandante de la Fuerza Aérea (FACH): Edgar Ceballos Torres. Su jefe operativo era un civil incorporado a la FACH, Roberto Fuentes Morrinson [‘El Wally’]”.

 

 En una nota, agregan: “El juez Cerda comprobó en 1985 que un grupo de 47 personas se habían asociado ilícitamente para operar contra miembros del Partido Comunista”

 

 

SIGNOS QUE PRESAGIAN LA TRAGEDIA

 

 En 1975 son detenidos Miguel Estay Reyno, René Basoa. Un año antes, el 5 de agosto de 1974, ha caído en manos de la tiranía Carol Flores. Los tres militantes del Partido relacionados con tareas de inteligencia y el trabajo de autodefensa. Son ferozmente torturados. No resisten. Terminan por convertirse en agentes de los servicios de inteligencia vinculados a la Fuerza Aérea. Ello les permite dar duros golpes a la dirección clandestina de las Juventudes Comunistas y a las estructuras regionales del Partido en 1975.

 

 Las olas de detenciones, iniciadas en 1974 con la detención de Jorge Montes, aumentan en 1975 con la colaboración de los delatores y termina por aplastar a dos direcciones del Partido, en 1976.

 

 Según afirma Rolando Álvarez, “La represión del Comité Regional Sur constituye una de las páginas más violentas del historial represivo de la dictadura de Pinochet”[2].

 

 Muchos dirigentes comunistas son detenidos y bárbaramente torturados. El saldo es terrible: muchos mueren, otros se alejan del Partido por miedo o por remordimientos. Hay quienes resisten y vuelven a la lucha clandestina. Entre ellos están Luis Ramos y Armando Mena.

 

 

CALLE CONFERENCIA 1587

 

 Al producirse el golpe fascista del 11 de septiembre de 1973, Mario Zamorano es Secretario Nacional de Organización del Partido; como muchos otros heroicos comunistas, pasa a la clandestinidad. Forma parte del Comité Central clandestino encabezado por el camarada Víctor Díaz.

 

 

 

 El dirigente comunista Víctor Cantero, relata: “La reunión que se iba a realizar en la casa de calle Conferencia 1587, en Santiago, tenía por objetivo estudiar el tema sindical. Por eso, además de la Dirección clandestina –Mario Zamorano, Jorge Muñoz y Uldarico Donaire– concurría también Jaime Donato, del equipo sindical. Habíamos tomado como norma de seguridad que a toda reunión de la Dirección dos de sus miembros no participaban. En esta ocasión, nos correspondió a Víctor Díaz y a mí no asistir”[3].

 

 La DINA, que ha estado vigilando la casa de calle Conferencia nº 1587, monta en ella una “ratonera”. El 4 de mayo de 1976, luego de una larga y tensa espera, cerca de las 19,30 horas, llega a ese domicilio Mario Zamorano. Tal como lo había hecho en otras ocasiones, tira de un cordel que abre la puerta de entrada. Entonces, los agentes se abalanzan sobre él. Se produce un fuerte forcejeo. Zamorano se resiste ante sus captores. Al no poder dominarle, uno de los esbirros de la tiranía le dispara un balazo. Testigos presenciales relatan que, luego de escuchar el sonido de la descarga, ven que Zamorano sangra abundantemente de una pierna. Los agentes lo vendan y encierran en una pieza posterior. Mario Zamorano cae en las garras de la DINA un día antes de cumplir los 45 años de edad.

 

 Cerca de las 20 horas, llega Jorge Muñoz Poutays, quien, luego de ingresar a la casa, es capturado.

 

 A las 22,30 horas los miembros de la DINA sacan a los dos detenidos desde la casa de calle Conferencia nº 1587. A Mario Zamorano lo llevan arrastrando, envuelto en un cubrecama. Lo ingresan en la Posta Central esa misma noche, con sus reales iniciales M. J. Z. D. y con el diagnóstico de “diabetes”. Permanece en ese lugar cinco días, para ser después trasladado al Hospital Militar. Posteriormente, es llevado al recinto de la DINA en Villa Grimaldi, al igual que los otros detenidos en la calle Conferencia (Jorge Muñoz Poutays, Jaime Patricio Donato Avendaño, Uldarico Donaire Cortez y Elisa del Carmen Escobar Cepeda)

 

 Poco, después, el compañero Víctor Díaz es detenido, el 12 de mayo, en una casa de Bello Horizonte 979, en Las Condes.

 

 Todos ellos pasan a ser detenidos desaparecidos.

 

 

 

 ¡Honor y gloria a estos héroes de nuestra época!

 

 

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 


[1]Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación, La Nación, martes 5 de marzo de 1991, página 102

[2]Rolando Álvarez, obra citada, página 126.

[3]  Víctor Cantero: conversación con el autor. Santiago, 10 de junio de 2001. Reproducido enFernando Ortiz: Lecciones de clase, del autor (inédito).

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *