Noviembre 15, 2024

El conflicto de Corea y su posible solución

Después del fin de la segunda guerra mundial, la península de Corea se dividió en dos zonas enemigas entre sí. El norte ocupado por la Unión Soviética, cayó bajo el control del Partido Comunista Coreano. El sur, ocupado por los Estados Unidos, cayó bajo el control de políticos coreanos pro capitalistas y pro occidentales. Este conflicto ideológico y político se transformó en un tema irreconciliable entre las dos Coreas y en pocos años, creó las condiciones suficientes y necesarias para que estallara una catastrófica guerra. Este terrible conflicto bélico se desarrolló en los primeros años de la década de los años 50 del siglo XX. No obstante, esta es la única guerra moderna que aún no tiene un tratado de paz definitivo. La región sólo sobrevive con un muy débil armisticio.  Ya van casi 70 años donde el peligro de pasar de una guerra fría a una guerra caliente en los últimos meses, se ha acrecentado y ahora tiene la potencialidad de desatar la tercera guerra  mundial.

 

 

         Después de todo este largo tiempo de extrema tensión bélica, Corea del Norte llegó a la conclusión que la única manera de evitar una desastrosa guerra con los Estados Unidos era desarrollar su propio poder nuclear. La  historia del planeta en las últimas 7 décadas, señala con absoluta claridad que las potencias occidentales no atacan a países no occidentales si estos están armados con bombas nucleares. No obstante, las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, piensan que el programa nuclear de Corea del Norte no es solo un programa defensivo.  Se alega que este belicoso y desquiciado país tiene tendencias expansionistas contra Corea del Sur y también constituye un peligro para Japón  y otros países aliados con los Estados Unidos.

         Ahora a comienzos del año 2018, el programa nuclear de Corea del Norte, ya está casi completo. Ya tiene las armas atómicas necesarias y también los cohetes intercontinentales para transportarlas. Sólo faltan algunos detalles relacionados con la entrada de dichos cohetes a la atmósfera terráquea y luego el perfeccionamiento de la dirección de estos cohetes a sus blancos predeterminados en territorio enemigo.  Si Corea del Norte adquiere la capacidad técnica necesaria para guiar sus armas nucleares con precisión hacia sus objetivos predeterminados; los occidentales temen que la capacidad de los Estados Unidos para defender a sus aliados en Asia, se vería gravemente reducida. Esta situación es algo que la elite cosmopolita, multicultural y globalizante que aún predomina en los Estados Unidos, no puede aceptar. Esto implicaría el comienzo de la retirada de los Estados Unidos del continente asiático.

         Para entender con mayor claridad el modo de pensar de la elite multicultural, cosmopolita y globalizante que dominó a los Estados Unidos en los años 90 del siglo XX y que aún controla al partido demócrata y parte del liderazgo republicano (a excepción del presidente Trump); es preciso recurrir a los trabajos del profesor Huntington y muy en particular al capítulo 12 del libro titulado El Choque de Civilizaciones. ([i]) Este capítulo 12 se titula “El Oeste, Civilizaciones, y Civilización”.

         A continuación se hace un apretado resumen del capítulo en referencia. Huntington parte señalando que todas las grandes civilizaciones que creen que ellas representan el fin de la historia humana, caen invariablemente en un acelerado proceso de decadencia civilizacional. Este fenómeno le pasó al imperio romano, al califato Abbasid, al imperio Mughal, al imperio otomano y finalmente al gigantesco imperio británico. Se señala textualmente “sociedades que asumen que la historia ha terminado, son sociedades cuya historia en verdad ya ha empezado a declinar” ([ii]).  Huntington sostiene que occidente ha caído en el gran peligro de seguir la misma ruta negativa de las otras grandes civilizaciones, que primero declinaron y luego invariablemente murieron.

         Huntington señala que la civilización occidental nació en el siglo IV después de Cristo. Sus antecedentes remotos están en el imperio romano de occidente y aún en la más antigua civilización griega. La civilización occidental se consolida culturalmente entre el siglo VIII y X después de Cristo. Su base religiosa y poderoso pegamento cultural es el cristianismo. Por muchos siglos, occidente fue una sociedad feudal y primitiva. Las constantes guerras feudales siempre terminaron por producir tremendas hambrunas y pobreza extrema. Los árabes al invadir a España en el siglo VII después de Cristo, trajeron antiquísimos textos y libros griegos y romanos que describían en detalle el esplendor de dichas civilizaciones. Particularmente de su filosofía y de su ciencia. Estos mismos textos pasaron siglos después a Italia y en los siglos XIII y XIV después de Cristo ellos fueron traducidos con la ayuda de grandes mercaderes venecianos y florentinos que querían racionalizar y mejorar sus empresas comerciales. Particularmente les interesaban las técnicas contables y la preparación de documentos legales. Fue ahí donde los académicos italianos descubrieron algo mucho más importante y esto incluía el arte, el arte de la guerra, la filosofía, la ciencia y particularmente la política o la ciencia para administrar el Estado. Estos conocimientos, traducidos por los académicos italianos, se expandieron hacia el norte de Europa, por brillantes y dedicados alumnos y así ellos sembraron las semillas del renacimiento. Pocos años después, el norte de Europa cambió del catolicismo al protestantismo. Esto ocurrió el siglo XVI y ello creó un cambio religioso fundamental. Con este cambio vino el renacimiento de la ciencia y la tecnología moderna y como causa de esto, posteriormente se produjo la revolución industrial. Con estos cambios fundamentales trascendentales, el oeste avanzó a años luz en su desarrollo económico y social. Pero aún más importante, gracias a este avance científico, también se desarrolló enormemente el arte de la guerra y con ello, occidente fue capaz de conquistar militarmente a todo el planeta. ([iii])

         Para el año 1914,  la civilización occidental era suprema y dominaba casi todo el planeta y también su economía. No obstante, la catastrófica primera guerra mundial debilitó a la civilización occidental en forma sumamente significativa. Luego la segunda guerra mundial la debilitó aún más. La hegemonía occidental pasó del imperio británico a los Estados Unidos de América. Simultáneamente la difusión masiva del conocimiento científico y técnico, gradualmente empezó a penetrar todos los rincones del planeta. Con el fin de la guerra fría en 1989, el mundo cambió de un modelo bipolar (los hegemones eran Estados Unidos y la Unión Soviética) a un brevísimo periodo unipolar, donde Estados Unidos pasó a ser el hegemón mundial. No obstante esta hegemonía, duró menos de 10 años y de ahí se pasó a un mundo multipolar conformado por ocho grandes civilizaciones y culturas. Este es el mundo multipolar que existe hoy día.

         Huntington escribiendo a mediados de los años 90 del siglo XX señalaba que la civilización occidental estaba enfrentada a un gravísimo peligro. Las causas de este enorme problema son dos. Primero, la pérdida de la religiosidad en Europa y segundo, la pérdida de la  cohesión social en los Estados Unidos. En Europa la gente ya casi no va a las iglesias. Por su parte los estadounidenses, se están rebelando contra su cultura y su carácter nacional originario.  Este carácter originario está representado por la cultura WASP (blanco, anglosajón y protestante, en sus siglas en inglés). Esta cultura fue la que creó y luego desarrolló a los Estados Unidos. Pero a fines del siglo XX, ha nacido un nuevo carácter nacional llamado “multiculturalismo”. Este nuevo carácter nacional ha nacido debido a que las poblaciones minoritarias no blancas y no europeas, se niegan a aceptar y respetar los viejos mitos, creencias y tradiciones que dieron origen a la nación estadounidense. Las minorías se hacen fuertes y defienden la cultura de sus ancestros originarios. Estos son los nativos americanos, los asiáticos, los negros, los emigrantes provenientes de países islámicos, y sobre todo los hispánicos. Todas estas minorías no aceptan los valores anglosajones y con mucha fuerza piden igual respeto y consideración por sus valores originarios. Pero lo que es más importante, también a esta potente rebelión cultural se agregan la rebelión de las minorías homosexuales, y muy particularmente la rebelión de las mujeres.  De esta forma, todas estas minorías juntas, hacen una aplastante nueva mayoría que normalmente apoyan las políticas cosmopolitas y globalizantes del partido demócrata. De esta manera, cada grupo minoritario, defiende con uñas y dientes su identidad y reniega con fuerza de la identidad originaria, es decir, de la identidad WASP. Huntington señala con alarma que si este cambio cultural continúa, este fenómeno terminará por destruir la base cultural originaria del país. De producirse todo esto, el protestantismo y su ética de trabajo desaparecerán y dejará de ser lo que ha sido y se convertirá en una versión reducida y corrupta de una inoperante “naciones unidas”.  Señala que el gobierno empezará a fallar así como hoy día falla el gobierno de la Organización de las Naciones Unidas. Se perderá su estructura centralizada y esto llevará al caos político y administrativo total.

         Huntington señala que hoy día (mediados de los 90) a consecuencia de este gigantesco cambio cultural, la ética de trabajo se ha corrompido. El ciudadano promedio ha pasado de ser un trabajador productivo a un consumidor hedonista y corrupto. Ya no se invierte en el desarrollo futuro. Las ciudades y la infraestructura nacional se deterioran irreversiblemente. La sociedad estadounidense ha entrado en una vorágine imparable de indulgencia. Este tipo de decadencia ética es precisamente la etapa que eventualmente hundió a todas las grandes civilizaciones del pasado. Con una elite corrupta y con un pueblo corrupto, la salvación es casi imposible.

         Huntington señala que lo único que podría salvar al oeste es una férrea y sólida unión atlántica. Es decir, una nueva OTAN para la defensa y un mercado común unido tanto para Europa como para los Estados Unidos. Esta nueva unión sería capaz de fortalecer la economía occidental y así derrotar los enormes desafíos que le están creando las otras civilizaciones del planeta. Huntington señala que el partido demócrata se ha convertido en el principal defensor del multiculturalismo y también de la defensa de las minorías estadounidenses. Si estas tendencias continúan, pronto Estados Unidos se transformará en un país dividido (TornCountry). Es decir un país en que dentro de sus fronteras conviven culturas antagónicas y hostiles entre sí. Algo parecido a lo que ocurrió en Yugoeslavia y la Unión Soviética, poco antes de su desaparición. La ideología o credo político (en este caso el liberalismo) no es un cemento o pegamento suficiente para mantener la unidad nacional. Así como la ideología comunista, no fue capaz de mantener unidos ni a Yugoeslavia ni a la Unión Soviética, los países divididos internamente (torncountry) terminan por dividirse y desaparecer. Es por todo esto que es importantísimo tomar todas las medidas inmediatas que sean capaces de reconquistar la unidad nacional y el respeto y lealtad a la cultura WASP original.

         Huntington señala con toda claridad, que las minorías deben aceptar su rol minoritario y respetar y defender las antiguas tradiciones culturales que fundaron al país. Indica que el pluralismo cultural es fatal, este pluralismo invariablemente destruirá a la sociedad estadounidense y con ella se extinguirá el poder que el país aún tiene.

         Huntington concluye su devastador diagnóstico señalando que la declinación civilizacional se produce cuando las elites se corrompen y usan los excedentes económicos en actividades no productivas y que sólo satisfacen la egolatría y los lujos de las corruptas elites dominantes. Por su parte los pueblos se dedican a consumir en vez de producir. Los ricos en su gran mayoría no viven de sus actividades productivas y empresariales; sino que viven de sus inversiones en bonos, acciones y otros instrumentos bursátiles. Como resultado de toda esta decadencia cultural, la civilización transita de su etapa universal (donde existe paz interna) a su larga etapa decadente. Se producen así las crisis económicas. El nivel de vida de las grandes mayorías decae. Las elites (religiosas, intelectuales, sociales, económicas y políticas) pierden el apoyo de las masas. Las masas bajo el peso de las crisis económicas se niegan a pagar impuestos y asumir una defensa activa en la protección de la sociedad. Se inicia la guerra política interna, la que eventualmente termina en guerras civiles. De esta forma la sociedad entera se debilita y fatalmente termina por morir.

         Finalmente, la sociedad en estado de decadencia extrema y en estado moribundo, es atacada por enemigos externos y así ella no puede defenderse. La sociedad en decadencia muere pues es asaltada y destruida por invasiones bárbaras y salvajes provenientes de civilizaciones más jóvenes pero más poderosas. Huntington concluye la descripción de su tétrico ciclo señalando que este proceso de decadencia ha sido analizado y discutido extensivamente por muchos historiadores de civilizaciones, siendo los más importantes Spengler, Toynbee y Quingley.

         Más adelante en la parte final de su capítulo, Huntington señala que hay tres conclusiones generales de su libro y ellas deberían ser estudiadas por los líderes occidentales y por los estadounidenses en particular: primero, los líderes pueden alterar o cambiar la realidad, sólo si la comprenden a cabalidad. Los líderes estadounidenses, como lo demuestra su conducta internacional actual, tozudamente no aceptan dicha realidad. Ellos desafortunadamente siguen creyendo que están en un mundo unipolar donde Estados Unidos es el hegemón supremo. Pero desgraciadamente, para los líderes estadounidenses, el mundo es multipolar y el tema de la cultura es vital. Señala que debido a estas tremendas fallas de diagnóstico hechas por la elite, el presidente Bush (padre) y el presidente Clinton, han tenido mayúsculos problemas. Apoyaron tozuda y activamente el proceso de unificación tanto de Yugoeslavia como de la Unión Soviética. Todo esto cuando nada que se pudiera hacer por parte de potencias externas podía mantener dicha unidad.  Promovieron el NAFTA (tratado de libre comercio con México) y la alianza con México esperando que dicho país podría integrarse con la cultura canadiense y estadounidense. Esto no pasó y México entró en un periodo de increíblemente graves turbulencias culturales que ponen en mortal peligro su existencia. En otras palabras, los líderes estadounidenses porfiadamente no quieren reconocer que la unipolaridad ya no existe y que los deseos del hegemón ya no se cumplen. Todo esto lleva a los líderes de occidente a cometer garrafales errores con nefastas consecuencias futuras.

         En segundo lugar, los líderes estadounidenses sufren derrota tras derrota por que se resisten a abandonar políticas que sí fueron adecuadas para la guerra fría pero que hoy son catastróficas cuando dicha guerra ya no existe.  La OTAN se mantiene y expande como si la guerra fría siguiera vigente y con esta estúpida y ridícula conducta se ofende a Rusia innecesariamente. Se insiste en una alianza con Japón y esta es contra China. Se ignora que Japón y China tienen culturas similares. Finalmente se señala que el tratado anti balístico es intocable. 

         En tercer lugar, los líderes de Estados Unidos sincera y absurdamente creen que la cultura occidental es una cultura universal.  Ellos absurdamente piensan que los líderes y pueblos no occidentales sinceramente aspiran a ser como los occidentales, es decir, fervientemente desean adoptar sus valores, instituciones y prácticas culturales. Esto es definitivamente falso, inmoral y peligroso.  Es falso y esta es la tesis central de todo el libro. Hay miles de trabajos académicos donde se prueba que los pueblos no occidentales sólo desean rescatar sus culturas ancestrales y perfeccionarlas. De occidente solo quieren aprender su arte de la guerra. El creer que la cultura occidental es universal es altamente inmoral, pues los no occidentales adoptaron los valores del oeste cuando ellos fueron impuestos a sangre y fuego por la aplastante fuerza del imperialismo occidental.  El imperialismo es la conclusión lógica del universalismo. Se ignora estúpidamente que el oeste ya no tiene la fuerza política y militar para volver a las prácticas imperialistas del siglo pasado.  Esta actitud de los líderes occidentales es peligrosa pues ella puede provocar una guerra de civilizaciones en la cual el oeste probablemente será derrotado. El oeste no puede parar a China, por el contrario, debe aprender a convivir con China.

         Huntington concluye señalando que a la civilización occidental vale la pena salvarla pues es única. Los líderes occidentales no deben intentar cambiar a otras civilizaciones ya que ello no es posible y esto debido a la evidente declinación del poder militar occidental. Simplemente no hay suficiente fuerza para imponer dichos cambios. Sólo hay fuerza para tratar de salvar al oeste. Si este es astuto, podría entrar en acomodaciones, ajustes y compromisos. La única obligación real de los líderes estadounidenses de acuerdo a la constitución, es tratar de preservar, proteger y renovar las cualidades únicas de la cultura estadounidense.  Para conseguir todo esto, los futuros líderes estadounidenses deben tratar de alcanzar nueve objetivos importantes:

1.  Conseguir una mayor y más sólida integración del oeste. Aquí la unidad económica, política y militar es vital. Europa occidental y los Estados Unidos, incluyendo a Canadá, deberían conformar una sola entidad política.

2.  Incorporar a la alianza atlántica a los Estados católicos y protestantes de la Europa oriental, incluyendo a los Estados Visigrados, repúblicas bálticas, Eslovenia y Croacia.

3.  Apoyar y empujar la occidentalización de América Latina.

4.  Tratar de impedir por métodos pacíficos el desarrollo de armas nucleares en los Estados islámicos y en los Estados de la civilización china.

5.  Tratar de impedir por medios pacíficos que Japón se pase a la órbita china.

6.  Aceptar que Rusia es legítimamente el Estado central de la civilización ortodoxa y que los Estados del Cáucaso y Ucrania pertenecen a dicha civilización.

7.  Mantener por medios pacíficos la superioridad económica, tecnológica y militar de occidente por sobre las otras civilizaciones.

8.  Dejar de intervenir inmediatamente en los asuntos internos de otras civilizaciones. Esto es vital para mantener la paz mundial.

9.  Fortalecer por todos los medios pacíficos posibles, la alianza atlántica entre Estados Unidos y Europa occidental.

El capítulo 12 de Huntington termina con una tétrica descripción de un terrible escenario futurístico donde los líderes cosmopolitas de los Estados Unidos, particularmente radicados en el partido demócrata, violan todas las recomendaciones de Huntington, incluidos en los 9 puntos anteriores e intervienen militarmente en un conflicto entre Vietnam y China. A raíz de esta estúpida intervención, en los asuntos internos de otra civilización, se desencadena una terrible sucesión de eventos que terminan en la tercera guerra mundial. 

Volviendo a la situación actual en Asia, es posible anticipar un escenario pacífico favorable a todos. El presidente Trump, leal a las promesas electorales pasadas, está dispuesto a reducir compromisos internacionales que ponen en peligro la prosperidad y estabilidad de los Estados Unidos. Su grito de guerra en la campaña fue “America First” por lo tanto este vital llamado es respetado por el presidente al pie de la letra. Sus asesores le informan en detalle que el espinoso  tema de las armas nucleares en poder de Ucrania fue pacíficamente resuelto en los años 90 del siglo pasado. En aquella fecha Estados Unidos aceptó que dichas armas fueran entregadas a Rusia, líder de la civilización ortodoxa. En forma similar, ahora, el presidente decide aceptar que las armas nucleares de Corea del Norte sean entregadas a China. De esta manera, la reunión que el presidente Trump tiene con el líder norcoreano, termina amigablemente y el gravísimo problema es resuelto pacíficamente. Gracias a esta inteligente maniobra, el presidente Trump y el líder surcoreano reciben el premio Nobel de la paz. Por su parte el planeta tierra logra seguir su camino hacia la consolidación de un nuevo orden multipolar donde todas las 8 grandes culturas del planeta se pueden desarrollar y prosperar pacíficamente.

 

F. Duque Ph. D

Cientista Político

Puerto Montt, 1 de mayo de 2018

 

           

 

 

 


[i]Ver Samuel P. Huntington. The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order. Simon & Schuster, New York 1996.

[ii]Ibid. Pg. 301

[iii]El distinguido escritor y académico Geoffrey Parker señala con erudición y precisión y muy abundante documentación, que la expansión de la civilización occidental (The Rise of the West) dependió en una inmensa medida del devastador y eficiente ejercicio de su fuerza militar. El balance militar entre Europa y sus adversarios de ultramar fue gradualmente inclinándose a favor del oeste. La causa clave y crucial para el éxito y dominio occidental y su tremenda capacidad para crear los primeros imperios globales entre 1500 y 1750, dependió principal y fundamentalmente de los tremendos avances y en la habilidad que el oeste rápidamente desarrolló para ganar guerras. Esto es lo que se ha pasado a llamar “revolución militar”. Fue así como esta revolución militar se expandió por el planeta y ella permitió que la revolución industrial europea, pudiera vender sus productos en el resto del planeta. La expansión del oeste fue así  inmensamente facilitada e impulsada por su superioridad en la organización, disciplina y entrenamiento de sus tropas. También un factor crucial, fue la aplastante superioridad de las armas de fuego occidentales, a lo que se agregaba los inmensos adelantos en la organización del transporte bélico, la logística y la creación de servicios médicos especializados. Toda esta inmensa ventaja fue posible gracias al liderazgo occidental en la creación y conducción de la revolución industrial. Así la revolución industrial, paralelamente, creó la revolución militar. Estas dos grandes revoluciones gradualmente se apoderaron del mundo. Esto no fue por la superioridad de las ideas, valores o religión en manos de los occidentales (religión a la cual muy pocos miembros de las otras civilizaciones fueron convertidos voluntariamente), lo significativo aquí fue la aplastante superioridad occidental en la aplicación de la violencia brutal y organizada. Los occidentales siempre se olvidan de este importantísimo detalle, pero los no occidentales nunca lo olvidan y naturalmente tratan de repetirlo. A partir de la década de los años 80 del siglo XX, las civilizaciones no occidentales, se han puesto en una imparable campaña para obtener un poder militar igual o superior al que occidente tiene. Esta es la fuerza central detrás de la carrera por conseguir armas nucleares por parte de las civilizaciones no occidentales. Este esfuerzo naturalmente es algo que occidente jamás podrá controlar ni evitar.  Ver Geoffrey Parker The Military Revolution and the Rise of the West Cambridge: Cambridge University Press, pg. 4; ver tambiénHuntington, TheClash of Civilizations and the Remaking of World Order ob. cit. pg. 51

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